‘La bestia se acerca’, y no es otra sino Margaret Millar
Tras habernos dejado atrapar por Más allá hay monstruos y Un extraño en mi tumba, en Las Furias nos damos por cazadas con La bestia se acerca.
Dicha novela le valió a Margaret Millar el premio Edgar Allan Poe entregado por la Asociación de escritores de misterio de Estados Unidos, en 1956.
Millar es una bestia de la escritura, y nosotras sus gustosas víctimas.
La bestia se acerca: una llamada del pasado
La animosidad pendía entre ellas como una espada de doble filo; ninguna de las dos podía usarla sin resultar antes herida.
La bestia se acerca.
Helen Clarvoe y Evelyn Merrick eran amigas de la infancia.
La primera era tímida y acomplejada, y la otra extrovertida y carismática. Este contraste fue haciéndose más pronunciado a medida que crecían. Ya en la adolescencia, la personalidad alegre y despreocupada de Evelyn ensombrecía la de por sí adusta de Helen, sobre todo a ojos de los chicos.
También de su propia familia. La desapegada Señora Clarvoe deseaba que su hija fuese más como Evelyn. Y el afectuoso (aunque mayormente ausente) Señor Clarvoe temía que Helen fuese a terminar como un bicho raro de no parecerse un poco más a su amiga.
Los años pasan, y el padre de Helen fallece, dejándole a su familia en una acomodada posición económica. La Señora Clarvoe continúa viviendo en la casa familiar con Douglas, su hijo menor. Helen, por su parte se muda a un lujoso hotel.
Y es aquí donde la bestia se le acerca. Nada más comenzar la novela, Helen recibe una llamada telefónica a su habitación. Desde el otro lado de la línea le habla Evelyn. Tras una corta y tensa conversación, la voz del aparato vaticina el futuro inmediato de Helen: mutilada, con la frente abierta y la boca llena de sangre, sangre por todas partes.
Poco después de colgar, la aterrorizada Señorita Clarvoe tropieza con una alfombra, golpeándose la cara contra la afilada esquina de un mueble, cumpliendo con el vaticinio de la bestia al acecho: Evelyn Merrick.
La bestia se acerca: fría y sedienta
No sabiendo a quién acudir, Helen decide contactar con Paul Blackshear, un viejo socio de su difunto padre y el abogado en funciones de los Clarvoe. Tras escuchar la historia de su misteriosa hostigadora telefónica, Paul decide ayudarla, más por lástima que otra cosa. Y es que Helen no es más que una ricachona solitaria y aburrida, una “mujer de mediana edad porque no tenía nada que le mantuviese joven. Una presa escogida, no solo por Evelyn Merrick, sino también por la propia vida”.
En principio, Paul considera el asunto como una molestia menor, una simple broma de mal gusto. A medida que investiga, sin embargo, Paul se encuentra en mitad de una enrevesada tela de araña en la que Evelyn Merrick va capturando poco a poco a sus presas.
Su modus operandi parece siempre el mismo: Evelyn escoge a sus víctimas cuidadosamente y les llamada por teléfono, pulsando siempre el nervio correcto y plantando en su interior una semilla terrorífica. Cuando esta germina, sus presas se ven empujadas a realizar actos terribles, incluido el asesinato o el suicidio. Y aunque su crueldad no hace distinciones, parece sentir una especial predilección por Helen y su familia, a la que está decidida a hacer añicos.
Pero ¿por qué motivo?
La bestia de Helen
Comenzó a reír, no una risa corriente, sino sonidos con uñas como desgarrándole el pecho y los tejidos de la garganta.
La bestia se acerca.
Evelyn Merrick es uno de los personajes más retorcidamente atractivos que hemos leído últimamente. Y, como villana, en concreto, puede que sea uno de los más complejos y genuinamente aterradores del género.
Inteligente y calculadora, no necesita una pistola para ir dejando tras de sí un rastro de cadáveres. A menudo basta con un puñado de palabras convenientemente escogidas. Y cuando debe tomar una acción más drástica, bien valen un par de tijeras o un cuchillo.
Helen Clarvoe, sin embargo, no puede ser más anodina. Perpetuamente absorta en sus propias cuitas, no parece soltar lastre de su familia. A su madre le culpa por su falta de cariño maternal, y a su hermano lo desdeña por ser el hijo predilecto. Y a Evelyn había hecho todo lo posible por alejarle de su memoria.
En cuanto a Blackshare, este sirve de vehículo al lector a través de este cruce de mentiras y secretos familiares por el sur de California. Y es que La bestia se acerca es tanto una historia de crímenes como un drama familiar. En el curso de sus investigaciones, Paul se encontrará con una mujer brillante, pero con severos problemas psicológicos. Y las consecuencias de sus maquinaciones tiñen de sangre las páginas de esta novela.
Sucinta y compacta, La bestia se acerca engancha por su constante sensación de peligro, que no remite desde la primera llamada de Evelyn a Helen el capítulo 1, hasta el más que sorprendente desenlace en el 16.
La bestia se acerca: con tragedia y buena letra
Margaret Millar nació en febrero de 1915 en Ontario, Canadá, y falleció en marzo de 1994 en Santa Bárbara, Estados Unidos.
Sobre su vida ya hemos hablado brevemente en dos artículos anteriores. También sobre su matrimonio con el también escritor Kenneth Millar. Ambos formaron una pareja convulsa, pero también una prolífica sociedad literaria. No en vano, ella llegó a publicar hasta 27 libros.
Aunque Kenneth fuese más conocido en tiempos recientes (debido, principalmente, a su serie de novelas de Lew Archer, detective privado), la fama de Margaret fue superior en los años 40 y 50. Este fue el motivo por el que él adoptó el pseudónimo que lo hizo célebre: Ross McDonald.
Juntos tuvieron una hija, Linda, nacida en 1939. Su historia, sin embargo, es tan trágica o más que la de Helen Clarvoe y Evelyn Merrick en la ficción.
La bestia se acerca fue publicada originalmente en 1955 por Random House, y está ampliamente considerada como la mejor novela de Margaret Millar. Un año después, Linda se vio envuelta en un accidente automovilístico de atropello y fuga en el que perdió la vida un niño de trece años. Este episodio terminó por quebrar la de por sí frágil salud mental de la joven, que acabaría muriendo de su propia mano en 1970.
Este terrible acontecimiento no pudo frenar la carrera literaria de Margaret Millar, la cual cosechó su segundo premio Edgar Allan Poe en 1983 con Banshee, el penúltimo de sus trabajos publicados en vida.
La hora de Margaret Millar
“No sintió dolor, sólo se sorprendió al ver lo hermosa que era la sangre. Tan hermosa como un collar de rubíes que ningún hilo podría sostener”.
La bestia se acerca.
Pese al éxito comercial de La bestia se acerca, esta no fue adaptada al cine como otros best-sellers de la época. Esto seguramente se debió a la naturaleza inquietante de la novela, así como a su forma de representar a las clases pudientes, y su poco hollywoodiense final, marca de la casa Millar.
Alfred Hitchcock, sin embargo, reconoció su valor y la adaptó para televisión en 1964, con Joan Hackett en el papel de Helen Clarvoe.
La bestia se acerca fue editada en castellano en 2012 por RBA editores, para su Serie negra. Actualmente, sin embargo, es algo complicada de conseguir. Aunque puede conseguirse fácilmente por internet, en inglés, tanto en formato físico como digital.
Esperamos poder contribuir nuestro pequeño granito de arena para la difusión de esta autora fundamental, y contar con nuevas reediciones en nuestro idioma.