Las series no son cine
La llegada de plataformas como Netflix, HBO o Amazon Prime ha supuesto un cambio de paradigma en cuanto al consumo de las series y demás contenido audiovisual. Algo a lo que muchos no tenían acceso, o accedían de manera moral y legalmente cuestionable, ha pasado a popularizarse y a conseguir que se erradique casi por completo la piratería. S
La aparición, a finales de los 90 y principios de los 2000, de series como The Wire o Los Soprano, hizo que muchos estudiosos de lo audiovisual comenzaran a decir que las series de televisión estaban llegando al nivel de calidad que se le presupone al cine.
Huelga decir que, tanto en películas como en series, siempre van a existir productos de alta y baja calidad en cuestiones de producción, guion e interpretación. No obstante, la idea de que las series hasta podían sustituir al cine empezó a calar entre los consumidores habituales de audiovisual.
Las series no son cine: Menos es más
Se hace lógico pensar que la ficción televisiva adquiriese muchas de las formas de hacer de los largometrajes. No es raro ver a directores de cine reputados dirigiendo series hoy en día. Algo que da un cierto aire de calidad extra a lo emitido en la pequeña pantalla.
El desembarco de las plataformas de streaming ha acabado con esta percepción y ya no son tantos los que se reafirman en esta idea. La democratización del contenido ha creado una maquinaria que es imposible parar. El público demanda más y más series cada vez y las exigencias de producción aumentan para poder darles lo que piden en el menor tiempo posible. La mayoría de las ocasiones en detrimento de la calidad.
La producción en masa se nota especialmente en Netflix. Gracias a sus campañas de marketing muy bien pensadas, y a su potente capacidad logística y económica, son capaces de vender una serie mediocre, o directamente mala, como si fuera una nueva revolución.
Ese momento en el que parecía que las series venían a traer un nuevo paradigma en cuanto a lo audiovisual ha acabado siendo así, pero quizá no tal y como se pensaba en un principio.
Haciendo honor a la verdad, hay que decir que sigue habiendo muchas series de gran calidad en todas las plataformas (The Crown, Sucession, I may destroy you, Dark, entre otras muchas). No obstante, el contenido banal o de puro entretenimiento supera con creces el de calidad.
Algo que parece que se extiende hasta cierto punto al cine, donde cada vez se hacen más remakes y contenidos facilones con éxito asegurado de taquilla. Quizá estaba mal planteado y no es que las series sean el nuevo cine, sino que el cine está mutando en las nuevas series.
Motivos para defender que las series no son cine
Bromas aparte, las formas de hacer en cine y series son muy diferentes. Empezando por el guion. En cine, un guion suele escribirse por un guionista (a veces ciertamente por encargo, pero en otras muchas ocasiones no). Sucede que puede haber guiones de largometrajes escritos por varios guionistas. Aunque esto suele pasar cuando, precisamente, una productora encarga que se haga un guion.
En las series, sin embargo, alguien tiene la idea y luego hay un equipo de guionistas que escribe los capítulos sin que, necesariamente, el creador del concepto esté entre ellos. La forma de dividir el trabajo puede variar, desde que cada guionista escriba un capítulo hasta que se repartan el tratamiento y, cada uno, escriba unas cuantas escenas de un capítulo.
Esto, que puede parecer una cosa anecdótica, es muy importante a la hora de establecer diferencias entre cine y series. Básicamente, a menos que el equipo de guion esté muy cohesionado, y en perfecta armonía, es complicado que el tono de la serie se mantenga durante toda la temporada, ya que ha sido escrita a parches, cosa que no suele suceder con una película.
Hace unas semanas, Candela Peña, actriz y ahora colaboradora en La Resistencia, contaba que durante la cuarentena ha escrito una serie y que, al ir de productora en productora buscando venderla, le decían que le compraban la idea, pero que le ponían un equipo de guionistas para que escribieran los capítulos.
Me atrevería a decir que este es el principal distintivo entre cine y series hoy en día y que puede, en muchos casos, marcar una diferencia grande en cuanto a la coherencia del contenido que se nos presenta y que repercute, por tanto, en la calidad del producto final.