‘Todo va a estar bien’, la serie mexicana que quiere acabar con el matrimonio
Año 2019. Julia (Lucía Uribe) y Ruy (Flavio Medina) están casados y tienen una hija, pero hace tiempo que no funcionan como matrimonio. Después de que Ruy tenga actitudes muy machistas con una de sus compañeras de trabajo, Julia decide terminar la relación de una vez por todas. Su hija Andrea (Isabella Vázquez), de ocho años, sufrirá la separación y se apoyará en la criada, Idalia (Mercedes Hernández), quien también se enfrentará a las consecuencias de esta ruptura.
Este es el argumento de Todo va a estar bien (2021), la serie creada y dirigida por Diego Luna, coproducida por Gael García Bernal, que sugiere un nuevo punto de vista, con mucha conciencia feminista, sobre el matrimonio.
Gracias a Josh Thomas
Me topé con esta serie sin querer, un día, buscando Todo va a ir bien, de mi amado Josh Thomas. Como tengo debilidad por las portadas y hacía mucho tiempo que no veía una serie mexicana, probé a ver un capítulo. Y me gustó muchísimo. Incluso más que la de Thomas.
Lo primero que me enganchó fue su enfoque feminista. La serie empieza con una escena en la que vemos a Julia y a Ruy por separado, contestando diferentes preguntas de cara a conseguir la futura potestad de su hija. Algunas son sexuales y en ellas, Julia es cuestionada, Ruy no. Además, todos los personajes de la serie están experimentando un despertar feminista. Por ejemplo, los personajes femeninos son mujeres por las que claramente ha pasado y pasa el machismo. Tanto Julia, cuando es llamada “puta” en una discusión de su pareja, como Idalia, cuando confiesa que prefiere ver a su marido de vez en cuando que todos los días, son mujeres reales en un contexto post #Metoo.
Este feminismo radical va acompañado, lógicamente, de otras ideas progresistas que logran dar una atmósfera compleja y humana a la historia. Demostrando, también, una conciencia de clase por parte de los creadores.
El uso de la comedia, bastante bien repartida y diseñada en esta serie, se utiliza, por ejemplo, algunas veces, para ridiculizar a los propios protagonistas y a su condición de burgueses progresistas. Me encanta como, por ejemplo, Ruy y Julia intentan darle unos valores progresistas a la niña, pero cuando la llevan a comprarse un disfraz, acaba escogiendo el disfraz de princesa ante la mirada atónita de Julia.
Todo va a estar bien: “El matrimonio, al institucionalizar el amor, lo mató”
Sin embargo, si algo es ridiculizado y cuestionado en Todo va a estar bien es la institución del matrimonio. La mirada de la magnífica Lucia Uribe a su marido, bajo esa luz verde monstruo, en la boda de su hermana, mientras suena de fondo la canción Demolición de Los Saicos, es la representación perfecta de un ser humano harto de prisiones innecesarias.
Entre las muchas cosas que lastran nuestra libertad individual y social, está esa cosa creada por la religión (otro de sus regalos) llamada “matrimonio”. “El matrimonio, al institucionalizar el amor, lo mató” dicen al principio de la serie.
Cuando vemos, al final, que Lucía y Ruy, no solo se han reconciliado, sino que han metido a un tercero en la relación, ya libre de nombres y etiquetas, aunque no de polémica, comprendemos que no hay amor sin libertad y que el amor puede tener todas las formas que realmente queramos, mientras que no se haga daño a nadie.
Pero para llegar a esa conclusión hay que deconstruirse y eso es también algo que muestra muy bien la serie (aunque a un ritmo muy rápido, claro). Me gusta mucho el capítulo en el que, después de haber sido acusado de acoso sexual, Ruy es obligado a ir a clases de feminismo, tras las cuales, sufre un despertar que cambia completamente su relación con el mundo y con su anticuado rol de rey de la manada. Machitos con despertares feministas reales. ¿Cuántos hemos visto hasta ahora en televisión? Hacen falta más, señores.
Gran dirección
Todo lo demás en la serie está muy al nivel de estas elevadas reflexiones. Estética indie urbanita, gran protagonismo de la banda sonora, diálogos realistas, maravillosa fotografía, giros de guion justificados con originalidad y, sobre todo, una gran dirección. Creo que Diego Luna, al que nunca había visto dirigir hasta ahora, saca un gran partido del lenguaje audiovisual sin llegar a caer en la sofisticación elitista de algunos autores de cine y televisión.
Todo va a estar bien es una cálida, divertida e innovadora serie mexicana que te hace sentir que el futuro está pasando y que, efectivamente, todo va a estar bien, aunque todavía quede un ratito. Os animo a sumaros a este movimiento anti-matrimonio hecho televisión. Podéis disfrutar de él en Netflix.