Pilar Aymerich: el arte de fotografiar las calles
La fotógrafa catalana Pilar Aymerich (Barcelona, 1943) ha sido reconocida con el Premio Nacional de Fotografía 2021 por su extensa y formidable trayectoria como fotoperiodista. Aymerich ha trabajado desde los años 70 a pie de calle, capturando con su objetivo las calles en ebullición del tardofranquismo, que encontraron en su mirada una sensibilidad extraordinaria.
Porque no solo hay que estar, también hay que tener una intuición innata para mostrar en imágenes toda la intensidad de un momento histórico. Ella lo ha hecho y lo hace como nadie.
La fotografía necesita reflexión
Como dice la fotógrafa, también hay que reflexionar antes de ‘disparar’. En una sociedad saturada de imágenes como la actual, reflexionar antes de fotografiar parece ser una de las claves del éxito de una buena fotografía. “La ventaja es que la sociedad ha aprendido a mirar, la gente ha aprendido la cultura de la imagen. Pero ante tanta imagen falta reflexión. No hay que hacer tantas fotos y sí una buena. Pero en este país hay muy buenos fotógrafos, mucha gente joven con mucho valor estético para explicar la realidad y para arriesgarse a ir a ciertos lugares”, asegura Aymerich en declaraciones a El Periódico de Catalunya.
La fotógrafa Pilar Aymerich ha sido una de las lentes más afiladas a la hora de mostrar la realidad de esta España nuestra desde finales de los sesenta del siglo pasado. Su trabajo a lo largo y ancho de más de cinco décadas le ha valido el Premio Nacional de Fotografía 2021 por, según ha afirmado el jurado: “una trayectoria en el ámbito de la fotografía a pie de calle, desarrollada a partir de la década de los 70, que plantea cuestiones acuciantes en la realidad social y política tardofranquista, que aún hoy son de relevancia”.
Cuando todo pasaba en las calles y Pilar Aymerich estaba allí
Este premio lo concede el Ministerio de Cultura y está dotado con 30.000 euros. Aunque el jurado ha destacado su trabajo en la fotografía de calle, Aymerich también ha realizado muchos retratos a escritoras, actrices y actores del momento o a la intelectualidad catalana, que también pasó por el filtro de sus objetivos, así como retratos anónimos en manifestaciones o huelgas. Sus fotografías pasan así de capturar multitudes a la intimidad de una mirada fija frente a la cámara.
Pilar Aymerich comenzó en esto de la fotografía en el año 1968, concretamente en la desaparecida Agencia CIS en Barcelona. En una época de efervescencia política y social, sus fotografías nos muestran un fiel reflejo de la realidad de unos años convulsos en los que todo sucedía en la calle. No había tuits, retuits, redes sociales que arden o directos en instagram. La gente salía a la calle a reclamar lo que le pertenecía y ahí estaban los fotoperiodistas como Aymerich para capturar la historia en cada calle, en cada esquina, en cada pancarta y en cada proclama.
Aymerich cubrió el tardofranquismo y La Transición desde Barcelona y sus fotografías ocuparon las portadas de medios como El País, Cambio 16, Triunfo o Destino. Su omnipresente cámara también fue testigo de las multitudinarias manifestaciones de obreros que reclamaban contratos fijos y jornadas de un máximo de 40 horas semanales, o de la primera concentración legal de La Diada.
Pilar Aymerich y su lucha por los derechos de las mujeres
Si Pilar Aymerich ha destacado por su fotografía de calle, sus retratos y su fotografía teatral, también lo ha hecho por ser una firme defensora de los derechos de las mujeres. Especialmente durante la última etapa del franquismo y en el periodo de La Transición. De hecho, cuando la llamaron desde el Ministerio de Cultura para informarle sobre el premio, Pilar estaba trabajando en la recopilación del fotorreportaje que hizo en el 76 sobre la prisión de mujeres de La Trinitat.
En un momento histórico en el que el feminismo era cosa de minorías, Aymerich incorporó la perspectiva de género a su trabajo. Inició un proceso reflexivo más que necesario al escoger qué encuadrar y en qué momento hacerlo. De esta forma, incluyó planteamientos y reflexiones feministas a sus fotografías desde dentro, en el meollo. Desde los principales hitos del movimiento como huelgas, concentraciones o manifestaciones en torno al aborto, la despenalización del adulterio, la ley del divorcio, etc.
Después de 40 años de franquismo, la cámara de Pilar se encontró con una masa que creía en la colectividad para conseguir avanzar como sociedad, que agarraba fuerte la libertad perdida durante tanto tiempo para conseguir con determinación hacer realidad sus derechos sociales. Y el fotoperiodismo que ejercían Aymerich y tantos otros y otras inspiró y fortaleció todos aquellos movimientos de los que hoy aún resuenan los ecos. ¡Enhorabuena, Pilar! Un premio muy merecido.
Imagen de portada: Prisión de Mujeres de La Trinitat (1978). ©Pilar Aymerich.