‘La librería’: Penelope Fitzgerald y el encanto de la sencillez
La librería es, quizá, la obra más conocida de Penelope Fitzgerald. Distribuida en castellano por la editorial Impedimenta, podría parecer la típica novela de autosuperación que uno lee para no romperse la cabeza en exceso y sentirse bien. Sin embargo, su evidente sencillez y encanto encierran un mensaje turbio y profundo, como las aguas estancadas de un viejo pantano en el Anglia Oriental.
Conociendo a Florence
Corre el año 1959 en Hardborough, un pueblo ficticio que podría ser cualquiera del condado de Suffolk, Inglaterra. Ubicado en una eterna planicie color verde grisáceo, y accesible tan solo a través de una estrecha carretera o en un pequeño barco que surca periódicamente el maloliente pantano que lo orilla.
Sus gentes llevan una vida estática, inmóvil, como la mala hierba que crece por doquier. Marcados por sus firmemente arraigadas costumbres y prejuicios, recelan los unos de los otros, y tuercen el gesto ante cualquier conducta que pudiera considerarse como inusual o atrevida.
Florence Green, una mujer de mediana edad, lleva ocho años viviendo entre ellos sin hacerse notar demasiado. La historia comienza cuando ella decide invertir el dinero que le legó su marido, fallecido en la Segunda Guerra Mundial, en la compra de la Old House. ¿Su objetivo? Abrir una librería.
La librería: la casa en ruinas
La Old House no había recibido su nombre por nada. Se trata de un pequeño edificio del siglo XV, construido a base de yeso, arena de playa, paja, y vigas de roble, medio comido por la humedad y el salitre. Aunque a principios del siglo XX se intentase adaptar para la vida moderna, la mitad de sus instalaciones no funcionan. Por si todo esto fuera poco, cuenta con su propio poltergeist, un espíritu malicioso que golpea las puertas y tira objetos a capricho.
Florence, sin embargo, está decidida a montar su librería, aunque en el pueblo no cuente con muchos aliados. Ni siquiera su propio abogado, el Señor Thornton, parece dispuesto a ayudarle en su empresa. ¿Qué pinta una librería en Hardborough?
La señora Gamart, en particular, se opone con especial vehemencia. En su opinión, podrían dársele otros usos a la Old House, y está dispuesta a utilizar todo su dinero, poder e influencia para asegurarse de que así sea.
Amantes de los libros
Con el tiempo, los niños de Hardborough se han acostumbrado a esta vida agreste: a la humedad y el frío extremos, a hacer malabarismos sobre el pasamanos del puente que cruza el pantano, y a jugar a arrojarse piedras y raíces.
Christine Gipping es la pequeña de tres hermanas, y la coprotagonista del libro. Pálida y delgada como un junco de río, esconde una enorme personalidad detrás de su aspecto frágil. Todos los días, después del colegio, acude a la Old House para ejercer como asistente de Florence a cambio de unos chelines. Pese a la diferencia de edad, ambas forjan una gran amistad, que resulta clave en el desarrollo del libro.
Como clave es, también, el Señor Brundish, un hombre viudo que vive a las afueras del pueblo. Frío y distante como el propio Suffolk (región a la que encarna, en cierta forma), tiene problemas de salud y se abstiene de poner un pie afuera de su caserón. Cuando se entera de que Florence va a abrir una librería, sin embargo, inicia con ella una correspondencia escrita.
Esta se hace especialmente estrecha cuando la librera recibe una primera edición de Lolita, de Vladimir Nabokov. Dudosa acerca de si sus méritos literarios compensan o no su escandalosa temática, Florence se encomienda al criterio del Señor Brundish, en un gesto que no le pasa desapercibido al viudo.
Penelope Fitzgerald
La librería es una novela introspectiva que habla acerca de la necesidad de autoafirmarse, incluso a riesgo de fracasar estrepitosamente. También acerca del amor por los libros, un sentimiento que en Lasfurias, sin duda, compartimos.
La lectura de esta novela resulta ligera, pero envolvente, y el lector o lectora se encuentra temiendo por el desenlace de aquellos personajes que le causan simpatía.
Penelope Knox nació en Lincoln, capital administrativa del condado de Lincolnshire, en 1916. En 1941 se casó con Desmond Fitzgerald, un soldado irlandés del que tomó su (literario) apellido. Publicó su primera novela a la madura edad de 61 años. Durante el siguiente lustro, sin embargo, escribió hasta cuatro novelas, entre las que se encuentra la que tenemos entre manos.
La librería fue publicada originalmente en 1978, y quedó finalista del Booker Prize a la mejor novela de habla inglesa. Penelope Fitzgerald terminaría por llevarse dicho premio un año después por Offshore, otro de sus trabajos más reconocibles.
Sección de cine
La librería, sin embargo, se mantiene como su novela más célebre. Esto se debe, en gran parte, a Isabel Coixet, la cual dirigió su adaptación cinematográfica en 2017.
Rodada entre distintas localidades de España, Inglaterra e Irlanda, incluye un reparto de gran calibre, entre los que destacan Emily Mortimer, Patricia Clarkson, Bill Nighy y Charlotte Vega.
Pese a estar ligeramente edulcorada (en mi humilde opinión), la película refleja perfectamente la atmósfera de aislamiento de la novela, y su aire melancólico. Igualmente, amplía las interacciones entre algunos personajes, aprovechándose del innegable carisma de sus intérpretes.