Yolanda Dorda, el arte del placer femenino
La artista Yolanda Dorda (Barcelona, 1974) consigue plasmar como nadie la intimidad del universo femenino en un lienzo. Observar sus obras es como mirar a través de una mirilla y descubrir las escenas íntimas y cotidianas que se mantienen alejadas de las miradas indiscretas. Su pintura es una oda a la mujer empoderada, libre y desinhibida sexualmente. Una mujer que disfruta del placer y de su cuerpo sin tabúes. Una pintura que derrocha un erotismo alejado de la mirada masculina.
Del Mediterráneo al Atlántico
Yolanda Dorda nació a la orilla del Mediterráneo, pero sus pasos artísticos se encaminaron hacia las frías aguas gallegas. Desde Barcelona hasta A Coruña, esta artista mitad catalana, mitad gallega, también ha vivido y se ha empapado del arte en otras latitudes. Su estancia en Londres, por ejemplo, imprimió en su pintura la influencia de la figuración inglesa que observamos en sus vigorosos trazos.
Trazos decididos, fuertes, pero, al mismo tiempo, armónicos, que nos transportan a espacios reconocibles en los que podemos ver a la mujer dándose placer, disfrutando de su intimidad, de su propia sexualidad. Reconociendo su cuerpo, amándolo y experimentando. Palpando cada forma, cada pliegue; sintiendo la humedad y el calor. Despertando en su soledad, haciéndose fuerte en su propio espacio, reivindicando su lugar en su propia intimidad, pero también en el mundo. Un acto de empoderamiento que trasciende el espacio privado para pisar con más fuerza en el público.
Yolanda Dorda: una nueva visión del cuerpo y del placer femenino
Las obras de Yolanda Dorda son, en cierta manera, autobiográficas. Ella está presente en cada lienzo, aunque no veamos su propia imagen. Cada una de sus obras son su propio reflejo adoptando múltiples y sinuosas formas, como un anfibio que se adapta a cada entorno y despliega toda su belleza.
En cada trazo compartimos con ella el impulso enérgico de la creación. Una nueva oportunidad para jugar con la luz y las sombras, con los contrastes, las formas y los colores. Un patio de juegos en el que la artista da rienda suelta a su forma tan particular de plasmar la intimidad de la mujer, o la infancia y la inevitable pérdida de la inocencia, todos ellos temas recurrentes en su obra.
Como decíamos, la infancia también está muy presente en la obra de Yolanda Dorda. Una propuesta artística que transita cómodamente entre lo real y lo imaginario. Como en la propia niñez, cuando la realidad y la imaginación se confunden y se entremezclan para crear mundos extraordinarios. Algo similar ocurre en las obras de Dorda, en las que una suerte de realismo mágico se cuela por cada esquina para ofrecernos otra forma de mirar, un nuevo punto de vista.
Emociones a flor de piel
La emoción está muy presente en la obra de Yolanda Dorda. El placer tiñe su paleta con tonos rojizos y ocres, pero los grises están también muy presentes. Grises en toda su escala para transmitirnos momentos de dolor o para reflejar el lado oscuro que habita en todos nosotros e incluso en forma de traumas que pueden adueñarse de la infancia. Porque en la obra de Dorda hay mucha piel, carne, labios, miradas y fluidos, pero también hay mucho de lo que no se ve pero que llega como un disparo para erizarnos la piel.
Decíamos que en su obra ha influido la figuración inglesa con autores como Lucian Freud o Paula Rego. También han influido en su obra Nobuyoshi Araki, Georg Baselitz, Euan Uglow o el video artista Bill Viola. Con toda esta inspiración y con la que rescata de sus propias vivencias, Yolanda Dorda ha construido una deslumbrante obra que destaca por su valentía, fuerza y pureza.
Puedes ver otras obras de Yolanda Dorda en su página web y en su perfil de Instagram. Si quieres leer más noticias sobre Arte, visita la sección completa.
Portada: Óleo sobre papel. Yolanda Dorda, 2008. ©Yolanda Dorda.