‘Yoga Hosers’: Snoochie Boochies (parte 12)
A estas alturas debemos admitir que las películas de Kevin Smith son, como mucho, un complemento a su verdadera obra. Si vemos Yoga Hosers, nos damos cuenta de que lejos quedan los días de Clerks, Chasing Amy, o Dogma. Mi director favorito (por razones sentimentales) sigue siendo culturalmente relevante gracias a su labor como youtuber y podcaster. Como cineasta… no tanto.
Yoga Hosers y la hoja de arce
Si dijimos que Tusk era una película de Kevin Smith para Kevin Smith… su siguiente incursión cinematográfica se lleva la palma. Nacida, de nuevo, en un episodio de SModcast, Yoga hosers se planteó como el segundo capítulo de su historia canadiense.
Y es que a Kevin le unen muchos lazos con el True North. Para empezar, estudió cuatro meses en la Escuela de Cine de Vancouver (ojalá hubiese terminado el curso, opinarán algunos). También es un fanático del hockey, el deporte nacional de Canadá, y un asiduo del Festival Internacional e Cine de Toronto, ciudad en la que cuenta con multitud de seguidores.
La mayor parte de Yoga hosers se rodó entre agosto y septiembre de 2014. El rodaje se concluyó tiempo después para ajustarse a la apretada agenda de Johnny Depp, el conocido actor que interpreta un desternillante papel en el film. Finalmente, se estrenó en enero de 2016.
Todas las labores de producción, promoción y distribución se realizaron al más puro estilo Kevin Smith. Teniendo millones de oídos asegurados en multitud de plataformas online, no se gasta ni un duro en publicidad. Luego se va de gira con sus películas, llenando teatros y salas de cine a base de largas sesiones de Q&A. Así que, pese a no rascar bola en taquilla, termina sacando rédito de todo cuanto hace.
¡No quiero morir en Canadá!
Yoga Hosers se centra en dos amigas del alma de nombre Colleen que viven en Manitoba. Por las mañanas van al instituto y por las tardes trabajan en el Eh-2-Zed, una tienda de ultramarinos. ¿Os suena? En sus ratos libres tocan en una banda de pop rock compuesta por ellas mismas y un treintañero tatuado que no se sabe muy bien qué pinta ahí. También asisten a clases de yoga, del que son fanáticas, y lidian con los quebraderos de cabeza propios de su edad.
Hasta ahí todo (más o menos) bien. La cosa se complica cuando son abordadas por el detective de policía Guy Lapointe (sí, el mismo que atrapó al asesino Howard Howe en Tusk). Este les comunica que han sido hallados en el pueblo varios cadáveres violentamente mutilados, y que todas las pistas apuntan a su pequeño colmado.
A partir de este momento, la película quiere convertirse en un thriller cómico que incluye pequeños nazis asesinos hechos de bratwurst, un científico loco criogenizado, y un monstruo con una máscara de portero de hockey.
Una fiesta de salchichas
Adrien Arcand fue un periodista canadiense en la vida real, nacido en 1899, que lideró varios movimientos de ultraderecha en Canadá. Entre ellos, el National Unity Party, abiertamente filonazi. En la ficción, se le atribuye una alianza con un científico alemán.
Dicho científico es Andronicus Arcane, interpretado por Ralph Garman. Antes del alzamiento de Hitler, Arcane había sido un escultor de vanguardia. La crítica del momento, sin embargo, fue tan duro con él que terminó por perder la cordura. Garman se muestra desatado en el papel. El copresentador de Hollywood Babble-On da rienda suelta a toda su comicidad, e incluso ofrece una pequeña muestra de sus grandes dotes como imitador de voz.
Johnny Depp vuelve a encarnar a Guy Lapoint, esta vez con más espacio para desvariar. El actor está prácticamente irreconocible con un gorro, peluca, bigote y nariz postiza. Tras el rodaje de Yoga Hosers, Depp afirmó que sería feliz apareciendo únicamente en películas de Kevin Smith. Y aunque entendemos que lo dijo por simpatía, debió divertirse mucho interpretando un papel que le permitió, no solo hacer el gilipollas todo lo que quiso, sino también actuar junto a su hija: Lily-Rose Depp.
Esta dio vida a Colleen Collette. Harley Quinn Smith, por su parte, encarnó a Colleen McKenzie bajo la divertida (y orgullosa) mirada de su padre.
Además de dirigir el film, Kevin prestó su oronda figura para los bratzis, una especie de oompa-loompas que no levantan ni un palmo del suelo, con bigote a lo Hitler, y que matan a gente introduciéndoseles por el ano y despiezándolos desde dentro. Os juro que no me lo estoy inventando.
Justin Long (que ya trabajó con Kevin en Zack y Miri hacen una porno y Tusk) es Yogi Bayer, el inestable monitor de yoga de las chicas.
Cerrando el reparto, Austin Butler y Tyler Posey aportan sus caras bonitas como Hunter y Bob, dos chicos que van al mismo instituto que las Colleen e intentan engañarlas para realizar un ritual satánico.
Por último, Yoga Hosers nos obsequia con tres sorprendentes cameos: uno de Jason Mewes (del que ya hemos hablado largo y tendido en anteriores artículos), Kevin Conroy (el mejor intérprete de Batman que ha habido), y Stan Lee (¡excelsior!).
¡Malditas, yoga hosers!
Mira que me gusta Kevin Smith, pero esta película es prácticamente indefendible. La sitúo por encima de Cop Out por su nulo sentido del ridículo y su marcado encanto de serie b. También porque se nota que está hecha con sumo cariño, y hay algo de entrañable en la idea de un padre rodando una peli con su niña.
Por lo demás… poco o nada. Kevin intenta realizar un comentario sobre la Generación Z y queda más boomer que nunca. Además, contiene un subtexto de rencor hacia los críticos de cine que chirría un poco. Comparto plenamente la actitud positiva de Smith hacia el arte de otros, y me disgustan como al que más las posturas de odio. Pero la gente tiene tanto derecho a opinar como él a hacer películas de variable calidad.
Y la crítica, por cierto, se cebó con Yoga Hosers. Por poner un ejemplo, Matt Pais (del Chicago Tribune) dijo que lo mejor del film es simple y aburrido, y que el resto vomita sobre sí mismo. ¿Diría yo esto? Ni por asomo.
Yoga Hosers ofrece momentos de mucha diversión, como cuando las Colleen están en el colmado luchando contra los bratzis y se escucha de fondo una punk cover de The Hockey Song; o cuando Arcane explica su malvado plan imitando las voces de Al Pacino, Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Adam West, y Ed Wynn. La cinta plantea unos conceptos tan estrafalarios que bien podrían haber funcionado en otras circunstancias. Y el descaro de Kevin haciendo lo que le da la gana es de admirar, así como su filosofía de “yo me lo guiso, yo me lo como”.
Con esto nos acercamos al final de la filmografía del director de Nueva Jersey. Comenzamos reseñando Clerks hace unos meses (cuando éramos jóvenes y alocados) y ya solamente nos queda su decimotercera y última película hasta el momento: Jay y Bob el Silencioso Reboot.
Námaste para todos.
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