Renato Casaro, leyenda viva del cartelismo de cine
Renato Casaro es uno de esos nombres que, así de sopetón, es probable que no te digan nada. Pues Renato Casaro es uno de los grandes nombres del cartelismo cinematográfico, ese que a base de lápices, pinceles, acrílicos y pinturas al óleo condensaba en una imagen toda la esencia de una película, y además, creaba una obra de arte. Casaro lo ha hecho casi todo en el cartelismo de cine; es mucho más que un referente. El Festival de Cine de Sitges programa el documental L`ultimo uomo che dipinse il cinema (The last movie painter) que repasa la vida y obra de Renato Casaro.
Renato Casaro es uno de los más importantes ilustradores de la historia del cartelismo cinematográfico. El documental L`ultimo uomo che dipinse il cinema se cuela en su estudio de Treviso, su ciudad natal, donde descubrió su pasión por el cine y empezó a pintar carteles para el cine local. Lo aprendió todo de forma autodidacta, tratando de ir siempre al alma de la película para plasmar, con una imagen clave, qué podrían ver los espectadores en la gran pantalla. Así, consiguió deslumbrar al mundo del cine internacional con sus creaciones.
Renato Casaro, el último pintor de películas
El director italiano Walter Bencini pensó en la necesidad de destacar la figura del ilustrador Renato Casaro y su indiscutible aportación a la industria del cine. Y lo ha conseguido gracias al documental L`ultimo uomo che dipinse il cinema (The last movie painter) que nos ayuda a conocer a uno de los nombres más destacados del cine desde la década de los cincuenta hasta la actualidad.
Casaro es el creador de carteles de cine que se han quedado en nuestras retinas. Desde los clásicos del western de Segio Leone o Enzo Carboni, pasando por el cine italiano de Bernardo Bertolucci, Giuseppe Tornatore y otros maestros, hasta sus últimas colaboraciones con Tarantino, sin olvidarnos de los taquillazos del cine de acción de los 80, que también pasaron por su visión singular.
¿Quién no recuerda carteles de películas tan legendarias como Bailando con lobos, Conan, Terminator, Once Upon a time in América, Waterloo, Le llamaban Trinidad, Rambo, El nombre de la rosa, Nueve semanas y media, El último Emperador o Por un puñado de dólares? Todos, suyos. Y hay muchos más.
Su último trabajo fue el cartel ilustrado de la película Asterix & Obelix de 1998. Con él, con Renato Casaro, se termina un arte que constituía parte fundamental de una película. Un cartel era un elemento básico, fundamental, sin el que una película no era película.
La dictadura del Photoshop
Pero, la dictadura del Photoshop llegó para quedarse, amigos, y desde hace años la mayoría de los carteles son más de lo mismo, anuncios de catálogo con fotos vistosas. Aunque hay motivos para la esperanza, ya que en los últimos años existe una tendencia que trata de recuperar la estética de la cartelería cinematográfica con ilustraciones hechas a mano.
Sin embargo, no deja de ser una rara avis, ya que debemos tener en cuenta que ahora los ciclos de una película son mucho más cortos, prácticamente de lanzamiento de fin de semana. En la época de la cartelería de Renato Casaro, un mismo film podía estar en cartelera durante meses, incluso siendo la única película en un cine. La actual marabunta de producciones quizá no permita un trabajo tan dedicado como este. Pero, lo que está claro es que los carteles de Renato Casaro sobreviven al paso de las décadas, ¿lo consiguen el resto?