‘The Sandman’: Vidas breves (Parte 7)
Dos puertas hay del Sueño. Una de ellas de cuerno, según dicen, por donde se permite fácil paso a las sombras verdaderas, la otra es toda brillante con la lumbre del albo marfil resplandeciente. Por esta los espíritus solo mandan visiones ilusorias.
Virgilio, La Eneida.
Bienvenidos de nuevo al Sueño. Hoy soñaréis con el séptimo arco argumental de esta obra: Vidas breves, que comprende los números 41 al 49 de la serie.
Como curiosidad, decir que es el único arco enteramente dibujado por la misma persona: la veterana dibujante Jill Thompson.
Laureada en múltiples ocasiones con premios variados, entre ellos diez premios Eisner, y una de las pocas representantes femeninas como dibujante de comics de la época. Aunque afortunadamente el número ha ido aumentando bastante desde entonces.
Pero no una pionera, como muestra este ameno documental en el que también participa, She Makes Comics, que se puede disfrutar en Amazon Prime si os pica el interés. Merece la pena:
Y tras el inciso entramos de lleno en Vidas breves.
Sería fácil describirlo como un arco enteramente dedicado a historias sobre inmortales. La palabra leída siempre entre comillas, porque como ya nos indica Muerte en Fachada, quizá estos sean longevos, pero pueden morir y nadie mejor que ella para saberlo.
Como dice cuando recibe el alma uno de ellos en estos números, “al final tienen lo mismo que todo el mundo: toda una vida.” Pero no, al final, no va de eso. Es tan solo su macguffin.
Siempre que termino Vidas breves, me viene a la cabeza con claridad meridiana esa frase con la que el mismo Gaiman resumía la serie entera para su público:
El Rey de los Sueños aprende que uno debe cambiar o morir; y toma su decisión.
Neil Gaiman.
Vidas breves va sobre eso: sobre el cambio.
La clase de cambio personal que únicamente puede lograrse en el transcurso de una vida y sus eventos.
Y decisiones sobre como tomarlos, quienes vamos a ser ante ellos, o tras ellos. A veces, lo único que de veras podemos decidir entre lo destinado, si es que realmente sentimos que podemos. Y ojo, la vida es breve.
Incluso para estos seres, puede hacerse corta para el cambio necesario precisamente para seguir viviendo. Esa es la ironía con los Inmortales, son los que más riesgo corren de quedarse estancados. De ahí el genial título.
Lo dejan bastante claro en muchas pistas y frases de los personajes, no olvidemos, como indica Destrucción, que algunos de estos inmortales son patrones recurrentes en el tiempo de ideas de los humanos sobre los conceptos que representan. ¿Cuánto margen de cambio les deja eso?
Ese es todo el desarrollo del arco, que nos presenta dos puntos de vista muy claros y contrapuestos, a través de esta historia sobre la búsqueda del séptimo Hermano, Destrucción, y que son defendidos por cada uno de ellos.
La excusa para ello la desencadenan dos hechos que se concatenan: Un ataque de ansiedad de Delirio la lleva a echar de menos la presencia de su hermano mayor, Destrucción. Según parece con mucha mano izquierda para las entidades más autodestructivas e incomprendidas de su familia -por qué será, ejem- como Desespero o Delirio. Así que esta busca la ayuda de sus otros hermanos para encontrarlo, pero se niegan, respetando el deseo de este.
Sinopsis de Vidas breves: el sueño de Tesalia
Sin embargo, Morfeo está pasando por otro momento de crisis existencial.
Por enésima vez en su existencia, intentó una relación sentimental y esta no acabó bien. Y según comentan los habitantes del Castillo del Sueño, parece habitual en él tomárselo muy a lo sturm und drang.
En el fondo, Morfeo es un romántico de la vieja escuela, es decir, tremendamente dramático.
Delirio aparece a pedir su ayuda en este mal momento emocional y él decide acompañarla para distraerse de su drama amoroso.
La identidad de la dama es desconocida, pero más adelante se nos revelará como la ya conocida Tesalia, que soñó con él tras los acontecimientos de Juego a ser Tú.
A partir de aquí nos encontramos con una estructura de road movie absoluta. Viaje de extraña pareja incompatible, el serio Sueño y la irresponsable Delirio, con desplazamiento en coche incluido. Durante el viaje llegan a conectar mucho más de lo que ambos pensaban buscando al que abandonó sus funciones.
Para encontrarlo, Delirio proporciona una extraña lista de posibles conocidos de Destrucción que Sueño ha de descifrar mientras aporta los medios para llegar a ellos e interrogarles.
Claro, los viejos conocidos de una entidad eterna han de ser longevos. Algunos, mortales que han hallado el medio de esquivar a la muerte, como Capax, el Alderman o Ethain de las Dos Miradas. Posiblemente la protagonista de este mito céltico de reencarnación en una hija tras mil años, El Cortejo de Etain. Mientras que otros son dioses.
Para sobrevivir a la pérdida de su alimento, la fe de sus adeptos, se han adaptado a la vida normal trabajando en ámbitos relacionados con sus viejas competencias donde arañan las migajas de poder necesarias para seguir sobreviviendo.
American Gods
Aquí es imposible no acordarse del libro American Gods del mismo Gaiman, posteriormente adaptado a serie de televisión. Porque es su mismo argumento, con road trip incluido.
Tras darse cuenta de que los que buscan han muerto repentinamente -hablamos de personas con miles de años- o han desaparecido tanto del radar que ni la muerte puede hallarlos, llegan a la conclusión de que Destrucción no desea ser encontrado y se lo va a poner difícil.
Sospecha que se ratifica cuando logran encontrar viva a su expareja la antigua diosa Istar, que ahora vive de las migajas de deseo que consigue de bailarina en un strip-bar.
La entrevista acaba en explosivo desastre donde muere y llegan a la conclusión de que así será hasta el infinito.
Para encontrarlo, al final han de hablar con Destino, que les sugiere el único oráculo capaz de predecir su paradero, el hijo de Sueño, Orfeo.
Este les cuenta que su tío está en la isla de al lado, pero parece que Morfeo, que ha tenido que tragarse el orgullo de siglos de su promesa de no ver nunca más a su hijo, pagará un duro precio a cambio.
Y sin más, todos se encuentran.
Destrucción es un tipo sorprendentemente simpático, empeñado en pasar su eternidad intentando tareas creativas para las que no está dotado. Poesía, escultura, cocina.
¿Nunca habéis pensado eso de: hay que ver como se ha cargado este mal autor esa obra? Ya sabéis quién había detrás. Sin embargo, vive plenamente feliz en compañía de ¿un perro parlante?, Barnabás.
En una velada juntos los tres, Sueño intenta recordarle sus funciones. Él no concibe la vida de otra forma. Alega que los Eternos tienen un deber y que regrese a sus deberes para con los mortales.
Pero la respuesta de Destrucción es una negativa.
Un sueño dentro de otro sueño
Destrucción, quizá fascinado por las cualidades de la otra cara de la moneda intrínsecas a su propia condición, por la capacidad de creación y evolución de los mortales en la vida. Ha decidido intentar vivir de esa manera.
Le recuerda a Sueño un tema que no es la primera vez que aparece en la obra. Que los Eternos no son los que crean a los mortales, sino viceversa, y abunda más en ello: por extensión, lo que en realidad son ellos es encarnaciones de patrones recurrentes suyos.
No solo considera que no sea deber suyo dirigir las competencias que representan. Es que opina que no tienen ni el derecho: “No me necesitan para destruirse“.
Adopta una posición enteramente opuesta a la de Sueño, que considera que sus naturalezas les encadenan a un deber ineludible, sin opciones. Pese a que su hermano le insinúa que por su bien, recuerde lo contrario.
Al fin, vuelve a marcharse a paradero desconocido y continuar explorando la vida y sus aspectos más creativos. Deja atrás a Barnabás para acompañar a la decepcionada Delirio y cuidarla, intentando evitar futuras crisis.
Tras la despedida, aún falta pagar el amargo precio de la ayuda de Orfeo; aparentemente, el trato implicaba que Sueño le retornara la ayuda finalizando su existencia inmortal, y así ocurre.
Pero este hecho tendrá consecuencias importantes, pues la sangre de un miembro de la familia ha sido derramada por otro, sin importar las circunstancias.
Mientras Sueño hace su duelo, Desespero, que lleva a su gemelo la prueba del asesinato de regalo, recibe la confesión de esta. A pesar de que juró como venganza provocar esto, ahora no se siente triunfante; sino asustada de lo que traerá…
Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Bonus: El loco
Como ya se ha comentado en otras ocasiones, Gaiman a menudo esconde en sus títulos o guiños pistas sobre el contenido futuro o actual, a veces como una suerte de explicación del origen de las ideas de su guion.
De entre todas las curiosidades del número, uno de esos pequeños simbolismos encubiertos que esta vez esconde en la página final donde Destrucción se precipita al cielo nocturno para viajar otra vez.
La postura, el hatillo, nos son subconscientemente familiares, ¿verdad? O llaman la atención por el simple hecho de que le dedican toda una página sin diálogo, como queriendo que destaque.
Bueno….
La carta 0 del Tarot, el Loco.
Aunque tiene varias representaciones gráficas, es a menudo interpretada así.
Un joven con los cuatro símbolos de los elementos en un hatillo que lleva al hombro mientras se marcha, a menudo saltando a un precipicio, mientras un perro intenta retenerle mordiendo su ropa.
Por cierto, el hatillo de Destrucción lleva la fuente-agua, copas-, la espada, el palo podría representar bastos y vale, no hay oros.
Da que pensar si de ahí salió la idea de Barnabás, el perro que acompaña al Loco e intenta imbuirle algo de sensatez, pero que por lo demás no tiene luego mucha relevancia en la serie. O si lo hizo solo para hacer la broma asociada a la imagen de la carta: “Te dejo con ella (Delirio). Si te llevo conmigo, solo me retrasarías”.
Yo diría que la descripción del simbolismo de la carta de Wikipedia describe muy bien el carácter de Destrucción en su presentación, aunque difiera en lo de que las cosas le salgan tan bien. Y es que, bueno, su nombre lo dice todo.
La actitud de Destrucción, y la simbología del Loco como alguien que se sale de lo establecido para conseguir un aprendizaje evolutivo también se amolda muy bien no solo a este arco concreto, sino, como contraposición a todo lo que sucederá después. Le otorga más sentido.
-Um. ¿Cuál es la palabra cuando las cosas no son siempre iguales?
Tiene que haber una palabra para eso…la cosa por la que sabes que el tiempo está pasando.
¿hay una palabra para ello?
– Cambio.
– Oh. Me lo temía.
Diálogo de Vidas breves, Neil Gaiman.
Es una historia sobre la transformación, o la incapacidad o falta de deseo de dejarse llevar por ella.
La del Señor de los Sueños.
Eh, ya lo dicen en el mismo arco. No existe cara de la moneda sin contrapuesto.
O dicho de otro modo: en el ciclo de la vida exista gente con estas personalidades. Es necesario. Ambas tienen sus cualidades y sus inconvenientes y se complementan para que las cosas o bien funcionen o bien no se estanquen.
Además, la existencia del uno la que define al otro, mediante el falso juego de los opuestos. Solo dos caras de la misma moneda lanzada al aire que es la existencia en la Tierra.
Vaya, en alguna parte tenían que aparecer los Oros.
Hasta la próxima cita en el Sueño, lectores Furiosos.
(…) Porque nunca puede ser negado,
que la vida no es de agrado,
petrificado.
Basilisco y Cocatriz: un poema moral, por Destrucción.
Continuará…
AQUÍ puedes leer The Sandman: Preludio (Parte 0)
AQUÍ puedes leer The Sandman: Preludios y nocturnos (Parte 1)
Pincha AQUÍ para leer The Sandman: La casa de muñecas (Parte 2)
Pincha AQUÍ para leer The Sandman: País de sueños (Parte 3)
Dale AQUÍ para leer The Sandman: Estación de nieblas (Parte 4)
Dale AQUÍ para leer The Sandman: Juego a ser tú (Parte 5)
Pincha AQUÍ para leer The Sandman: Fábulas y reflejos (1/2 Parte 6)
Pincha AQUÍ para leer The Sandman: Fábulas y reflejos (2/2 Parte 6)