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‘Kung Fu Master’: cuando el amor sí tiene edad

Kung Fu Master (Agnès Varda, 1988) es una película francesa enmarcada dentro del movimiento de la nouvelle vague y dirigida por una de sus mayores representantes femeninas.

La historia se centra en el amor imposible entre una mujer de 40 años y un chico de 15. Lo sé, chocante, inquietante e incómodo, pero vayamos por partes.

Kung Fu Master: El deseo en la madurez

La historia de Kung Fu Master parte de Jane Birkin, amiga de la directora, madre de Charlotte Gainsbourg y Lou Dillon y musa de la interpretación francesa. El guion, en cambio, lo escribió Varda. La protagonista es Jane Birkin, junto a sus dos hijas mencionadas, y Mathieu Demy, hijo de Agnès Varda.

‘Kung Fu Master’, obra maestra de Agnès Varda
Agnès Varda y Jane Birkin

Mary-Jane es madre de dos hijas, una adolescente (Gainsbourg) y otra de unos tres o cuatro años (Dillon). Julien (interpretado por Demy) es amigo de la hija adolescente y un día conoce a Mary-Jane porque va a la fiesta de cumpleaños de su hija.

De esa fiesta es desde donde parte toda la historia. Julien se encuentra mal tras haber bebido de todo y Mary-Jane le ayuda a vomitar. Después, mientras ella está en una habitación de su casa con su hija pequeña, el chico pasa por la puerta y se queda mirándola, despertando en la madre algo que hacía tiempo que no sentía: deseo.

Kung Fu Master: La mujer madura y el adolescente

Kung Fu Master a nivel actoral y de fotografía es bastante nouvelle vague, algo que yo personalmente agradezco. Es bonita estéticamente, dentro de la sencillez y el costumbrismo del que está impregnada.

Entiendo que Mary-Jane se queda colgada de Julien porque se siente sola (está separada) y mayor. Que una persona tan joven la mire con deseo significa mucho para ella. La verdad es que en ciertos aspectos es Mary-Jane la que actúa como una adolescente y Julien como un adulto, intercambiándose los papeles a voluntad.

Ellos viven su historia de amor durante unos días. Pero no sin una penalización. Primero, la hija mayor, interpretada por Gainsbourg, descubre a su amigo y a su madre besándose. Se vuelve loca y le dice a su madre que le da asco.

La segunda reprimenda llega después de que la extraña pareja pase unos días sola en una suerte de isla con una casita entre las rocas. Al volver a París, la madre de Julien se ha enterado de todo, ha viajado desde África (donde vive) a Francia y amenazado con denunciarla, han cambiado al chico de instituto y, además, el padre de su hija adolescente también se la ha quitado a Mary-Jane por no ser “un buen ejemplo”.

Amor prohibido

La historia de Kung Fu Master plantea la relación de los dos protagonistas como algo natural. La protagonista absoluta de la cinta es Mary-Jane, por tanto, entiendo que el tema central es la inseguridad y el miedo a la etapa madura de la vida.

Julien es un escudo que hace que Mary-Jane se sienta más joven. Ella cree que su hija, que tiene la misma edad que Julien, la considera una mujer vieja. Pero al tener un affaire con Julien ella pasa a estar mucho más cerca de su hija y de las posibilidades románticas de esta.

Kung Fu Master: temas trasversales

El juego de arcade Kung Fu Master vertebra la trama, ya que, al principio de la historia de amor entre el niño y la mujer, Julien le explica a Mary-Jane por qué le gusta ese juego, cómo funciona e intenta enseñarla a jugar. Al final del filme, Julien consigue pasarse el juego y trata de ponerse en contacto con Mary-Jane para contárselo porque era algo suyo, de ambos, y es lo poco (o lo único) que queda ya de su relación al final del largometraje.

Luego también se da importancia, al mencionarlo en varias ocasiones, al tema del SIDA, que en aquellos años estaba pegando fuerte. Además, el marido de Varda y padre de Mathieu Demy, Jacques Demy, murió de SIDA. Pero esto realmente no tiene mucho sentido en la trama, ya que tampoco se insinúa que Mary-Jane tenga esta enfermedad y pueda pegársela a Mathieu.

Kung Fu Master: Una historia que no deja indiferente

Es una película sencilla, bonita, elegante, en la que disfrutar de las actuaciones, de una jovencísima Charlotte Gainsbourg que ya apuntaba maneras y de una Jane Birkin espectacular. Eso sí, tras verla yo la tuve varias horas en mente, la sensación que deja es rara. Supongo que se acentúa por el final, en el que Julien parece en primer plano hablando a sus amigos de su relación con Mary-Jane y les espeta “estaba loca por mí y le seguí el juego” seguido de un “cuando hay que cumplir hay que cumplir, ¿no?”

Mathieu Demy y Charlotte Gainsbourg
Mathieu Demy y Charlotte Gainsbourg

Frase con la que acaba el largometraje y que te deja con el culo torcido. Realmente yo pienso que Julien dice eso porque está delante de sus amigos, para alardear. Esto es porque en la escena anterior se ha pasado el juego Kung Fu Master y ha querido hacerle llegar la buena noticia a Mary-Jane, con lo cual no se ha olvidado de ella tan fácil.

Pero es posible que algo de verdad haya en las últimas palabras de Julien. Seguramente Varda quería dejar eso ahí para la libre interpretación, haciendo que la cosa no sea blanca o negra sino que esté llena de matices. En definitiva, el filme no dejará indiferente a quien lo vea. Lo de esta directora es fuerte, no se podía contar más con menos.