La mujer alcohólica y drogodependiente, ¿un nuevo arquetipo en el audiovisual?
Dentro de las estructuras audiovisuales, uno de los elementos más reseñados respecto a la construcción de personajes son los arquetipos. Estos, se reiteran históricamente y van sedimentando estereotipos entorno a ciertos tipos de personas. En particular, los arquetipos sobre las mujeres son infinitos. Desde la eterna femme fatale hasta la madre castradora. En la actualidad, ¿sería posible que un nuevo arquetipo entorno a la mujer adicta estuviera emergiendo? Sí, me refiero al de la mujer alcohólica y drogodependiente.
Afirmar rotundamente que un nuevo arquetipo está emergiendo es imposible. Dado que requiere de tiempo para poder llegar a dicha conclusión. Sin embargo, hay ciertos aspectos que podrían atisbar la sedimentación de ciertos estereotipos que dan forma a un nuevo arquetipo en torno a la mujer.
En las producciones contemporáneas las mujeres han pasado a un primer plano. Como protagonistas de tramas diversas, desde policíacas a dramáticas. Pero, ¿qué tipo de protagonistas vemos en las obras más recientes? Si posamos la mirada en el thriller policíaco, por ejemplo, parece que la mujer se adhiere al arquetipo del hombre policía alcohólico, poniéndose su piel, pero como mujer.
Las drogas y el alcohol se convierten en un denominador común en series de televisión recientes, particularmente las españolas. Donde las mujeres se desestabilizan por dichas adicciones, las cuales son provocadas por traumas del pasado. Las dos últimas producciones de Atresmedia como La novia gitana y su sucesora en los domingos La ruta, son ejemplos de esto.
El arquetipo en el audiovisual y sus infinitas formas al construir a las mujeres
En el universo audiovisual, el arquetipo es una de las construcciones más utilizadas. Esta, se conforma por una serie de características comunes que dan forma a un personaje. Las cuales se reiteran a lo largo de la historia. Sedimentando también en la sociedad ciertas imágenes en el imaginario colectivo.
Este compendio de estereotipos que erigen un personaje común es especialmente relevante en las mujeres. Personajes que han sido encasillados durante años dentro de unos patrones heteronormativos inamovibles. Uno de los más reiterados ha sido el de la femme fatale. Esa mujer hipersexualizada que utiliza esos aspectos para atraer a los hombres y posteriormente destruirlos.
Desde la mitología y las religiones con personajes como Lilith, Medea, Pandora… y un largo etcétera. Se van cimentando los elementos históricos y mitológicos necesarios para construir el arquetipo de la femme fatale. Desde la perspectiva histórica patriarcal. Esto se extiende rápidamente al mundo audiovisual con personajes míticos como el de Glenn Close en Atracción Fatal (Adrian Lyne, 1987) o Sharon Stone en Instinto Básico (Paul Verhoeven, 1992) o Casino (Martin Scorsese, 1995).
La mujer alcohólica y drogodependiente, ¿un nuevo arquetipo audiovisual?
Si la mujer que con su atracción sexual destruye a los hombres ha sido una de las más recurrentes, en la actualidad esto empieza a cambiar. Precisamente con la capitalización del feminismo, uno de los recursos más llevados a cabo es de la machificación de los personajes femeninos para transformar estereotipos. Conformando otros como los que envuelven a personajes como Lara Croft, Alice en Resident Evil o la gran figura de Ellen Ripley en Alien. Representaciones transgresoras que alejaban a las mujeres de las relaciones románticas, y las acercaban a arquetipos más normativamente masculinos.
Recientemente, parece que este patrón se repite, aunque con ciertos matices. La masculinidad del hombre alcohólico y drogodependiente que no puede compaginar su trabajo con su vida familiar es perfectamente conocido. Arquetipo muy reiterado en los thrillers policíacos. Este, parece que se traslada ahora a los personajes interpretados por mujeres, con ciertos cambios. Las maternidades son puestas en cuestión desde una perspectiva enjuiciante. La irracionalidad que el patriarcado asocia con las mujeres. Y otros aspectos estereotípicos arraigados en la figura de la mujer que convierten al personaje drogodependiente en un arquetipo que comparte muchos rasgos.
En Estados Unidos, con series como Mare of Easttown (HBO, 2021), Heridas Abiertas (Sharp Objects, HBO), 2018) o La mujer de la casa de enfrente de la chica en la ventana (Netflix, 2022), entre otras, se construyen personajes protagonistas mujeres adictas al alcohol. La maternidad es un denominador en común en todas. Por su pasado, por tener una madre castradora – arquetipo común en el audiovisual también -, o por no ser capaz de compaginarlo con su trabajo. E incluso, por haber perdido a un hijo.
Una de las pocas series que se aleja de estos elementos común es Euphoria (HBO, 2019-). Una magnífica serie que muestra la cruda realidad de una adolescente adicta a las drogas. Con un reparto y argumento diverso que rompe todos los esquemas normativos.
La mujer alcohólica y drogopendiente, un caso paradigmático en las series españolas
Si ponemos el foco en las series españolas en particular, parece que el arquetipo se reitera en más ocasiones. Con el añadido de estupefacientes más allá del alcohol. Desde 2019 con la serie Vida perfecta (Movistar+, 2019-2021) encontramos a uno de los primeros personajes adictos a las drogas. Aunque desde el género de la comedia, y alejándose de los arquetipos más normativos. Más adelante, en 2021, llega a Netflix la serie enmarcada en el género de thriller El desorden que dejas.
Con este punto de inflexión, se encuentra uno de los primeros atisbos de la mujer adicta como arquetipo en el audiovisual español. Muy arraigado con el sexo esporádico, las relaciones románticas y la inestabilidad emocional. En esta misma línea, series como Ana Tramel. El juego (RTVE, 2021), Sky Rojo (Netflix, 2021) o Parot (Amazon Prime Video, 2021), van cimentando los aspectos más estereotípicos entorno a ese tipo de protagonista.
Finalmente, en el presente año, una de las series más paradigmáticas es la popular adaptación de la novela homónima La novia gitana (Atresmedia Player, 2022). La mujer vuelve a situarse como protagonista en un thriller policíaco. Para ello, se recurre de nuevo a aspectos como el sexo esporádico, la maternidad, la inestabilidad emocional y violencia vinculada a esto último y, por supuesto, el alcoholismo.
En definitiva, hay que brindar más tiempo al progreso audiovisual para terminar de concluir si ha emergido un nuevo arquetipo o no. Pero lo que sí es una realidad ineludible es que los arquetipos se van transformando. Que los estereotipos en torno a las mujeres van progresando, o no, pero están cambiando. Y la maternidad, de una forma u otra, forma parte indivisible de estos nuevos elementos de la figura de la mujer en el audiovisual contemporáneo.
Donde la madre incondicional parece enmarcarse en el rol de la aparente villana (véanse ejemplos como Sagrada Familia (Netflix, 2022) o la brillante cinta La Piedad de Eduardo Casanova. Donde la representación de la maternidad se pone bocabajo de forma excepcional). Mientras que la madre que tiene otras prioridades emerge como aquella con la que empatizar. Donde Cinco Lobitos (Alauda Ruiz de Azúa, 2022) podría ser uno de los ejemplos más hermosos y reales de ello.