‘Missing (Desaparecido)’, de Costa-Gavras: la valiente obra maestra sobre el régimen criminal de Pinochet

Apenas empieza Missing (Desparecido), de Costa-Gavras, vemos a un hombre observando con ilusión a unos niños que juegan, hasta que se esconden tras el paso de un camión militar. A los veinte minutos otra escena profetiza lo que se avecina: una mujer ve a un caballo blanco siendo perseguido por una camioneta de militares, que le disparan mientras corre. Ambas escenas advierten al espectador con un claro simbolismo que representa la inocencia saqueada por la maldad.

Advierten del tema de fondo de todo el largometraje: el secuestro de la moral y de los derechos humanos.

Póster de Missing (Desparecido).
Póster de Missing (Desparecido).

Missing o Desaparecido (1982), como se conoce en el territorio hispano, es en todo momento un largometraje soberbio en guion, documentación, actuaciones y música, compuesta por el maestro Vangelis. Es tal la precisión histórica que se le puede considerar un sólido documental de uno de los peores horrores de la historia reciente latinoamericana: el golpe de estado de Pinochet en 1973, guiado por el gobierno estadounidense de Nixon y Kissinger.

De hecho, Missing no pudo ser grabada en Chile, sino en Ciudad de México y tras su estreno fue prohibida inmediatamente durante la dictadura chilena. Es más, Gavras y Thomas Hauser, escritor del libro en el que se basa la película, recibieron una demanda millonaria del entonces embajador norteamericano en Chile (quien es retratado bajo otro nombre) pero después fue desestimada.

Missing (Desparecido) y sus poderosas interpretaciones

Basada en hechos reales, se nos cuenta la búsqueda del empresario republicano estadounidense Ed Horman, en compañía de su nuera Beth (Jack Lemmon y Sissy Spacek, respectivamente) para dar con el paralelo de su hijo periodista e idealista de izquierdas Charles Horman (interpretado por John Shea).

Sissy Spacek y Jack Lemmon en Missing.
Sissy Spacek es Beth y Jack Lemmon Ed Horman en Missing.

Lemmon y Sissy construyen un dúo maravilloso, la química contrastante entre ambos es de otro nivel. En un principio se llevan mal porque están en los lados opuestos de la política, él es un “científico cristiano” y ella una progresista concienciada como su marido desaparecido. Pero poco a poco se acercan, a medida que el padre crece y tiene que enterarse de mala manera de lo que es capaz la jefatura republicana en la que tanto creía.

En medio de tantas actuaciones tan bien construidas, el indiscutible ganador es Jack Lemmon con su interpretación espléndida, digna de aplaudir porque es de las que quedan en la retina para siempre. La evolución del personaje encoge el corazón, mostrándose tanto vulnerable como complejo.

Veremos cómo la burocracia chilena-estadounidense marea a las personas que necesitan encontrar a sus seres queridos desaparecidos, cómo hasta al último momento cada funcionario miente, manipula, hiere o hasta se burla.

Los temas de la película están claros y son estupendamente tratados: el cambio de perspectivas, la desilusión, la burocracia opresiva y los duelos dobles en el contexto de desapariciones. Por ejemplo, las diferencias generacionales se dejan entrever con Ed, a menudo despreciando los ideales de su hijo izquierdista y su nuera, para al final entenderles a la perfección.

John Shea es el desaparecido Charles Horman en Missing.
John Shea es el desaparecido Charles Horman en Missing.

La valentía de Missing (Desparecido), es un mérito adicional de admirar

Pese a que las menciones directas a Pinochet brillan por su ausencia, hay una valentía admirable en señalar con el dedo a Estados Unidos a lo largo de la cinta. Gravas dio un golpe directo al orgullo republicano porque para entonces la influencia estadounidense en Chile era rotundamente negada. No fue hasta la administración de Clinton que se revelaron todos los detalles del complot.

Así, no queda duda de la intencionalidad de destruir el gobierno democrático de Salvador Allende, quien era un indiscutible inconveniente para los intereses económicos de la potencia. Como digo, esta película es necesaria porque ilustra muy bien cómo opera una dictadura militar titiritera de los Estados Unidos, quienes impusieron su fuerza bruta en la región (de hecho, se deja entrever que “el próximo objetivo” era Bolivia) y con el dúo actoral se evidencia cuán desmoralizador es la desaparición forzada.

Gravas mezcla un poco de suspenso no sólo político sino psicológico, en lo que termina pareciendo una película de horror, pero no con fantasmas o criaturas raras, sino con seres humanos sin un absoluto ápice de humanidad.

Missing.
Missing.

Desaparecido deja testimonio, y eso que sólo muestra una historia particular que es algo “privilegiada” (estamos hablando de ciudadanos estadounidenses de clase acomodada, no de chilenos de a pie) sobre cuán genocida y sádico fue este régimen militar, aún a día de hoy alabado por algunos sectores.

Se trata de una de las primeras películas que evidencian el terror del régimen chileno, única en su especie hasta que en los años noventa empezó a hacerse cine chileno acerca del dictador.

Missing (Desparecido): una historia que habla por miles de personas

No hubo justicia para Ed Horman y tampoco la ha habido para miles de otras víctimas chilenas torturadas, asesinadas y desaparecidas por la tiranía.

En resumen, se trata de una película dura y de visionado obligatorio para todo aquel que ame el cine político. Masterclass absoluta del gran Gavras para les cineastas venideres en el género del thriller de tal índole, del que el director griego es una figura indiscutible para su construcción.

Asimismo, es un filme sensible y necesario, porque no es ni un panfleto ni tampoco se siente como un melodrama. Toda la acción fluye de forma atrapante, es imposible no sentirte con rabia, dolor e impotencia tras verla. Si no sentiste un nudo en la garganta con el final, no lo sentirás con nada en absoluto.