Juan Marsé, novelista y director ‘frustrado’
Hace poco recibimos la triste noticia del fallecimiento de Juan Marsé (Barcelona, 8 de enero de 1933-18 de julio de 2020). Marsé fue quizá uno de los mayores ingentes novelistas que haya dado la literatura catalana.
Joyero en su juventud, trabajó durante algún tiempo en la revista barcelonesa de cine, Arcinema. Inició su carrera literaria en 1958 con una serie de relatos que aparecieron en las revistas Ínsula y El Ciervo. En 1959 obtuvo su primer premio literario, el Sésamo de Cuentos, por su relato Nada para morir. Dos años más tarde publicó su primera novela Encerrados con un solo juguete. Más tarde, consiguió la fama con su libro, Últimas tardes con Teresa, Premio Cervantes 2008.
Adscrito al movimiento de la generación de los 50 y perteneciente a la escuela catalana, Marsé ha sido el novelista español que más “irónicamente” ha recreado la España del proletariado y la marginación social. Un derroche de realismo y certeza que siempre ha caracterizado su obra.
Juan Marsé y su pasión por el cine
Pero, en esta ocasión, no queremos entrar a valorar su gran obra, ni sus premios literarios, pues ya se ha hablado mucho de ello. Pero, queremos reseñar un dato no menos importante sobre la vida de Juan Marsé: su pasión y afición desmedida por el séptimo arte. Según palabras del novelista catalán: “para mí, el cine es tanto o más importante que la literatura”. Y sabía bien de lo que hablaba, pues en su juventud había ejercido la crítica de cine e incluso había sido guionista.
Siete de sus novelas fueron adaptadas al cine, siendo Vicente Aranda, quién lo hizo en más ocasiones: La muchacha de las bragas de oro (1980), Si te dicen que caí (1989), El amante bilingüe (1993) y Canciones de amor en Lolita’s Club (2007). Aunque Marsé siempre comentó que todas ellas “fueron malas”, mostrando su exigencia y sus quejas continuas con la manera de hacer cine en España y, según el propio Marsé, con la “falta de talento”, como dijo en repetidas ocasiones.
Su relación con el cine patrio fue un tira y afloja, una relación de amor y odio constante. El autor siempre deseó que ese enfoque narrativo, virtuoso y aritmético que creaba sutilmente en sus novelas, se viera reflejado en las películas, algo que según Juan Marsé, nunca se consiguió.
No podemos negar la gran calidad de toda su obra literaria y la valentía y realidad con la que narró todas sus novelas, pero, sí reflexionar sobre sus constantes escarceos dialécticos con el cine y, preguntarnos: ¿fue Juan Marsé un director frustrado?
En el cine, como en tantas cosas de la vida, lo que de verdad tiene sentido es prolongar el gesto y la figura más allá de la derrota que diariamente nos infligen el tiempo y la muerte: la realidad.
Juan Marsé, escritor.