‘The Wilds’: el caballo de troya del sistema patriarcal
La serie de Amazon Prime The Wilds, estrena su esperada segunda temporada. Una predecible sucesión de situaciones que terminan de dar forma al subtexto ya planteado en la primera. Una serie de narrativa perfectamente construida. Ocultando bajo su brillantez, un mensaje capitalizado muy peligroso. Repleto de connotaciones heteropatriarcales. Dañinas para el movimiento feminista.
El argumento principal de la serie creada por Sarah Streicher resuena como una fórmula ya llevada a cabo en televisión. ¿Qué pasaría si soltamos a varias mujeres en una isla y observamos cómo se desarrollan las relaciones entre ellas? ¿Y si lo hacemos con los hombres? Supervivientes (Mediaset, 2000-), Gran Hermano (Mediaset, 2000-2017) … realities de televisión que buscan la audiencia más inmediata. La que busca el mayor sensacionalismo en pantalla. Más conflicto, más audiencia. Si trasladamos esta idea a la ficción tenemos producciones como la serie de culto Lost, la saga de Los juegos del hambre de Suzanne Collins, la reciente Yellowjackets o el fenómeno de Netflix de El juego del calamar (2021-). El concepto de voyeurismo más escalofriante. Que busca su mayor placer en el sufrimiento de la persona en pantalla.
The Wilds (Amazon, 2020-) perpetúa la misma idea. Con un subtexto mucho más peligroso para la sociedad. Que se oculta bajo la estética de una serie diversa. Incluso se nombra la palabra feminismo en diversas ocasiones. No obstante, el objetivo final es esbozar al feminismo como el malo de la película. La mujer feminista que busca demostrar la superioridad de la mujer sobre el hombre. Concepción que, definitivamente, no tiene absolutamente nada que ver con el feminismo. Y ahí reside su mayor amenaza. Sobre todo, teniendo en cuenta el público objetivo al que va dirigido la serie. La adolescencia.
La construcción narrativa es brillante. Atractiva. Y mantiene a la audiencia en vilo durante cada minuto de proyección. Y precisamente en esa excelencia reside su mayor peligro. Descubriéndose como el caballo de Troya que el sistema heteropatriarcal lanza a la sociedad más joven. Algo que ya se atisbaba en la primera temporada. Termina por salir a la luz en la segunda. Y se predice más evidente ante el planteamiento de la continuación en una tercera parte.
La supuesta apariencia de diversidad, totalmente superficial y cuestionable [esta apartado contiene algunos SPOILERS]
En pleno siglo XXI el público ya está acostumbrado a ver colectivos diversos en televisión. Diversidad LGTBIQ+, diversidades funcionales, étnicas, etc. En series dirigidas a la adolescencia esto es incluso más evidente. Como se puede observar en brillantes producciones como Sex Education (Netflix, 2019-), o Euphoria (HBO, 2019-).
La serie de Amazon tenía un amplio espectro de posibilidades para representar. Con 8 adolescentes en cada temporada, el abanico de orientaciones sexuales, identidades, etnias, etc., era inmenso. Sin embargo, todo termina por construirse alrededor de estereotipos comunes. Estigmatizando incluso, a aquellos personajes que se salen de lo normativo. Sin existencia alguna de personaje trans, bisexuales o con diversidad funcional – entre otras muchas opciones -. Los personajes homosexuales representados son muy cuestionables. Perpetuando así además el binarismo normativo que atraviesa y vertebra toda la serie.
En la primera temporada, son Shelby (Mia Healey) y Toni (Erana James) los personajes homosexuales. Ambas encarnando arquetipos muy evidentes. Shelby, la joven católica que no puede desarrollar su verdadera orientación sexual por el rechazo de su familia. Toni, la joven abiertamente homosexual con estética normativamente “masculina”.
En la segunda temprada, solo hay un personaje que es homosexual. Intersectando también su etnia con la orientación sexual. Ivan, encarnado por el actor Miles Gutierrez-Riley. Este, se enfrenta continuamente con el personaje blanco heterosexual que encarna el arquetipo del joven popular, racista y homófobo. Sin embargo, en la serie, el personaje de Ivan es el que se estigmatiza. Revelando a lo largo de los episodios cómo Kirin (Charles Alexander), el joven blanco heterosexual, es en realidad la víctima de la pésima actitud de Ivan.
Una desafortunada representación del colectivo LGTBIQ+ que de nuevo rodea al personaje homosexual de narrativas negativas. Convirtiéndole además en el villano. Y haciendo que la audiencia empatice con el personaje que le oprime.
The Wilds: “El amanecer de Eva”, y la competición con Adán [este apartado contiene algunos SPOILERS]
En el final de la primera temporada se revela el nombre del proyecto: “El amanecer de Eva”. Un título con connotaciones evidentemente católicas. Donde se pone a competir a Adán y a Eva. A las mujeres y a los hombres. Una “batalla de géneros” donde Gretchen (Rachel Griffiths) es la mujer que, en la sombra, maneja los hilos de dicha competición.
En relación con Eva, también hay múltiples referencias al rol de la maternidad. Y a la ausencia de la figura materna como detonante de la agresividad y la masculinidad tóxica. El hecho de no tener un referente femenino convierte al hombre en un animal irracional. Una afirmación indudablemente peligrosa. “Queríamos ser hombres. Pero algunos nos convertimos en monstruos”.
Y es que el principal objetivo del proyecto llevado a cabo por Gretchen es demostrar precisamente eso. La superioridad de la mujer sobre el hombre. El comportamiento violento y agresivo inevitable de las masculinidades. Masculinidades hegemónicas y normativas que han sido esbozadas por el sistema heteropatriarcal. Construyendo roles de género sociales inevitables.
El uso intolerable del feminismo como herramienta patriarcal
El feminismo lucha por eliminar esos roles de género. Esas presiones sistémicas y sociales que se imponen sobre hombres y mujeres. Sobre cómo debe comportarse cada grupo. Y dentro de ello, las masculinidades es uno de los temas más invisibilizados. “Ni machismo ni feminismo”. Un argumento ortodoxo y erróneo que compara dos conceptos totalmente diferentes.
El feminismo también busca subvertir los roles de género masculinos. Las masculinidades impuestas que dicen que los hombres no lloran. Que deben ser agresivos y valientes. Idea perpetuada a lo largo de toda la segunda temporada de la serie The Wilds.
En el caso de la serie, la prisión se constituye en forma de isla. Y los barrotes que rodean a la juventud que la habita son levantados por la mujer feminista.
Sin embargo, la prisión real es el sistema heteropatriarcal. Donde todo el mundo reside. Y donde algunos, incluso, viven en tales posiciones de privilegio que ni siquiera son capaces de ver las cadenas que les mantienen aprisionados.
Porque como bien decía Jodorowsky: “los pájaros nacidos en jaulas creen que volar es una enfermedad”. Y es esencial dibujar de forma nítida los barrotes en las mentes de aquellos que aun no las perciben. Siendo la ficción televisiva uno de los recursos más útiles hoy en día, para crear este efecto de transformación social.