Lara Izagirre, productora de ‘20.000 especies de abejas’: “Siento que soy productora revelación”
En 20.000 especies de abejas, Estibaliz Urresola nos ofrece su mirada prístina sobre la infancia transgénero y su honestidad para retratar personajes que caminan en la frontera. Hablamos con la productora del film, Lara Izagirre (Amorebieta, 1985), productora novel como ella se proclama, pero con una sólida trayectoria como directora a sus espaldas y un instinto ganador para reconocer puro cine cuando lee un proyecto.
El pase de 20.000 especies de abejas fue un día especial en la Berlinale de este año. El público del BERLINALE PALAST se puso en pie para ovacionar durante 5 minutos el largometraje debut de Estibaliz Urresola. Una película de tempo pausado que nos permite mirar y encontrar a una niña de 8 años, de grandes ojos que roba el protagonismo en una historia que, cual colmena, encierra múltiples subtramas y peripecias personales que nos atrapan como moscas en la miel.
Unos días después, Sofía Otero se llevaría el Oso de Plata a la mejor interpretación, siendo la ganadora más joven de este premio en Berlín.
Celebramos la llegada de una nueva directora a la selección oficial de la Berlinale, en un año en el que ascendían a seis, el número de películas dirigidas por mujeres que competían por el oso de oro, un 32% de los filmes en competición. La organización no esconde su empeño en ser más inclusivos, diversos y paritarios, incluso en la co-dirección del festival, comités y jurados. La Berlinale publica una evaluación de género desde 2004 y aunque aún está lejos de la paridad, las cifras han mejorado significativamente desde entonces, alcanzaron un 41% en 2019 y siempre oscilan en torno al 30% en competencia oficial y mayor presencia en secciones paralelas.
Lara Izagirre es la directora de maravillosas películas como Un otoño sin Berlín, que nos descubrió a Irene Escolar, y Nora. Como productora la encontramos en otra de sus creaciones, Gariza Films, una productora feminista e independiente que crea y produce proyectos audiovisuales desde 2010.
Hablamos con Lara Izagirre
– Lara, felicidades por esta extraordinaria película. Cuéntanos cómo ha sido esta experiencia en la Berlinale, el hito que supone llevar un debut a la selección oficial de un festival de clase A como Berlín.
Ha sido un sueño. Desde el inicio fantaseábamos con estar en Berlín, pero ni de lejos nos podíamos suponer que llegaríamos a la sección Oficial. Estuve en shock tres días, digiriendo la noticia. Aunque el pase de 20.000 especies de abejas estaba planeado el martes 21 de Febrero, casi al final del festival, quisimos llegar el primer día para disfrutar del festival y entender cómo funcionaba todo.
Tuvimos tiempo de ver otras películas, de preparar el estreno y organizar la fiesta posterior. Ni en el mejor de nuestros sueños podíamos imaginar que recibiríamos una ovación de diez minutos. Y la guinda al pastel fue recibir la llamada comunicándonos el premio de interpretación para Sofia Otero.
– La coproductora de la película es Valerie Delpierre, de Inicia film, que ya pasó por la experiencia en Berlín con Estiu 1993 (Carla Simon, 2017). ¿Ir con ella facilitó un poco la experiencia?
Gariza es la productora mayoritaria así que recayó en nosotras el peso de organizar el estreno y la fiesta, que fue vasca 100%. Nos llevamos hasta el Txakoli de casa. Estrenar en Berlín requiere mucho trabajo de preparación, o eso nos pareció, pero fue una experiencia inenarrable.
– Tu primer trabajo con Estíbaliz, el corto Cuerdas fue seleccionado en Cannes. Ahora su debut en el largometraje de ficción ha sido premiado en Berlín. ¡Vaya año! ¿Ha cambiado tu posición en la industria después de este reconocimiento?
Que Gariza films sea conocida internacionalmente nos abre puertas y hace el camino más fácil, nos da acceso a reuniones que antes eran inaccesibles. Hay interés en los proyectos por los que apostamos, que en su mayoría están dirigidos por directoras.
– ¿Por qué una directora se pasa a la producción? Tu slate es apabullante: cuatro cortos, dos documentales, siete largometrajes y uno más en desarrollo.
No siento que me haya pasado a la producción. He producido mis cortos y largos desde un principio. Sí ha sido un salto cualitativo, porque aquí no he sido la directora y Gariza ha sido la productora mayoritaria de una película no dirigida por mí. Me comprometí con el proyecto, con la directora, y fue un paso natural. Esti creó el proyecto en la residencia artística que organizamos desde Gariza, Una habitación propia.
El camino fue largo, con la pandemia de por medio y el proyecto creció más de lo imaginado, pero no fue algo premeditado, si no que nos dejamos llevar con el proyecto hasta darnos cuenta de que teníamos una gran película.
He aprendido un oficio, ha sido como hacer un máster. Muy distinto a cuando produje mis propios filmes, ahí no había problemas ni desacuerdos entre dirección y producción, porque yo aglutinaba ambos papeles. He aprendido qué es importante para producir y qué puedo aportar como directora a la producción. Ha sido un recorrido muy bonito.
Siento que soy productora revelación, aunque no haya un premio para eso. He sentido cosas similares a cuando hice Un otoño sin Berlín, porque éste ha sido el primer proyecto en el que he dado la cara como productora desde 2018, acompañando a Esti en todos los programas en que nos seleccionaron. Pero ahora recupero mi vocación de directora/ guionista. Producir no es un oficio al que me quiera dedicar realmente. Ha servido para darme cuenta de que soy una directora y prefiero no llevar todo el peso de la película. Ahora necesito volver a lo mío.
Ahora tenemos acceso a reuniones que antes eran inaccesibles. Hay interés en los proyectos por los que apostamos, que en su mayoría están dirigidos por mujeres.
Lara Izagirre.
– Estás preparando otro largometraje, Yerma, que vas a dirigir tú.
Exacto. Estoy co-escribiendo con la dramaturga María Goiricelaya, muy contenta de retomar la escritura. Tengo muchas ganas de dejar volar ABEJAS y ahora necesito encontrar espacio para mis otros proyectos. Ésta es una versión muy libre de Yerma. María ya adaptó en teatro la obra de Lorca y ahora haremos una adaptación de su adaptación, pero quiero conservar el título porque transmite mucha fuerza y sitúa el tema.
– ¿Cuál fue el mayor reto en 20.000 especies de abejas, el rodaje o la preproducción?
Es algo personal que tiene que ver con cómo hemos vivido cada parte del proceso cada una, para mí, el rodaje fue lo más complicado, aunque fuera un rodaje bonito. Se me hacía difícil ver desde fuera (al no ser directora) el ecosistema del rodaje.
No recuerdo nada complicadísimo en todo el proceso. El desarrollo fue largo, luego nos pilló la pandemia.
Cuando llegamos a la fase de financiación, llevábamos ya tres años de desarrollo y teníamos un guion que enamoraba desde el inicio. El casting costó un poquito, como siempre cuando se trabaja con niños. En el montaje sufrimos un poco para rebajar el primer corte, que nos había quedado extremadamente largo.
– Imagino que durante el desarrollo contaríais con familias de niños trans, o del colectivo CHRYSALLIS, para entender el proceso.
Esti estuvo muy unida a Naizen, el colectivo homólogo en el País Vasco e hizo entrevistas a familias durante años. Invitamos a la presidenta de la asociación a dar una charla al equipo y durante el rodaje estuvo presente para asesorar.
– Y Sofia Otero, la actriz que tenía sólo 8 años durante el rodaje, ¿cómo llevó este proceso?
Esti lo explica muy bien, le indicó a Sofía que ella era una niña pero que nadie la veía como una niña. Sofía actuó como la niña que es. Fue sencillo trabajar con ella.
– ¿Cuándo el proyecto se empieza a hacer muy grande?
Estuvimos en la Incubadora, de la ECAM y detectamos gran interés por parte de los festivales internacionales. Ganamos el premio en el 61st TIFF: Thessaloniki Agora Awards, una beca del Mediterranean Film Institute , otro premio al desarrollo en Tallin.
El guión parecía sencillo, pero tenía muchos personajes y subtramas. Fue un rodaje muy grande. En todos los aspectos, vimos que la peli nos pedía más, más tiempo, más presupuesto. Todo se hacía más grande.
¿Qué presupuesto tiene? Más de 2 millones de euros.
– ¿Cuándo entra como coproductora Valerie Delpierre?
Después del desarrollo, con el dossier y guion muy sólidos, a final de 2020. Necesitábamos una pieza más en la producción, con más experiencia y que nos diera la tranquilidad de haber recorrido ya este camino. Comenzamos la financiación en 2021 ya con ella.
Ella también hizo un recorrido similar, un corto seleccionado en Cannes y luego, una película premiada en Berlín.
– ¿Qué te motivó a dedicarte al cine?
La primera vez que lo pensé fue al ver Lost in Translation de Coppola, ahí tuve la revelación. Había estudiado Comunicación audiovisual, me gustaba el cine, pero hace 20 años no había escuela de cine en Bilbao, no es como ahora. Ser directora de cine no era una opción “normal” que pudiera barajar. Ahora es diferente.
Ahora todos llevamos una cámara encima.
Un año importante fue cuando fui a Nueva York a hacer un curso de un año. Y eso fue la prueba de fuego. Fue una felicidad comenzar el curso, y que te enseñen cómo meter el rollo de 16mm en la cámara y hala, a rodar un corto. Sin teoría. Me hizo muy feliz esa vivencia, y supe que no me había equivocado con la elección.
– Además de Sofia Coppola, ¿cuáles son tus referentes?
Me gusta Andrea Arnold, Coppola, por supuesto, y mucha otra gente, sobre todo las óperas primas, Ainhoa Rodríguez con Destello Bravío, Manuela Martelli con 1976. Y me encanta el mundo de Alice Rohrwacher. Seguramente me estoy olvidado muchas.
– Se aprecia claramente tu sensibilidad hacia las obras femeninas. Y has producido a mujeres. Nosotras nos conocimos en un encuentro de Hemen y EWA Network en el Festival de San Sebastian, hace años. ¿Cómo valoras el trabajo de las asociaciones de mujeres cineastas? ¿Crees que estamos favoreciendo que afloren nuevas cineastas y pulsiones creativas?
Lo veo un trabajo necesario. Estoy muy orgullosa del trabajo de las asociaciones. Me emocionan los programas de cortos, y Hemen impulsó el primero en Euskadi. A veces solo necesitan eso, una oportunidad para poder hacer y estrenar sus cortos internacionalmente. También es importante tener la oportunidad de probar, salga bien o mal. Es bonito ver cómo Hemen ha ido creciendo y ocupando espacios donde antes no nos dejaban estar.
– Me gusta creer que las asociaciones hemos sido esenciales para garantizar un espacio seguro para trabajar, conocernos y aunque se estabilicen las rutas de financiación y programas que favorezcan la igualdad, quiero pensar que seguirán existiendo las asociaciones como espacio de colaboración entre mujeres.
Sí por supuesto. Pero ojalá que nos entre la duda de si en un futuro tendremos que existir. Eso sería un indicador claro de que la sociedad ha cambiado.
Ahora sería imposible, porque, sin la red de apoyo que brindan las asociaciones muchas cineastas se quedarían colgadas. Yo no la tuve cuando empecé con Un Otoño sin Berlín en 2015.
– Muchas felicidades por esta película maravillosa que seguirá haciendo un gran recorrido.
Cuestionario Furioso de Lara Izagirre
Película favorita: Lost In Translation, Sofia Coppola
Serie favorita: Anatomia de Grey.
Libro favorito: El evangelio, de Elisa Victoria.
Cómic favorito: Idiotizadas, de Moderna de Pueblo.
Cantante, grupo o músico favoritx: Silvia Pérez Cruz.
Artista plástico favoritx: Paula Bonet.
Miedo tecnológico: que se me borren las fotos familiares y de viajes de cuando era más joven.