Robert Walser: el gran poeta en la cárcel de su propia existencia
La poesía minimalista
No es fácil penetrar en la esencia poética del poeta. Máxime, si el silencio y las cosas cotidianas acaparan gran parte de la obra literaria del autor. Aún así, siempre existe algo de claridad en los rincones más sombríos e impenetrables de la mente. Hablar de Robert Walser es hablar de lo diminuto, de lo apenas perceptible, del instante que se va para no volver jamás.
Robert Walser, vivir en el anonimato (a ser posible, debajo de un paraguas)
Tras una vida repleta de azarosas eventualidades y tras más de 15 libros publicados, nunca llegó al reconocimiento y fraguó su existencia en un deseado anonimato. ¿Qué esperar de un hombre que aseguraba que debajo de un paraguas se sentía como en casa?
Nacido en Biel (Suiza) en 1878, en 1956 lo encontraron muerto cerca del manicomio de Herisau, donde había pasado los últimos veintitrés años de su vida. Murió mientras paseaba, quizás observando el blanco espontaneo de la nieve. Abandonó los estudios muy joven por razones económicas, trabajando como aprendiz de banca. Viajó por Basilea, Stuttgart y Zurich, trabajando esporádicamente como oficinista, y comenzando a publicar poemas en 1898 en algunas revistas. Continuó con una vida errante, al tiempo que publicaba poemas y relatos cortos, siendo sirviente en un castillo y marchando a Berlín, continuando con su labor literaria. Durante la Primera Guerra Mundial, trabajó en Zurich en un registro público.
La vida de Robert Walser es una de las más apasionantes tragedias de la literatura centroeuropea de este siglo. Autodidacta, errante, finísimo estilista de la lengua alemana y provisto de una mirada capaz de destripar la realidad con la más suave ironía, Walser empleó los pocos años en que pudo escribir, entre 1904 y 1925, antes de sucumbir a una enfermedad mental de origen hereditario.
En tallar exquisitas miniaturas acerca de una vida cotidiana poblada de personajes e impresiones que vienen de la noche cuando ésta es más oscura. Su minuciosidad por el detalle, por lo efímero y el propio silencio que le ahogaba, hizo que en sus obras se mezclara la sutileza y el rigor de lo inédito, la sensación de encontrar en cada rincón de la naturaleza su válvula de escape de un mundo egocéntrico y aterrador para él. Sus obras se alimentan de lo cotidiano, de la lluvia, de la quietud de la noche y el esperanzador amanecer. Un escritor de miniaturas y pequeños detalles, donde reposar su alma y su emoción.
Sus principales novelas o textos son: Los hermanos Tanner, Jakob von Gunten, El ayudante, El bandido, La rosa y El paseo.
Genio introvertido y admirado por su esencia simple, como él dice: ¿hay algo más débil que la ceniza? Un gran poeta aferrado a la cárcel de su propia existencia.
“Cuando los hombres empiezan a contabilizar éxitos y reconocimiento, se ponen casi gordos de autosatisfacción saturadora, La fuerza de la vanidad los va inflando hasta convertirlos en un globo irreconocible. ¡Libre Dios a un hombre honrado del reconocimiento de la masa! Si no lo vuelve malo, sólo servirá para confundirlo y quitarle fuerzas”, Robert Walser.