‘Predator: La Presa’, Disney+ y su Predator de AliExpress
Disney+ estrenó este viernes Predator: La Presa (Prey), precuela de Predator (1987). Una nueva vuelta de turca a la desafortunada franquicia que esta vez nos transporta a la región de las Grandes Llanuras en 1719. Por lo visto, en aquella época los Predators ya venían de vacaciones a nuestro planeta para ir de caza.
Predator: La Presa: no menosprecies a una mujer
La premisa de la nueva película de la franquicia es muy sencilla y mil veces vista. Su protagonista es Naru (Amber Midthunder), una joven comanche que desea ser cazadora pero su familia no lo ve con buenos ojos. Las mujeres comanches que muestran en la película son cuidadoras, una función que Naru conoce muy bien, pero que no quiere desempeñar durante toda su vida.
Ella es diestra con el hacha y las flechas y, como si de una nueva Brave (2012) se tratara, intenta romper esas viejas costumbres en las que las mujeres solo podían cumplir funciones de crianza y cuidados, para demostrar que puede ser la mejor cazadora.
Podría parecer que, desde una perspectiva feminista, Predator: La Presa intenta alejarse de sus predecesoras protagonizadas por hombres rudos y bárbaros. Pero no es así. En el fondo, lo único que han hecho es cambiarle el sexo al mismo personaje.
Sí que han jugado el que no la tomen en serio por ser mujer y que no crean en sus habilidades por su sexo, pero sigue siendo un personaje con la única obsesión de demostrar que él/ella es el más fuerte. Básicamente, lo mismo que busca el mismo Predator.
Otra vez se nos da el fallido mensaje de que, si una mujer quiere jugar al fútbol, cazar, cocinar o construir una casa, no puede simplemente hacerlo, debe hacerlo mejor que nadie. Siempre tiene que buscar la excelencia.
Así que, aquí tenemos a otra mujer normativa buscando, en este caso, ser la mejor cazadora de su tribu comanche, para que todo el mundo, familia incluida, la tome en serio y le dejen hacer lo que a ella le apetezca.
Una vuelta a los orígenes
Predator: La Presa intenta reutilizar la fórmula que tan bien le fue a la película de John McTiernan. Este nuevo Predator llega a la Tierra para ir de caza, y además de leones, serpientes y osos, también se encuentra con sádicos conquistadores y con Turok. Turok es el famoso personaje de cómic creado por Paul S. Newman en 1954 sobre un indio que se enfrenta a todo tipo de dinosaurios y, que no nos engañen, el hermano de Naru, Taabe (Dakota Beavers) es Turok. Él es el mejor cazador de la tribu y su imagen, destreza y personalidad es calcadita a la de su alter ego de los cómics y videojuegos.
La película, enmarcada en bellos paisajes de montaña, nos muestra las diferentes cazas del Predator y cómo los mejores cazadores de la tribu comanche intentarán abatirlo de cualquier forma. Como ya ocurría en la película original, en la que Dutch (Schwarzenegger), junto a los soldados más bestias, forzudos y profesionales, se lo intentaban poner difícil a Predator en la jungla de Guatemala.
Predator: La Presa intenta salir triunfante utilizando la misma fórmula, pero no lo consigue. El CGI de la película canta por bulerías; el traje de su Depredador, a excepción de su rostro, es bastante cutre (fijaos en sus manos o pies); Naru, su protagonista, lleva las uñas hechas, los ojos pintados y a veces, incluso los labios; el vestuario de los comanches es un poco… de aquella manera. La foto de la peli es plana, sin personalidad y su música sosa y sin gracia.
Predator: La Presa: otro intento fallido de rescatar la franquicia
No hay manera, y eso que soy de los que les gustó Predator 2, desde entonces son muchas las veces que se ha intentado resucitar la franquicia, pero no ha sido posible.
Recuerdo cuando hicieron la primera de Alien vs Predator en 2004, yo que era seguidor de la serie de cómics de Dark Horse que unió a dos de los aliens más violentos y famosos del cine, deseaba ver ese encuentro en la gran pantalla, pero salí del cine completamente decepcionado. Más adelante, ni Adrien Brody en Predators (2010) o Shane Black en The Predator (2018) me hicieron cambiar de parecer. Nuestra Predator: La Presa, de Disney y Fox, tampoco lo ha conseguido.
Dan Trachtenberg dirige una versión muy por debajo de 10 Cloverfield Lane, su interesante secuela de Cloverfiled. O de Playtest, el excelente episodio que rodó en Black Mirror.
Su incursión en la saga de Predator, me ha dejado frío y con ganas de abandonar el visionado en varias ocasiones. Sus escenas de violencia, no lo son tanto, por lo mal realizadas de estas; siendo una película de hora y media, el ritmo decae en varios momentos y el reparto es demasiado blandito para ser indios comanches que quieren vencer a un Depredador.
Da la sensación de que podría haber sido un buen corto que estiraron a peli y dijeron, pues directo a la plataforma, que no pase por el cine, no vaya a ser que se nos vean las costuras.
Pues las costuras se ven. Se ven y no aguantan dos lavados.
Saludos furiosos.