Tarantino a través de tres películas

Desde que en 1992 Reservoir Dogs se asomara al cine por primera vez, Tarantino ha dejado claro qué tipo de cine hace y sus películas son reconocibles, incluso aquellas que no ha dirigido él, como en el caso de Abierto hasta el amanecer (guion de Tarantino y dirección de Robert Rodríguez).

Durante su carrera ha puesto en valor el cine de serie B, recalcando que los efectos especiales no tienen por qué ser 100% realistas y que lo más importante en una película es el casting y los diálogos. No en vano los únicos dos Oscar del de Tennesse son a mejor guion.

En Las Furias vamos a dejar que corra la sangre y las palabras malsonantes para hacer un repaso a su cine mediante sus tres películas más icónicas:

Pulp Fiction (1994)

Cuando vi esta película por primera vez es probable que ya hubieran pasado 20 años de su estreno. He de decir que no entendí nada. La historia está hecha un poco a parches, rompiendo la línea temporal por completo y resucitando personajes que habían muerto hacía dos escenas, pero vuelven a aparecer porque hemos dado un salto atrás en el tiempo.  

No sé cómo ni por qué realicé un segundo visionado de este filme un tiempo después y lo que pasó fue que me descojoné cuando le pegan un tiro en la cabeza a Marvin de manera totalmente accidental. Casi me asusté de mí misma por reírme de eso, pero he ahí uno de los puntos fuertes de Quentin: hacer humor con la cosa más desagradable que te puedas imaginar.

El señor Lobo, Mía Wallace, Vincent Vega, Jules Winnfield son algunos de los personajes que van a estar siempre en nuestro imaginario. Así como escenas como la ya descrita de Marvin, la presentación de El señor Lobo (soluciono problemas) o, por supuesto, el baile de Wallace y Vega y su posterior sobredosis.

Kill Bill – Vol. I y II (2003/2004)

Para mí esta película de más de cuatro horas es el culmen en la carrera de Quentin Tarantino. También narrada de manera no cronológica, es la historia de Beatrix Kiddo, una asesina que pertenecía a una banda bastante letal y que, al dejarlos, recibió como castigo una paliza de muerte en el día del ensayo de su boda.

Cada película tiene 5 capítulos que van hablando del background de los diferentes miembros de la banda y de cómo Beatrix (aka la Mamba Negra) cumple su venganza hasta llegar a Bill, el líder de la banda y su antigua pareja sentimental.

Entre el reparto se encuentran nombres como Uma Thrurman como la protagonista, David Carradine como Bill, Lucy Liu, Michael Madsen o Daryl Hannah (uno de mis personajes favoritos, junto con el de Lucy Liu, si me permitís la aportación).

Estas dos entregas lo tienen todo: acción, asesinatos, misterio, diálogos cargados de fuerza, suspense y sangre, muchísima sangre.

Una de mis escenas favoritas, aunque diría que directamente mi favorita, es el enfrentamiento entre la Mamba Negra y O-Ren Ishii (personaje interpretado por Lucy Liu). La narración de la vida de este último personaje mediante ilustraciones también es una maravilla digna de permanecer en las retinas de cualquiera para siempre.

Llegamos a lo que es, en mi opinión, la última película de Tarantino. Y ya sé que hay otras dos después, pero no considero que lleguen al nivel (salvo en los finales de ambas que sí son puramente tarantinianos):

Django Desencadenado (2012)

Hasta la fecha, la única aproximación de Tarantino al cine de época había sido con Malditos Bastardos (2009), está vez él quería hacer un western (de lo que ya no ha salido mucho con The Hateful Eight y Once Upon a Time in Hollywood).

Y vaya si lo hizo. La historia de Django es formidable, llena de acción, de denuncia a la esclavitud, de momentos épicos y de música hip-hop.

Django (Jamie Foxx) es un esclavo comprado por el doctor King Schultz (Christoph Waltz) que es un cazarrecompensas. El doctor le pide ayuda a Django para atrapar a unos tipos y después le ofrece su libertad, no obstante, este decide quedarse con él y aprender el oficio de cazarrecompensas.

La aparición estelar de Leonardo DiCaprio y Samuel L. Jackson (genialmente caracterizado) no hacen sino añadir valor a la trama y a la película.

Aunque ya lo he dicho, y me duela dejar fuera a Pulp Fiction, para mí Kill Bill es de lo mejor que ha hecho Tarantino nunca y creo que plasma perfectamente la esencia del director y la amplitud de recursos que no se niega a usar apelando y poniendo en valor su amado cine de serie B.