Películas de la década que podrían ser de la nouvelle vague
La nouvelle vague fue un movimiento cinematográfico surgido en la Francia de finales de los 50. Una serie de directores, la mayoría forjados en prestigiosas escuelas de cine y como críticos de la revista Cahiers du Cinéma, se revelaron contra el cine de masas de la época. Optaron por contar historias de manera más pausada.
Aunque haya pasado más de medio siglo desde el inicio de esta etapa, la influencia de directores como Truffaut, Godard o Rohmer, llega hasta nuestros días.
‘Nouvelle Vague’ del siglo XXI
Richard Linklater es un gran exponente de lo que podríamos llamar la nouvelle vague del siglo XXI. Su trilogía Before (Antes del Amanecer en el 95, Antes del Atardecer en 2004, y Antes del Anochecer en 2013) cumple con todos los principios básicos franceses. Narra una historia de amor, en tres partes, a lo largo de los años. Los diálogos sustentan toda la trama y vemos cómo va mutando la relación de los dos protagonistas gracias a las conversaciones de todo tipo que tienen. De la misma forma que Truffaut con Las Aventuras de Antoine Doinel, Linklater usa en estas películas los mismos actores, que van creciendo y envejeciendo según avanza el metraje.
En España podríamos hablar de Stockholm (Rodrigo Sorogoyen, 2013) como representante de esta nueva ola. El filme se basa también en los diálogos para contar un amor casual. De esos que solo duran una noche. Los dos protagonistas caminan por Madrid hablando de todo y nada. Recorriendo las calles desiertas en una noche fría de invierno y creando una atmósfera íntima.
También española es 10 000 Km (Carlos Marques-Marcet, 2014) de nuevo la vida de una pareja con muchos planes de futuro, que se ven truncados cuando uno de ellos se va del país por motivos laborales. Con solo dos personajes, Marcet, nos introduce en su cotidianeidad de videollamadas, dudas y desesperaciones inherentes a una relación a distancia.
Otras películas que se podrían analizar en este sentido son Frances Ha (Noah Baumbach, 2012), Boyhood (Richard Linklater, 2014) o Midnight in Paris (Woody Allen, 2011).
En mayor o menor medida, todas estas obras cumplen con los principios básicos propuestos por los jóvenes cineastas franceses de la época. Se trata de películas sencillas, sin mucho artificio técnico y que hablan de problemas personales y cotidianos de la clase acomodada. Por ello, gran parte de ellas tratan temas como el amor, las relaciones personales, la introspección y el autoconocimiento personal.