Enamorándonos de ‘Laura’, de Vera Caspary, más allá de la muerte
Laura, de Vera Caspary, es uno de los clásicos inmortales del género negro policíaco. Y, como otros muchos, gira en torno a un asesinato: el de su propia protagonista.
Pero, lejos de los callejones oscuros y mugrientos que suelen poblar estas novelas, la escena del crimen no es sino la lujosa Quinta Avenida neoyorquina, en una noche de verano de principios de los años 40.
Y es así, con una muerte, como empezamos a enamorarnos de ella.
Laura: el comienzo de la cacería
Queda menos de una semana para que Laura Hunt contraiga matrimonio con Shelby Carpenter, su prometido. Abrumada por la inminencia del evento, ella le dice a él que tiene pensado pasar unos días en el campo. Antes de ello, planea cenar secretamente con Waldo Lydecker, su viejo amigo y confidente.
Laura, sin embargo, telefonea a Waldo en el último momento para cancelar su cita. Unas horas después, la joven aparece tirada frente a la puerta de su piso, muerta, con la cara medio desfigurada por un disparo.
Nueva York está envuelta en una insufrible ola de calor. Las pocas personas obligadas a permanecer en la ciudad son testigos del misterio sensacionalista del asesinato de Laura Hunt. Mark McPherson es el detective encargado de llevar la investigación.
Para descifrar el enigma de la muerte de Laura, tendrá que descifrar uno aun mayor: el de su vida.
Amor a quemarropa
Natural de Colorado, Laura era una joven hecha a sí misma, inteligente, y apreciada por todos aquellos que la conocían. Procedente de una familia humilde, había hecho carrera en el mundo publicitario y, a base de esfuerzo, conseguido abrirse paso entre la clase adinerada de la Quinta Avenida.
Mark es un hombre pragmático. Sin embargo, rebuscando entre los objetos personales de la joven, leyendo su diario, oliendo su perfume, y pasando la mano por entre sus vestidos, no puede evitar sentir una pulsión hacia ella, desde más allá de la tumba. Máxime cuando descubre un hermoso retrato suyo, pintado por uno de sus antiguos pretendientes.
Además de todas las cualidades anteriormente citadas, Laura era también extraordinariamente bella. Tanto como para hacerle perder la cabeza hasta al más avezado de los detectives.
En torno a Laura
Pero Laura Hunt también tenía sus defectos. A fin de cuentas, había mentido a dos personas en la noche de su muerte.
Primero a Shelby, el hijo de una familia aristócrata sureña venida a menos. Pese a no tener demasiado dinero en la cuenta, conserva su nombre y sus sofisticadas maneras. Guapo y atlético, está acostumbrado a la atención de las mujeres, de las que siempre termina sacando algún que otro beneficio, sobre todo económico.
Mark odia las presunciones, y también a los hombres que no son capaces de buscarse la vida por sus propios medios. Shelby encaja perfectamente en esta descripción, pero ¿lo convierte eso en un asesino?
La otra pieza del puzle es Waldo, un escritor de renombre. Gordo y afectado, reúne todas las características que Mark repudia de las clases pudientes: la ostentación, el materialismo, y la noción de estar por encima del resto de sus congéneres. También es cínico, parlanchín, y se considera el principal artífice de los éxitos de Laura, al haberla ayudado en un principio.
Aun así, Waldo es el mayor aliado del detective en la búsqueda del asesino (o al menos el más dispuesto).
Casi todas las pistas parecen apuntar hacia una cara pitillera, regalo de Laura a Shelby, y hacia una modelo con la suerte en contra, de nombre Diane Redfern.
Laura: invirtiendo los roles
Laura es una intrigante novela de misterio contada en cuatro partes, cada cual desde el punto de vista de uno de los personajes.
Inteligente y seductora como su protagonista muerta, coge varios de los elementos habituales del género negro literario y les da la vuelta. Se trata de la historia de un asesinato, sí, pero se atreve con temas tan controvertidos como el dinero, la clase, o los roles masculinos y femeninos, tan remarcados en la época.
Publicada originalmente de forma seriada en 1942, se reunió en un solo libro un año después, por la editorial Houghton Mifflin Harcourt, hoy filial de HarperCollins.
Un misterio de cine
Su autora fue Vera Caspary, natural de Chicago y nacida el 13 de noviembre de 1899. Caspary fue conocida como una de las mejores escritoras del género noir. También por sus ideas políticas.
La escritora formó parte del Partido Comunista Americano, lo cual le granjeó un hueco en la lista de sediciosos del mundo de las artes y del espectáculo elaborada por Counterattack, un boletín informativo neoyorquino y rabiosamente conservador. Otros nombres incluidos eran los de Dashiell Hammett (otro puntal de la novela policíaca), Dorothy Parker (conocida poeta y crítica literaria), u Orson Wells (histórico director de cine).
Esto no impidió que Laura se convirtiese en un best-seller y fuese adaptada a la gran pantalla en 1944. Dirigida por Otto Preminger, fue protagonizada por Gene Tierney.
La novela ha sido traducida en más de una ocasión al castellano, y todavía puede encontrarse en librerías. Su edición más reciente corre a cargo de Alianza Editorial, con una bonita portada de la película.