Los Enemigos Superiores de Spiderman

The usual losers

Perdemos con mucha más frecuencia de la que ganamos en la vida. Sea como fuere, la ficción parece el terreno adecuado para evadirnos de esos sinsabores y reveses cotidianos. Se trata de una esfera fácil de controlar, donde el bien se sobrepone al mal y existe algo parecido a la justicia cósmica.

No obstante, cierta honestidad en nuestro interior se subleva ante esa idea y, casi sabiéndola una causa imposible, parte de la simpatía se la damos a los perdedores de la trama, incluso aunque sean despreciables villanos. ¿O acaso no son tan censurables?

El primer número de Los Enemigos Superiores de Spiderman apareció en septiembre de 2013. Desde el principio, quedó claro que sus protagonistas eran individuos de la peor calaña. Asimismo, de alguna manera mágica, el público siguió las andanzas durante más de un año de aquella camada perdedora que solamente podía acabar vencida por el héroe arácnido, arrestada por la policía o humillada por seres malvados realmente salvajes y terribles.

Hace años que Sospechosos habituales (1995) rompió moldes dentro del género del thriller de intriga. Puso ante la rueda de reconocimiento a algunos de los delincuentes más misteriosos que se recuerdan.

Nick Spencer hizo lo propio, pero con un grupo de pobres diablos: Búmerang, El Conmocionador, la nueva Escarabajo, Demonio Veloz y Turbo exhibirán sus pequeñas miserias y vergüenzas. Lejos de alejarnos por ese strip-tease emocional, cada vez les iríamos compadeciendo más. 

A día de hoy, el título ya tiene cierto estatus de serie de culto que podría ir a más en años venideros. Un pequeño secreto apreciado por aquella generación de fans que conoció a aquellos Seis Siniestros que nunca pasaron de cinco miembros. Nuestros únicos y queridos derrotados, más interesantes que cualquier ganador de las viñetas.

Marvel Now!

Los tiempos estaban cambiando en Marvel. Brian Michael Bendis usó las paradojas temporales para que la Patrulla X del pasado quedase horrorizada ante futuro que les deparaba el destino.

En las páginas de Los Vengadores, Jonathan Hickman se abonaba a la épica galáctica para ganar adeptos.

Fue la línea conocida como Marvel Now!, un verdadero desafío para el status quo de personajes emblemáticos. La cuestión que restaba conocer era cómo se implicaría en ella a uno de los buques insignias de la Casa de las Ideas: el amistoso vecino Spiderman.

Dan Slott, responsable del título principal del trepamuros, aceptó el reto. Llevó a cabo un recurso de ciencia ficción que parecía propio de épocas más ingenuas del Noveno Arte: un intercambio de cuerpos entre el héroe y su adversario Otto Octavius, más conocido como el Doctor Octopus. Lejos de ser experimento de un día, la situación se iría prolongando en la cabecera The Superior Spider-Man.

Superior Spiderman
Superior Spiderman

La presentación del nuevo portador del lanzarredes, tuvo pocas dificultades en apabullar a Los Nuevos Seis Siniestros.

En los días gloriosos de Stan Lee y Steve Ditko, para conmemorar el primer anual de Peter Parker, se le midió a una poderosa asociación de media docena de sus más terribles antagonistas. Esta vez, la alineación de Slott resultó menos imponente, aunque fascinante bajo otro prisma.

En una muestra palpable del desprecio con el que veía a esos tipejos, aquel nuevo Spiderman no dudó en arrebatarles a su robot Cerebro Viviente y convertirlo con facilidad en su siervo.

El camino parecía poco prometedor para la asociación delictiva. Aunque tuviera sus defectos, Peter Parker era un héroe chistoso, bienintencionado y de violencia proporcional a la escala de la amenaza. El bueno de Otto podía resultar aterrador para ese huérfano quinteto.

Los Enemigos Superiores de Spiderman: El Sexto Miembro

Se convirtió en la broma privada de la colección. Con Cerebro Viviente fuera de juego, ¿quién sería la maldad elegida para rematar la alineación de los nuevos Seis Siniestros? Igual que Vera en Cheers o Maris en Frasier, nunca tendríamos a esa última pieza. Con todo, como afirmaría Fred Myers, identidad civil del despreciable Búmerang, así serían menos a repartir en los hipotéticos botines.

¿De dónde venía aquel germen de historias centradas en antagonistas de Spidey? La arqueología marvelita nos lleva a la década de los noventa del pasado siglo, concretamente a The Deadly Foes Of Spider-Man (1991) y The Lethal Foes Of Spider-Man (1994), dos miniseries del Sindicato Siniestro, organización conformada por enemigos de segunda fila del cabeza de red.

Danny Fingeroth, impulsor de la iniciativa, se desmarcó de tópicos imperantes al mostrar a los malvados con emociones reales, incluso reflejando su pánico a morir en batalla. Ninguno salió más beneficiado que El Conmocionador. Creado por la fértil imaginación de John Romita, era un oponente de lúcido diseño que, por algún azar, no terminó de cuajar en el panteón de villanos de la editorial. Ahora, reflejando sus miedos e inseguridades, el público empezó a interesarse por él.

Los Enemigos Superiores de Spiderman
Los Enemigos Superiores de Spiderman

Pronto, Nick Spencer haría dudar si su ojito derecho era Meyers (el picaresco narrador de los eventos) o el desventurado Herman Schultz, cuya inteligencia y melancolía se convertían en elementos que bloqueaban su posible ascenso en el mundo del hampa como El Conmocionador.

Steve Lieber fue el dibujante escogido para Los Enemigos Superiores de Spiderman, un cómic que necesitaba más asfalto que músculo. Influenciado por la exitosa interpretación urbanita de Ojo de Halcón a cargo de David Aja, Lieber no dudó en experimentar un estilo más satírico y cotidiano, auxiliado por el genial color de Rachelle Rosenberg, siendo la verdadera pieza número seis.

Escuela Guy Ritchie

Snatch. Cerdos y diamantes (2000) sobrevuela cada una de las páginas de Los Enemigos Superiores de Spiderman. Indudablemente, el cineasta Guy Ritchie se sentiría orgulloso y halagado al ver el ritmo impuesto por Spencer a una obra gamberra, capaz de penetrar en lugares sórdidos sin perder la sonrisa cínica.

Los mafiosos de verdad en el relato conectan también con los exhibidos por el director británico, especialmente tipos como Lápida, revelado aquí como el inesperado progenitor de Janice Lincoln, la flamante nueva Escarabajo. En sus diálogos, cuesta poco imaginar al corpulento y albino malvado con la voz de Vinnie Jones, mientras Lieber acentúa la adicción total de la joven villana al teléfono móvil.

La nueva escarabajo de Los Enemigos Superiores de Spiderman
La nueva Escarabajo de Los Enemigos Superiores de Spiderman

Hay asimismo una sucesión de mcguffins deliciosos. La cabeza plateada de un antiguo  Don de la mafia, el retrato inédito de Víctor von Muerte y miles de planes descabellados se van sucediendo en unos delincuentes que sueñan con ser integrantes de Ocean´s Eleven, pero tienen la falta de luces propia de los sicarios de Fargo.

Steve Lieber, comodísimo en la serie, acierta al sustituir los bocadillos de pensamiento por iconos directos. Son un anticipo de nuestra creciente dependencia de ellos en el WhatsApp. En su forma de explicar sus rocambolescas teorías, los Enemigos Superiores de Spiderman se suceden en una serie de narraciones que fuerzan casualidades y conexiones.

Cuesta poco volver a ver ese mecanismo en Ant-Man (2015) y Ant-Man y la Avispa (2018) en el personaje interpretado por Michael Peña.

Los Enemigos Superiores de Spiderman: Who is the Boss?

Una de las claves para simpatizar con la historia picaresca es que los engaños se realicen alrededor de personalidades que no despierten excesiva simpatía. Un Cabeza de Martillo que recuperaría los ademanes de James Cagney o el desagradable Búho se convierten en algunos de los exponentes de una furiosa élite del hampa que sobrevuelan al antiheroico supergrupo.

Ellos y villanos como El Camaleón son más eficaces, duros y amenazantes. El contraste es explosivo y Spencer sabe utilizarlo con mucha maestría. El guionista venía de firmar un trabajo notable con Thief of thieves. Exhibió una habilidad poco común para plantear crímenes ingeniosos y fracasos tan divertidos como verosímiles.

Thief of Thieves de Nick Spencer
Thief of Thieves de Nick Spencer

La máxima expresión del contraste entre los tipos de maldad llegará con la persecución de Bullseye, la demencial y artera némesis de Daredevil, ante el fanfarrón Búmerang.

Por muchas mentiras que le hayamos visto contar desde el inicio, no puede olvidarse que Meyers es un talento deportivo frustrado al estilo Paul Newman en El buscavidas (1961) y Lester Benjamin un psicópata con fetichismo por eliminar parejas ajenas.

Desde el número dos de la colección, Abner Jenkins, El Escarabajo original, sería utilizado como otro hilo conductor para aliviar algo lo corrosivo de un elenco principal cuya ética no desentonaría en Piratas del Caribe.

Transformado ahora en un héroe, no solamente tendrá que superar los recelos de colegas más poderosos y populares, también verse convertido en el agente de la condicional de Búmerang, un experto en arrastrar al pozo a su círculo más cercano.

Jenkins sirve para demostrar que Spencer y Lieber son ácidos, pero no autores carentes de alma. Por muchas perrerías que les hagan pasar, terminan logrando que el público empatice con sus creaciones. Demostrarán que ellos sí son los jefes de esta anarquía.

Rush

También hay pinceladas casi melancólicas con personalidades hasta ese momento poco definidas en la industria. Tal es el caso de Turbo, un joven con el mismo don que exhibiría Ryan Gosling en Drive (2011).

Convencido de que le va a suceder igual que otros antihéroes que luego fueron reclutados por gente como Los Vengadores. Esa ingenuidad le llevará a caer en las garras de jefes tan poco recomendables como el Señor Negativo.

Una de las ventajas de la naturaleza de la serie radicaría en que, cuando el equipo creativo precisase de prórroga con los plazos de entrega, se podían dedicar números autoconclusivos donde descubriéramos más del reparto coral.

Así sucede en The Superior Fores Of Spider-Man #10 (mayo de 2014). Se alternan referencias a comedias situación como Dos hombres y medio con pequeños relatos. Artistas como Siya Onum reflejan cómo Janice logró batir jugando sucio a Matt Murdock (Daredevil) en los tribunales.

Con muy poco recorrido en la editorial, la flamante y nueva Escarabajo conseguiría en esta cabecera el escaparate perfecto. Incluyendo una escena memorable con Turbo donde homenajearían a la película Rush (2013).

Los guiños cinéfilos se van sucediendo, desde el cine negro clásico que añora la cabeza de Cabello de Plata a comedias románticas coetáneas del cómic como La cruda realidad (2009).

De hecho, algunas de las veces que no solidarizamos nada con los nuevos Seis Siniestros suelen ser las traiciones constantes de Meyers a sus propios amigos. O la búsqueda enfermiza de Janice por impresionar a su albino progenitor.

Las víctimas de Escarabajo son antiguas compañeras de colegio o carrera, sin otro propósito que el humor negro sobre la prójima.

De igual forma, en los descansos de Spencer y Lieber, veremos a Pepe Larraz y Andrés Mossa trasladarnos a los sufrimientos de Demonio Veloz.

Los Enemigos Superiores de Spiderman: Reparto del botín

Algo estaba funcionando, no podía negarse. Incluso cuando, cumpliendo los pronósticos previos, Peter Parker recuperó su condición de único y verdadero Spiderman (algo también cuestionado recientemente en la maravillosa Un nuevo universo), Marvel decidió dar varios números más a Spencer para que culminase las tramas que había abierto.

De hecho, el guionista de Los Enemigos Superiores de Spiderman tuvo el trampolín perfecto para, poco después, ser escogido para el título por excelencia y emblema de la editorial: The Amazing Spider-Man. Allí empezó toda la magia alrededor del héroe que descubrió que todo gran poder conllevaba una gran responsabilidad.

Nick Spencer en The Amazing Spider-Man

Jugar en las ligas mayores no hizo ingrato al escritor, quien tardó poco en recordar a los desmemoriados de dónde venía.

Randy Robertson y Peter Parker demostrarían tener el peor ojo del mundo a la hora de escoger a su compañero de piso. Fred Meyers volvió a la palestra e incluso su alter-ego Búmerang se permitió compartir alguna aventura con quien fuera su antiguo adversario.

Y es que, al final, siempre se lanza un bote salvavidas a quien de sus criaturas lo precise.

Luke Cage y Puño de Hierro comprobarían que podían apalizar a aquellos perdedores. Pero no estaban libres de las denuncias en los juzgados por uso indebido de sus facultades, exponiéndose a jugosas reclamaciones.

Tras ser el saco de golpes oficial del título, El Conmocionador viviría su momento de gloria. Nada menos que ante uno de los iconos de tipos duros de la industria. Exponente de la fiebre de acción y balas en las décadas finales del pasado siglo: Frank Castle, El Castigador.

Y es que incluso The Usual Losers de Marvel merecen sus victorias de tanto en cuando. Unos triunfos que, incluso, nos alegran y hacer sentir algo parecido a ese último miembro perdido de Los Nuevos Seis Siniestros.