‘Niksen’: el arte neerlandés de no hacer nada (sin remordimientos)
Niksen significa ‘no hacer nada’ o ‘estar ocioso’. El poder de la pausa que los holandeses practican para aumentar su creatividad, reducir los niveles de estrés, mejorar el estado de ánimo y ser más productivos. Parece contradictorio: no hacer nada para ser más productivos; pero así es.
El arte del Niksen
Practicar el ‘arte del Niksen’ no es otra cosa que disfrutar de las pequeñas pausas que podemos tomarnos en el día a día y olvidarnos de esa necesidad constante de estar ocupados. La periodista Annette Lavrijsen recoge una serie de pautas sencillas y prácticas para introducirnos en el Niksen a través del libro: Niksen: el arte neerlandés de no hacer nada.
¿Cuántas veces hemos escuchado o hemos dicho eso de ‘estoy muy ocupada’; ‘no tengo tiempo para nada’; ‘no tengo suficientes horas en el día’; ‘se me junta el día con la noche’? (Bueno, esto último es un poco más de Chimo Bayo, pero también nos puede valer…).
Vivimos en una sociedad en la que estar ocupados es sinónimo de éxito, tanto en el ámbito profesional como en el social. Sentimos esa necesidad permanente de ocupar nuestro tiempo y, si no lo hacemos, tendemos a sentirnos inquietos y desorientados. Enseguida llega a nuestra mente esa tendencia imperiosa de ocupar los minutos en acciones que nos sumerjan de nuevo en la rueda de la multitarea.
La lista de tareas es interminable y los compromisos se agolpan en las agendas y en el cerebro. La cultura del ‘estar siempre activo’ puede convertirnos en autómatas sin capacidad de reflexión. Pero llegan los holandeses y nos hablan del Niksen, de hacer del ‘no hacer nada’ una prioridad para estar más sanos y felices.
Niksen: no hacer nada como prioridad absoluta
“Este libro te mostrará el camino hacia la conformidad como salvavidas para la cordura”. Así nos lo cuenta Lavrijsen en el libro Niksen. El arte neerlandés de no hacer nada, editado en castellano por Libros Cúpula.
El Niksen puede sonar a mindfulness, y aunque algo de eso hay, es mucho más simple y sencillo de incorporar a nuestras actividades cotidianas. Lo más probable es que ya lo estés practicando de alguna u otra manera, aunque aún no seas muy consciente de ello.
Con el Niksen no tienes que lograr poner la mente en blanco o conseguir una perfecta postura de flor de loto mientras las ingles no dan más de sí. Tampoco te obliga a repetir mantras de autosuperación. De hecho, la base del Niksen es precisamente no obligarte a nada; que te permitas a ti misma momentos de no hacer nada sin ningún propósito y, además, sin sentir remordimientos.
Una nueva revolución: el tiempo para no hacer nada
Un estudio del año 2012, publicado por la revista Consciousness and Cognition concluyó que cuando dejamos a nuestra mente divagar y la liberamos de preocupaciones, logramos definir nuestros objetivos a largo plazo catorce veces más a menudo que cuando nos obligamos a centrarnos para tomar ciertas decisiones de futuro. La mente es muy poderosa cuando la dejamos ser, desatamos las cadenas y la liberamos del ruido que nos acompaña a diario.
El Niksen reclama ese momento tan necesario para la desconexión y el descanso mental sin más propósito que el de cuidarnos. Obligarnos a detenernos para volver a ponernos en marcha. El Niksen es una herramienta que calma la mente y nos ayuda a ver las cosas con mayor claridad.
Si necesitas tiempo, tómatelo, sé un poco más egoísta y libera tu saturada agenda de aquellas actividades y compromisos innecesarios. Prioriza lo absolutamente imprescindible, aumentando el tiempo que dedicas a hacer aquello que te permite disfrutar.
Los pequeños paréntesis del Niksen para no hacer nada te ayudarán a redirigir tu energía para afrontar las obligaciones, pero también te ayudarán a arañar un poquito más de tiempo para hacer todo aquello que te gusta. Aquí te dejamos el manifiesto Niksen. En Las Furias ya lo estamos siguiendo.
Manifiesto Niksen
- Voy a hacer del no hacer nada una prioridad, porque sé que eso me volverá más productivo, más creativo y, sobre todo, alguien más sano y más feliz.
- Voy a permitirme no hacer nada, incluso aunque eso signifique no ser productivo o parecer antisocial. Ignoraré a cualquiera -ya sea un amigo, un compañero de trabajo o a i crítico interior- que diga que no hacer nada es sinónimo de pereza, inutilidad o egoísmo.
- Sacaré algo de tiempo cada día para no hacer nada, poniendo límites saludables que abran ventanas de tiempo y oportunidad tanto en mi agenda como en mi mente, así como a través de una mejor gestión de mis horas.
- Haré de esos momentos de nada en absoluto una parte integral de mi vida, tanto profesional como privada, recibiendo de buen agrado el potencial de cambio del Niksen.
- Haré del no hacer nada un hábito para toda la vida, dedicando el tiempo a la relajación activa y pasiva y a las actividades sin objetivo, lo que permitirá que mi mente se suelte y divague.
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