‘No direction’, el camino hacia ninguna parte de Emmanuel Moynot
No direction es el último trabajo de Moynot, dibujante, guionista, músico y actor (si se le pide con amabilidad). Sus páginas forman un sucio mosaico en el que se representan varios de los deshechos que produce la sociedad norteamericana (y la occidental, por extensión).
El lector o lectora se va metiendo en una trama aparentemente inconexa que va hilándose poco a poco, entre la mugre.
Y a pesar del mal olor, resulta imposible soltarla hasta el final.
Encantada, Jeb, yo soy Bess
La acción comienza en una pequeña ciudad del sur de Estados Unidos. Jeb es un adolescente que ejerce como chapero, un oficio, en su opinión tan indigno como otro cualquiera. A sus clientes los escoge de la más baja estofa, pederastas y agresores sexuales que no saben lo que les espera.
Y es que Jeb, después de prestar sus… ejem, servicios, toma un cuchillo y les corta los genitales a sus clientes. Luego los mata y los roba, sacándose así lo suficiente para (mal)vivir otro día.
Su vida cambia, sin embargo, cuando entra en un bar y se ve envuelto en una trifulca con un proxeneta. Jess sale a la calle, cuchillo en mano, para darle el mismo tratamiento que al resto de generados. Entonces una gorda prostituta va a auxiliar a su chulo. El cazador se convierte en cazado, y Jess se encuentra en serios apuros… hasta que la joven camarera que estaba dentro del bar aparece con un rifle y le vuela a la mujer la tapa de los sesos.
Así es como Jeb conoce a Bess, una chica dada de vuelta de todo, como él, y a la que no le tiembla el pulso con un arma de fuego. Como una versión pubescente de Bonnie y Clyde, los dos jóvenes se alejan del lugar haciendo autoestop. ¿Su rumbo? Los Ángeles, un lugar que parece el apropiado para darle a la vida una segunda oportunidad.
Bajo esa apariencia de cabronazo se esconde un verdadero capullo
De forma paralela, Maxine huye de casa con Billy y Gus, sus dos hijos. Atrás deja a un marido maltratador con una contusión cerebral. Se lo tenía merecido, el muy cabrón. Aun así, vivirá, y para cuando se despierte, Maxine quiere encontrarse a kilómetros de allí.
Su primer objetivo es llegar hasta Sugar Grove, el pueblo donde tiene su iglesia el pastor Cletus Brown. Este es el padre de Billy, y ya va siendo hora de que le cobre por la manutención. Cuando el viejo depravado le de algo de dinero, podrá irse a trabajar al restaurante del marido de su amiga Kay en… ¿lo adivináis? Los Ángeles, California.
Tanto Jeb y Bess como la familia de Maxine recorren caminos paralelos a lo largo de este cómic de 188 páginas. Los primeros van dejando tras de sí un reguero de sangre, y los segundos son perseguidos por malherido (y rencoroso) padre de Gus. Unos y otros se cruzan por una amplia variedad de personajes que se mueven como mejor saben por el vacío de sus vidas, envueltos en situaciones de una extrema sordidez.
Siguiendo el rastro de la parejita de delincuentes se encuentra la Agente Thompson, del FBI, una tenaz mujer que lleva tiempo detrás del asesino que castra a sus víctimas antes de asestarles la puñalada mortal.
Todos estos personajes se acercan irremediablemente los unos a los otros, aun sin saberlo. El viaje en el que se encuentran envueltos terminará por cambiarlos, de una forma u otra. Para bien o para mal.
Una obra de autor
Emmanuel Moynot (conocido por su apellido, a secas) nació en París en 1960. En 1981 comenzó a publicar en distintos fanzines franceses, labrándose un nombre como un artista intimista y transgresor. Dos años después publicó su primer tebeo autoconclusivo (“novela gráfica”, para quien se ponga nervioso) L’Enfer du jour, publicado por Glénat.
Desde entonces, ha destacado por sus historias afiladas y complejas, con evidentes influencias de la cultura pop norteamericana del siglo XX. En castellano podemos disfrutar de La noche de Saint-Germain Des Prés o Suite Francesa, traducidas y publicadas por Norma Editorial y Salamandra, respectivamente.
No direction es una de sus historias más disfrutablemente retorcidas, un producto de autor, en el que refleja sus referencias literarias, cinematográficas, y también musicales. Su lectura es adictiva, viendo cómo las distintas subtramas se van desenredando y cómo todas forman una madeja perfectamente compacta.
No direction fue publicada en español en octubre de este mismo año, por Planeta Cómic, y puede conseguirse muy fácilmente en librerías y tiendas especializadas.