Spielberg y ‘Frantz’, de François Ozon: La conexión que no conocías
Cine Francés, de Francia, François Ozon… Frantz… y Spielberg.
¡Furius Fan! El Peliculero Porculero… el Cinéfilo Pérfido… el Crítico que vive, en estado Crítico…
Mi editor me dice “Habla de pelis que atraigan visitas, likes, suscriptores. Películas de culto, estrenos esperados, películas de las que todo el mundo flipa, las que están en boca de todos por ser nuevas, muy nuevas o clásicos… no muy clásicos”. O sea de los 80-90…70 a lo sumo. Y las Marvel, las DC, los estrenos o los blockbusters de la generación millenial que petan la taquilla y el streaming ilegal…
¿Qué hago entonces hablando de Frantz película de 2016 dirigida por François Ozon?
Pues porque a mi editor le digo… “¡NO! No voy a hablar de cualquier peli, voy a hablar de las pelis que me pidan mis SUSCRIPTORES.” Porque me atrevo a lo que ningún youtuber se atreve, aceptar peticiones a mansalva. Críticas a la carta. Y el fantástico Furius Fan Fan Carlos García me pidió tras ver la crítica de El pianista una crítica de Frantz. ¡Y yo le traigo la crítica de Frantz!… Porque hay muchos tipos de cine, tenemos que hablar de cine más allá de Hollywood, que eso es muy provinciano, hay cine más allá de Spielberg ¿podemos estar un minutito hablando de cine sin colar a Steven Spielberg en la conversación?
Pues vamos allá, voy a hablaros de Frantz de 2016, dirigida por François Ozon, cine francés de Francia. Una película francesa hablada en alemán. Película que es un remake del clásico hollywoodense “Remordimiento”, de 1932, dirigida por Ernst Lubitsch, el del toque Lubitsch, el tiki taka, y que fue protagonizada por Lionel Barrymore, nada más y nada menos que el tío abuelo de la famosa intérprete Drew Barrymore, actriz que tendría su primer papel en E.T. Dirigida por ¡¡STEVEN SPIELBEEEEEEERG!!
Si con esto no os entran ganas de verla, ya no sé qué hacer, pero bueno, hablaré de la película.
Spielberg y su relación con Frantz, de François Ozon
Frantz 2016, dirigida por François Ozon, el cineasta francés de una filmografía variada, colorida, melodramática, ecléctica, polivalente, llena de ingenio, divertida también, incisiva, metafísicolingüísticaespialidosa… no en vano algunos críticos lo han llegado a nombrar “el Almodóvar francés” (sic). Aquí nos trae una película melodramática, pero seca, contenida, gritada en susurros y retratada en blanco y negro en su mayoría, pero que tiene escenas en color para expresar cuando los personajes sienten algo con intensidad. Pero la película en su mayoría se viste de blanco y negro, porque es una película sobre el luto, el duelo… la ausencia de vida. O sea que si veis la película, y veis que el color se apaga, no es que os están dejando de funcionar los conos del ojo.
Cinematográficamente esta peli está entre un crossover de Bergman y Renoir. Un drama de entreguerras en la post ‘Belle epoque’ aunque la ‘Belle epoque’ en realidad nunca fuera muy ‘belle’ (o solo para algunos privilegiados vaya…).
Un melodrama de cámara, es decir, pocos personajes en una habitación donde apenas cabe la nombrada cámara y el director dirige desde la ventana o cada vez que cambia la cámara de sitio tiene que correr la mesa.
De Bergman tiene esas situaciones dramáticas en las que dos personajes se ponen a parir hablando muy bajito. Primer es uno el que pone a parir al otro y dices “tiene razón” y cuando el otro lo hace dices “joder, también tiene razón”. Y de Renoir tiene ese humanismo contemplativo que es cuando te das cuenta de que estás viendo crecer la hierba en pantalla.
¿Pero quién es Frantz?
Una melancólica historia con un triángulo amoroso entre una viuda, el amigo del marido y el marido muerto llamado Frantz; TAL como nos anuncia el póster: El personaje de la mujer en primer plano, el amigo no tan amigo en el desenfoque y el marido en el título, ya que es el nombre del marido el que da título a la película… aunque a nosotros nos pueda parecer nombre de mujer y te lo reafirme el póster…
Pero Frantz es el personaje que los une, el personaje que sin estar presente sobrevuela toda la película. El personaje que suena a ese país: “Francia”, la France que el personaje del padre del hijo muerto tanto odia porque fue donde perdió la vida su hijo seguramente a manos de un francés, pero con el que se reconcilia porque hay que perdonarse… porque hay que ser humanista…
Así que perdonad la osada crítica de este humilde crítico porculero. Yo no tengo la culpa de ser perfecto…
¡Suscribíos insensatos!
Y… ¡corten!