Sitges 2021: ‘Violation’, el tiempo y el trauma
Ser espectador de Violation (2020) significa presenciar algo que te han contado muchas veces teniendo la sensación de que es la primera vez que te lo muestran. Conseguir producir esta sensación es todo un logro para una película basada en el argumento de violación y venganza. Y realmente es un logro merecido, porque tiene suficientes elementos diferenciadores para que tengamos la sensación de que lo que estamos presenciando no es, para nada, lo mismo de siempre.
Violation, es una película codirigida y protagonizada por Madeleine Sims-Fewer y codirigida por Dusty Mancinelli. La película narra unos días de vacaciones en los que conviven una pareja en crisis, formada por Miriam (Madeleine Sims-Fewer) y Caleb (Obi Abili), con una pareja plenamente enamorada, formada por Greta (Anna Maguire) y Dylan (Jesse LaVercombe).
Greta y Miriam son hermanas, mostrándose aparentemente muy cercanas, aunque es fácil que aparezcan tensiones entre ellas. Sin embargo Dylan y Miriam parecen ser amigos desde antes que Dylan empezase la relación de pareja Greta, mostrando entre ellos una confianza realmente cercana. Es en este contexto de seguridad, con Miriam rodeada de sus seres queridos, es donde se produce la violación de Miriam, a la que le sucede la venganza como consecuencia.
Violation: Bases diferenciales
Sin embargo hay dos aspectos fundamentales que diferencian esta película de otras sobre violación y venganza. La primera es el tratamiento de la venganza como experiencia no catártica. A diferencia de lo habitual, la venganza no se va a disfrutar como suele ser habitual, sino que resulta en una experiencia nuevamente traumática para Miriam.
Este planteamiento deja al espectador sin respiro a lo largo de todo el film. Lo sume en las profundidades de experimentar el trauma de la violación sin dejar espacio para el alivio.
La segunda diferencia fundamental es la relación de los personajes con respecto al hecho de la propia violación. Miriam se ve aislada del grupo, que se niega a admitir que la violación ha sucedido. El grupo de confianza que le acompaña, incluido el violador, culpa a Mirian tildándola de egoísta y cobarde. Acusándola de no querer afrontar que ha tenido una aventura con la pareja de su hermana.
La realidad de lo que le ha sucedido a Miriam se convierte en una narrativa paralela que ningún miembro del grupo quiere aceptar, reprochándole que insista con su versión. La realidad de Miriam se trata como una fantasía irresponsable que le aísla, convirtiéndose para su propia hermana en la agresora.
Estos dos cambios diferenciales nos sumergen de lleno en la profundidad de la psique de Miriam. Da completamente la vuelta a lo que se supone es experimentar una película al estilo de I Spit on Your Grave (1978; 2010), Revenge (2017) o Promising Young Woman (2020). En Violation no hay espacio para la liberación ni la catarsis. La película nos sumerge en las profundidades del trauma, la incomprensión y el aislamiento.
Las huellas de Trier
El arranque de Violation deja claro el punto de inspiración en las formas narrativas de Lars von Trier. Imágenes ralentizadas, con una estética dura, sin lugar para tonos cálidos, junto con el acompañamiento musical de Stabat Mater dolorosa (1736) de Giovanni Battista Pergolesi, dan lugar a que emerja un aroma claramente reconocible para los seguidores de la última etapa de Trier.
La densidad de la imagen ralentizada se funde con el ritmo musical barroco, donde las notas se van sucediendo sin prisa y la voz atraviesa el tiempo sobre ellas, formula que remite por ejemplo al inicio de Anticristo (2009). La combinación consigue que la imagen se sublime al mismo tiempo que se anuncia la tragedia inevitable.
Este aroma a Trier se va a mantener a lo largo de todo el film. Encontrando formas comunes en el gusto por la división estructural de la narrativa o la aparición de interludios entre los diferentes bloques.
También lo recuerda en el tratamiento de la violencia, áspera y sin ningún tipo de celebración o exaltación. No hay espectáculo en la violencia, sino que las cosas suceden de una forma similar a lo que podría sucedernos a nosotros, que no tenemos experiencia o habilidad alguna para matar o pelearnos. Y sobre todo, resulta común a Trier, el gusto por el desplazamiento de la violencia física hacia la violencia psicológica.
Violation: Estructura narrativa y estética
La gestión de la narración y la estética del film es uno de los grandes méritos del film. A partir de este punto es necesario explicar varios puntos importantes de la trama, por lo que, si el lector no ha visto el film debe plantearse continuar leyendo o lanzarse primero a ver la película.
La gran división estructural del film aparece en el tratamiento diferenciado entre la primera y la segunda mitad. La segunda parte resulta una variación de la estética y estructura narrativa de la primera, pero es en la primera mitad donde el juego adquiere mayor riesgo y efectividad.
Esta primera parte está orientada a la narración de la violación y la venganza, iniciándose y cerrándose con las secuencias donde aparece el lobo.
Este primer bloque está orientado sobre todo a como el espectador va a experimentar la violación de Miriam. El hecho de que las escenas de la violación y la venganza aparezcan prácticamente consecutivas y se sitúen hacia mitad de la película nos muestra que la intención dramática es totalmente diferente a lo que estamos habituados.
La violación aparece como un desencadenante al que se le suma la venganza como potenciador del desencadenante. No existe separación entre estos hitos narrativos, como suele hacerse cuando se busca lograr la catarsis al ejecutar la venganza.
Esta primera mitad del film rompe claramente con la narración lineal, mostrando al espectador fragmentos correspondientes a diferentes periodos temporales. La gestión de la información está sumamente cuidada. Facilitando que el espectador tarde en entender claramente en qué momento se encuentra tras el salto temporal y, sobre todo, que el espectador no llegue a ser consciente de que ha sucedido una violación. Esta estructura da una sensación de caos y desorden que intentamos estructurar en función de lo que vamos deduciendo conforme va avanzando cada escena.
Estos bloques temporales van separados por pequeños interludios que suponen una variación estética en el film. Música amenazante acompañada por planos distorsionados y planos detalles de insectos muertos, atrapados en telarañas y flores adhesivas. Planos de una naturaleza implacable, que podrían incluirse en películas de eco-terror como In the Earth o Gaia.
Estos breves interludios resitúan emocionalmente al espectador y anteceden una ruptura temporal sin dar ninguna pista que permitan al espectador ubicarse de forma clara.
Los bloques temporales de la primera mitad
A pesar de los saltos temporales, el entorno es el mismo. La estación es la misma, pero los personajes son diferentes. La sensación que se produce en el espectador es extraña. La ruptura temporal está gestionada de tal forma que parezca que no ha pasado el tiempo.
El único elemento que nos está indicando una ruptura temporal está prácticamente trabajado por el departamento de peluquería. Esta apuesta narrativa produce una sensación de estancamiento y falta de fluidez a pesar de percibir la existencia del salto temporal.
Además, cada bloque temporal termina con una pregunta abierta; ¿Porque mira Dylan a Miriam de esa forma? ¿Qué va a hacer Miriam con ese tarro que acaba de sacar de una bolsa cuando nadie la ve?, ¿Por qué acaba de golpearle con un bate?
La maravilla de la estructura temporal y gestión de la información que conforma la película se aprecia especialmente en el momento de la violación gracias a la gestión de información y los interrogantes abiertos a través de todos los bloque previos.
En el primer bloque se nos presenta al grupo donde Miriam se siente acogida y protegida. Sobre todo centrándose en la relación de confianza con Dylan, al que llega a decirle “Tus pecas se ven más intensas este año”, mostrando el nivel de conocimiento que tienen entre ellos. Este bloque se corta justo antes de que se produzca la violación, que de momento, no se puede intuir.
Tras este primer bloque se da paso al segundo, tiempo después de la violación, donde percibimos claramente el giro en la relación entre las hermanas. No entendemos qué ha sucedido, pero Miriam ha pasado de tener mucho aprecio por Dylan a decirle a su hermana que no es una buena persona para ella.
Miriam está desesperada por el afecto de su hermana, mientras Greta se comporta de forma agresiva con ella.
Por último tenemos un tercer bloque en el que Dylan explica a Miriam como recuerda el encuentro sexual que han tenido, que lo recuerda como consentido e incluso bonito.
El momento de la violación como condensador dramático
El hecho de narrar previamente a que el espectador sea consciente de la violación, la relación con la hermana tras la violación y la idea que tiene Dylan de lo que ha sucedido supone un potenciador enorme del hecho traumático en el momento de mostrarlo.
En el momento que sucede la violación el espectador conoce plenamente como va a reaccionar todo su grupo de confianza como consecuencia de lo que está sucediendo. Las consecuencias se han planteado previamente sin desvelar el evento traumático, por eso como espectadores sentimos que sucede todo de golpe, porque además de estar viendo la violación estamos en ese mismo instante reinterpretando todas las secuencias que han sucedido hasta ahora en Violation.
A nivel estético, el momento de la violación adquiere el tono de los interludios, adquiriendo la gama cromática el azul grisáceo utilizado para los planos de naturaleza amenazantes.
Esta vez no aparecen detalles de la naturaleza, sino detalles del cuerpo de Miriam, que al principio es acariciado por Dylan mientras duerme, para terminar violándola.
Planos detalle donde los poros de la piel llenan de textura el paisaje corporal mostrado en el encuadre, mientras suena la delicada pieza musical Dying Embers de Andrea Boccadoro.
Miriam aparece como los seres vivos indefensos mostrados en otros planos de interludios anteriores, incapaz de defenderse de la amenaza. Solo sus ojos se abren y, sin fuerza para defenderse, permanece consciente de todo lo que le está sucediendo. Los diferentes encuadres de sus ojos abiertos nos recuerdan la consciencia de que le están violando sin poder defenderse.
La imagen es etérea por la fusión del ralentizado de cámara y la música de Dying Embers, que produce el mismo efecto de Stabat Mater dolorosa al inicio del film.
Miriam esta desubicada y su realidad ha pasado a ser otra diferente a la de todos los que le rodean. Acaban de ser violada pero eso solo va a formar parte de su realidad, nadie más lo va a aceptar.
El momento de la violación no nos está mostrando únicamente la violación. Como espectadores sucede al mismo tiempo que somos conscientes de todas las consecuencias que va a tener en la protagonista en el futuro, gracias al orden temporal de la narración y la gestión de la información que han realizado.
Violation: Venganza sin catarsis
La vuelta a la realidad tras la violación es con Dylan ya atado en la silla. Justo a mitad de la película llega la venganza. Momento en el que ya entendemos plenamente todo lo que está sucediendo.
No hay espectáculo en la violencia de la venganza. La violencia no son fuegos artificiales catárticos. La venganza no es liberadora, sino casi una necesidad desesperada en un intento de borrar las heridas del trauma. Este tipo de violencia resulta claramente incomoda al espectador.
Tras este bloque donde se representa la venganza, aparece una escena en la gama cromática azul grisácea puramente simbólica, donde el lobo y Marian se encuentran cara a cara y el lobo acaba mostrando piedad.
Si en la primera escena del film hemos visto unos planos donde aparece el lobo y otros donde unas piernas de mujer caminan, en este punto se cierra el circulo estructural y Miriam se encuentra con el lobo.
Segunda mitad de la película
A partir de este momento se inicia la segunda mitad de la película. Desaparecen los interludios y la estética azul grisácea junto a las escalas de plano cerradas comienza a invadir la narrativa de todo el film.
El trauma ha invadido la vida de Miriam y aquella forma estética de mostrar una potencial amenaza externa ahora inunda la pantalla.
Los saltos temporales comienzan a ser claramente comprensibles. No hay periodos temporales nuevos, por lo que vamos volviendo a periodos que ya se han abierto durante la primera mitad. Los saltos temporales pasan a ser por corte directo y no necesitan mayor explicación para ubicar al espectador.
Esta segunda parte del film se centra en mantener la psicología de Miriam en el trauma de la violación a flor de piel para el espectador. No hay tregua tras el suceso. Sufrimos el rechazo a entenderla, especialmente doloroso por parte de su hermana, que le arroja un hiriente “sabía que no podía confiar en ti”.
El distanciamiento y rechazo de su núcleo de confianza llega al punto álgido cuando, de nuevo, vuelve a sonar Stabat Mater dolorosa y la cámara vuelve a fijarse en los ojos de Miriam, que observa a su hermana y Dylan dormir desnudos como si nada hubiese pasado.
Los ojos de Miriam vuelven a ser ojos para contemplar la violencia, esta vez no física, sino psicológica. Este punto es el que el espectador sabe que no va a haber marcha atrás y terminará en la venganza de Miriam. De nuevo el espectador lo sabe porque ya lo ha experimentado, gracias a la estrategia estructural del film.
En este punto de la narración el espectador tiene claramente dibujado en su cabeza el presente, pasado y futuro de Miriam. Entendiendo donde se puedo evitar la tragedia mientras nadie hizo algo para evitarlo.
Inevitablemente, este punto nos lleva visualmente, manteniendo Stabat Mater dolorosa junto con sonidos de martillo, a Miriam machacando los huesos del cadáver de Dylan. Polvos que mete en un tarro de cristal, como el que sacó preparando el helado unas cuantas escenas antes.
Conclusiones
No deja de sorprender que un film basado en la violación de la protagonista y su posterior venganza sea realmente un film de psicología fina y detalles pequeños.
Violation es un film de matices y de atmosferas, hilvanado desde el detalle, para transgredir su propia construcción meticulosa mediante acciones brutales y ásperas. Es en este sentido, entre otros, donde podemos observar un rastro claro que proclama a Lars von Trier como antecesor directo.
Además, cabe destacar la calidad de las interpretaciones. Todos los actores, especialmente Madeleine Sims-Fewer, muestran un detalle emocional y psicológico que ensalzan todo el hilvanado estructural del film. La interpretación es detallada y sobre todo es valiente y totalmente comprometida con el proyecto.
Violation renueva el subgénero, atacando a fondo estructura, estética y ética. No solo nos cuenta algo que ya hemos visto antes desde una forma y estructura diferente, sino sobre todo, desde un punto de partida ético completamente renovador.