‘The Last One’: el pasado del universo
Después de haberse dado a conocer por sus éxitos de ventas en “Marvel” y “DC Comics”, James De Matteis publicó una obra intimista bajo el sello de “Vertigo”. “The Last One” cuenta la historia de Myrwann, un ser tan misterioso como el pasado de nuestro universo.
La amplia biblioteca de “Vertigo” cuenta con multitud de joyitas que no recibieron excesiva atención en su momento o que han sido olvidadas con el tiempo. Rebuscando por internet, sin embargo, (o entre polvorientos montones de cómics, como hacíamos en la prehistoria) pueden encontrarse muchas de ellas.
En lasfurias nos ponemos nuestros disfraces de arqueólogos pop y desenterramos una de estas hermosas reliquias: “The Last One” de J. M. De Matteis.
Un cazador de éxitos
De Matteis es un prolífico guionista nacido en Brooklyn, Nueva York. En 1987 pegó el petardazo con “la Última Cacería de Kraven”, la ampliamente considerada como mejor historia autoconclusiva de Spiderman. Posteriormente participó en el relanzamiento de la Liga de la Justicia Internacional, dándoles un buen lavado de cara a algunos personajes que habían caído en el ostracismo, tales como el Escarabajo Azul, el Detective Marciano, o Mister Miracle.
Una vez se hubo labrado un nombre, De Matteis lanzó su propia serie de autor: “The Last One”. A principios de los 90, esta encontró acomodo en la recién fundada “Vertigo” (filial adulta, como sabemos, de “DC Comics”).
Myrwann, de “los Antiguos”
Myrwann es un ser andrógino de gran tamaño, con una larga trenza canosa, vestido de negro, con la mirada oculta tras unas gafas de sol. Vive en una vieja casa del West Village, con un grupo de personas que ha ido recogiendo de manera aparentemente aleatoria de las frías calles de Nueva York.
El número 1 de “El Último” salió a mediados del año 93. En él se nos muestra como Myrwann se encuentra con Pat, un heroinómano que había soñado con ser director de cine en su juventud. Myrwann le ofrece cobijo y le explica que él mismo había sido actor de cine mudo, en su día.
Y es que el protagonista de este cómic es mucho más viejo (o vieja, nadie parece estar seguro) de lo que aparenta. A lo largo de los siglos, y por todo el globo terráqueo, ha adoptado multitud de personalidades, recolectando un sinfín de historias que relata a su improvisado público. No en vano, es el último miembro de “los Antiguos”, una entidad colectiva anterior al espacio y al tiempo, que presenció cómo nosotros, “los Nuevos”, nos arrastrábamos afuera del caldo primordial hasta convertirnos en lo que somos.
A medida que Pat recibe este alud de información, conoce al resto de habitantes de la casa: Mitchell, un actor, Wendy, una escritora, Caris, el bebé de esta, y Diane, una bailarina. Todos llevaban unas vidas de marginación y abuso, hasta que Myrwann les abrió las puertas de su hogar. ¿Con qué propósito? ¿Ayudarles desinteresadamente, paliar su propia soledad, o algo siniestro?
El arte tras el cómic
“The Last One” es un ejercicio de fantasía procedente de un lugar aislado y en penumbra, que nos invita a conocer a Myrwann y descifrar el enigma de su longeva existencia. En él, De Matteis da rienda suelta a su vena poética para hablar de asuntos (ligeritos) como el paso del tiempo, la soledad, o la muerte, citando, entre otros, el siguiente poema de W. B. Yeats:
…en algún lugar tras la cortina
de distorsión de días
vive esa cosa solitaria
que brillaba ante estos ojos escudada
y anduvo como la primavera.
Disputa en la Vejez
El mundo que construye Myrwann para sus protegidos no dista mucho del de “A Través del Espejo”, de Lewis Carroll, lleno de poderosas alegorías. “Mentiras, más magníficas y certeras que la verdad, para disolver tu dolor”.
El dibujo de Dan Sweetman ayuda a transmitir el tono de esta obra tan cargada de metáforas. Descarnado, en ocasiones, y sencillamente bello en otras. Las figuras aparecen representadas a lápiz, sin entintar, como bosquejos, y coloreadas con pinturas acrílicas, jugando con el cromatismo y la luz para remarcar los claroscuros de la narración.
Arqueología pop
“The Last One” todavía no ha sido editado en castellano, y no tiene pinta de que vaya a serlo próximamente (aunque con estas cosas nunca se sabe). Sin embargo, puede conseguirse con relativa facilidad en inglés, de segunda mano.
Su lectura no es precisamente ligera, pero recompensa con creces. Yo, si me lo permitís, voy a echarle otro vistazo.
Abrazos furiosos.