Robin, la suma de las partes de un tal Tim Drake
Pocos cómics están dando tanto que hablar últimamente como el número 6 de Batman: Urban legends, ¿el motivo? Robin. Lanzado el pasado 10 de agosto por la editorial DC Comics, cuenta el final de un pequeño episodio narrado por Meghan Fitzmartin y Belén Ortega.
Como ya ocurriera con la muerte de Superman a principios de los 90 o la de Batman en la primera década de los 2000, varios medios informativos completamente ajenos al mundo del tebeo se han hecho eco de esta historia en concreto. La web de la BBC en su sección de Arte y Entretenimiento, por ejemplo, así como en la NBC y en Fox News. En España ha aparecido en periódicos tales como el Mundo o la Vanguardia.
“Robin sale del armario”, es el titular más repetido, o alguna variante más o menos ingeniosa.
Lo comentamos.
El dúo dinámico
En Las Furias hemos hablado de Batman en más de una ocasión. No en vano, es un icono del siglo XX, y uno de los personajes de ficción con mayor seguimiento por parte del gran público.
Al poco tiempo de concebirlo, Bob Kane y Bill Finger encontraron ciertos obstáculos narrativos. Al tratarse, a grandes rasgos, de un detective con capa, pasaba mucho tiempo buscando pistas y realizando deducciones en soledad, lo cual no dejaba demasiado lugar para el diálogo o la acción. Además, su marcado estilo noir podía resultar poco atractivo para el joven público al que estaban dirigidos los cómics de la época.
La solución a estos problemas llegó con la ayuda de un tercero: Jerry Robinson, un dibujante, entintador y letrista de la época, y ayudante habitual de Bob Kane. En abril de 1940 debutaba el personaje de Robin, un ayudante infantil que le ofrecía a Batman la oportunidad de hablar con alguien resolviendo crímenes, y alguien con quien los lectores pudiesen empatizar.
Así nacieron Batman y Robin, el binomio más conocido de la ficción, con permiso de Sherlock Holmes y el Doctor Watson.
A través de ochenta y un años, el manto de Robin ha cambiado de un personaje a otro hasta cinco veces en la continuidad oficial de DC, y bastantes más si contamos mundos paralelos, futuros alternativos, etc.
El primer Robin en orden cronológico (y quizá el más conocido a causa de sus múltiples apariciones en cine y televisión) es Dick Grayson. Tras haber permanecido a la sombra del murciélago durante más de cuatro décadas, este se emancipó y adoptó una nueva identidad superheroica en julio de 1984. Su reemplazo fue Jason Todd, el Robin que murió a manos del Joker por votación de los lectores en diciembre de 1988.
Ocho meses después debutó Tim Drake en el número 436 de Batman y, desde entonces, no ha dejado de dar qué hablar.
El (segundo) mejor detective del mundo
La muerte de Jason Todd está ampliamente considerada como el mayor fracaso de Batman. Después de semejante varapalo, el Señor de la Noche juró que nunca más inmiscuiría a un menor en su guerra particular contra el crimen (una decisión bastante sensata).
A partir de este momento, Batman se volvió cada vez más errático. Sin nadie a su lado por quien preocuparse al salir de patrulla, adoptó una conducta violenta y extrema (incluso para él). Sin más compañía que la de su fiel mayordomo en la penumbra de la bat-cueva, el personaje se encerró cada vez más en sí mismo. Una cosa estaba clara, tanto en la ficción como fuera de ella: Batman necesita un Robin.
Marv Wolfman (el mismo guionista que cinco años antes había convertido a Dick Grayson en Nightwing) escribió una miniserie entre agosto y septiembre de 1989, titulada Año 3. Esta nos retrotrae al tercer año en activo del cruzado de la capa, en el que presencia la muerte de los padres de Grayson en el Circo Haly. Entre el público se encuentra un jovencísimo Tim Drake, el cual observa la escena con horror.
Pasan los años, y Drake cae en la cuenta de que el estilo de lucha del colorido ayudante de Batman recuerda a las piruetas del acróbata huérfano recientemente adoptado por Bruce Wayne. Cuando Grayson abandona Gotham, la ausencia de Robin se hace evidente por algún tiempo.
Posteriormente, el hombre murciélago encuentra un nuevo adlátere. No mucho después, los periódicos anuncian la muerte de Jason Todd, el más reciente ahijado del millonario más famoso de Gotham. Consecuentemente Batman vuelve a patrullar las calles en solitario, mostrándose más irascible y descuidado que nunca.
Tim Drake solo tiene que sumar dos y dos para deducir la identidad de ambos Robins y del propio Batman. Convencido de que el Señor de la Noche necesita un ayudante, intenta persuadir a Dick Grayson para que vuelva a enfundarse las mallas rojas y verdes. Ante la negativa de este, Drake se ofrece a sí mismo como el nuevo chico maravilla.
El Robin definitivo
Este Robin resultó muy distinto de los otros.
Para empezar, asumió el manto de forma voluntaria. No habiéndose criado como acróbata ni como un pequeño delincuente callejero, destacó más por su intelecto que por sus habilidades físicas. Su entrenamiento, de hecho, llevó más tiempo que el de sus dos antecesores.
Tim demostró ser un cerebrito cuyas dotes detectivescas competían con las de su admirado mentor. Y esta es otra gran diferencia: el nuevo Robin no sentía competencia alguna con Batman, sino que se mostraba más que satisfecho de ser, sencillamente, su segundo.
Por si esto fuera poco, Tim Drake no se entremezclaba con la vida privada de Bruce Wayne. Él tenía a sus padres (al menos en principio), y continuaba con su vida académica como cualquier otro chico de su edad.
Durante toda la década de los 90, Drake ejerció de Robin para Batman. Tan popular se hizo, de hecho, que se convirtió en la primera iteración del personaje que contó con su propia serie en solitario. Robin se extendió durante ciento ochenta y tres números entre 1993 y 2009. También fue un miembro fundador de Young Justice junto a Conner Kent (un clon adolescente de Lex Luthor y Superman) y Bart Allen (nieto del Flash original).
Su fama se vio incrementada por su presencia en la serie de animación Las nuevas aventuras de Batman, la aclamada secuela de Batman: la serie animada, así como en el videojuego Arkham Asylum.
Tim Drake es el Robin definitivo para muchos aficionados, entre los que me incluyo. Sin embargo, su historia se tiñó de tragedia a partir de la muerte de su madre y la parálisis de su padre en Detective Comics 621 a causa de un sacrificio ritual llevado a cabo por el Obeah Man. Después, Jack Drake fue asesinado en la historia Crisis de identidad por nada menos que el Capitán Boomerang.
No contentos con esto, DC Comics asistió a la muerte violenta de la novia de Tim, Stephanie Brown (la cuarta Robin, por cierto), en Batman: juegos de guerra; y de su mejor amigo, el mismo Conner Kent (Superboy), en el evento Crisis infinita. Ah, y del propio Batman en Crisis Final, atizado por un rayo omega de Darkseid.
Ahí es nada…
Por culpa del mocoso
Aunque después resultó que varios de estos personajes no estaban muertos sino que estaban de parranda, Tim Drake quedó igualmente afectado. Lo que terminó por alejarlo del manto de Robin de forma (más o menos) definitiva fue la (re)aparición del hijo biológico de Bruce Wayne Y Talia al Ghul: Damian Wayne.
Creado por nuestro admirado Grant Morrison (autor de, entre otros títulos, La Patrulla Condenada y Arkham Asylum: una casa seria en una tierra seria, o el libro de Historia superheroica Supergods), Damian se erigió como el quinto Robin en Batman 657.
A partir de entonces, Tim fue dando tumbos entre la identidad de Red Robin, Drake (adoptando su propio apellido como nombre de guerra), y el olvido más vil y absoluto por parte de la editorial.
El clamor de sus muchos fans, sin embargo, propició su vuelta al primer plano de la bat-familia en alguna que otra ocasión, llegando a reclamar el manto de Robin en ausencia de Damian, de vez en cuando.
Pese a esto, el personaje se ha encontrado en un estado de zozobra tanto personal como editorial. Esto es, hasta Batman: Urban legend número 6.
La suma de sus partes
En el artículo sobre Wondergirl de Joëlle Jones y Jordie Bellaire hablamos un poco acerca de la maleabilidad de los personajes de cómic para adaptarse a los nuevos tiempos y representar a distintos colectivos.
Antes de nada, quería dejar claro que esto es rotundamente positivo. Los aficionados al género de superhéroes podemos estar orgullosos de que, pese a su naturaleza innegablemente comercial, se encuentre a la vanguardia de promocionar figuras de distintos géneros, razas, inclinaciones sexuales, etc.
¿Que en ocasiones esto se realiza como una estrategia más para abrir mercado? Sí. ¿Que no siempre se justifica desde el punto de vista narrativo, o esconde líneas argumentables más bien pobres? También.
En esta ocasión, sin embargo, estamos convencidos de que no ha sido así.
Me explico. Batman: Urban legends es una serie que arrancó en marzo de 2021, ofreciendo una variedad de historias autoconclusivas realizadas por distintos autores. Dichas historias transcurren al margen del resto de la continuidad de DC Comics, aunque algunos acontecimientos presentes en ellas acabarán teniendo consecuencias duraderas.
Sum of our parts es un relato escrito por la guionista norteamericana Meghan Fitzmartin e ilustrado por la española Belén Ortega (natural de Granada). En él, Tim Drake desarrolla sentimientos románticos hacia Bernard Dowd, un viejo amigo suyo que debutó en Robin 121.
Un nuevo comienzo
Honestamente, la trama es un poco lo de menos de este cómic. Aunque no es malo, ni por asomo, tampoco es que disponga de mucho espacio para desarrollarse apropiadamente. Tres números son muy pocos para una historia que trata acerca de los dilemas internos de Tim Drake y la presencia de un nuevo culto religioso en Gotham que secuestra adolescentes y los sacrifica a lo Familia Manson.
Batman: Urban legends, sin embargo, será recordado durante mucho tiempo por ser el cómic en el que Tim Drake descubre (o acepta) su bisexualidad. Este hecho ha provocado reacciones dispares en la red, algunas de entusiasmo y otras no tanto. En cuanto a las segundas, no todas son homófobas, ni mucho menos.
Es cierto que este cómic resulta un tanto apresurado, y que tira mucho de topicazos. Seguramente por falta de páginas, las interacciones entre los personajes pueden resultar un tanto forzadas y los diálogos, manidos.
Sin embargo, el dibujo es absolutamente espectacular. ¡Bravo, Belén! Además, se nota que la historia parte de un conocimiento y un cariño profundo hacia el personaje. Tim Drake es más reconocible en este puñado de páginas que en los últimos… diez años.
Su bisexualidad resulta de lo más natural. Por una mera cuestión de estadística, era más que probable que alguno de los múltiples miembros juveniles de la bat-familia tuviese una sexualidad divergente. Y Tim Drake resulta, sin duda, el candidato más apropiado.
De hecho, muchos aficionados llevan fantaseando con esta posibilidad desde hace años. Su amistad con Conner Kent tenía visos de un cierto homoerotismo. Y, siendo Tim todavía un adolescente al que tan solo se le habían conocido un par de parejas sexuales femeninas, no se hace raro que haya descubierto esta inclinación suya, que el cómic trata con una gran sensibilidad y ternura.
Además, el hecho de que Tim Drake tenga una relación homosexual no interfiere para nada con sus otras cualidades definitorias. Sobre la sexualidad de Batman ya hablamos un poco cuando lo comparamos con Peter Pan a lo largo de tres artículos. Dick Grayson, por su parte, es ya un adulto con un cierto bagaje, que es conocido por buscar y atraer atenciones femeninas. Jason Todd no se ha prodigado demasiado en cuestiones románticas desde que volvió de los muertos completamente enloquecido y pegando tiros. Y Damian Wayne es demasiado joven todavía como para preocuparse en exceso por estas cuestiones.
Así que, en resumen, me parece que este nuevo matiz le añade dimensión al personaje. Espero, además, que signifique para él un nuevo comienzo, tanto en la ficción como afuera, y que pueda reconciliarse con su antiguo ánimo, más jovial y menos confuso.
Ya se ha anunciado que la historia de Tim Drake continuará en Batman: Urban legends número 10. Para entonces, espero también que nos hayamos quitado de en medio el debate acerca de su sexualidad y podamos verle a pleno rendimiento como aliado esencial del Señor de la Noche, resolviendo crímenes y repartiendo estopa.
La serie comenzará a publicarse en castellano por la editorial ECC Cómics. Su primer número se espera para el próximo 5 de octubre, y ya estamos deseando tenerla en las estanterías.
Un poco más tarde, en diciembre, podremos hacernos con el primer tomo recopilatorio, en inglés, de 264 páginas.
Hasta entonces, pueden conseguirse los números individuales en formato digital a medida que van saliendo en Estados Unidos.