‘Los santos inocentes’: penurias en un cortijo perdido en la espesura

Por ahí viene el Azarías, corriendo desbocadamente, con esa sonrisa bobalicona pintada en la cara. No se ducha desde no se sabe cuándo y parece que su mente está siempre en las nubes. Viene, como de habitual, “rutando y como masticando la nada”, obsesionado con sus pájaros y trabajando en lo que puede, o le … Sigue leyendo ‘Los santos inocentes’: penurias en un cortijo perdido en la espesura