‘Jay y Bob el Silencioso contraatacan’: Snoochie Boochies (Parte 5)
En su quinta película, Kevin Smith homenajea su propia trayectoria hasta el momento. Del mismo modo, pone el foco en su mejor amigo, Jason Mewes, y en su talento natural para la comedia. Reseñamos “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan” aguantándonos la risa e intentando ejercitar nuestro espíritu crítico (desde el más profundo de los cariños).
Después del revuelo que causó “Dogma” entre ciertos sectores de la sociedad americana, Kevin Smith ideó su siguiente película como una comedia inofensiva con la que homenajear a su mejor amigo y, de paso, a sí mismo.
A estas alturas, su compañía productora, “View Askew”, le había dado ya cuatro hijos (unos más guapos que otros). Estos conformaban las bases de su particular universo cinematográfico: el “viewaskewniverse”.
La producción de “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan” arrancó en enero de 2001, a rebufo de otras comedias con calificación “R” tales como “American Pie” o “Scary Movie”. Su alto presupuesto (más del doble que el de su predecesora) se empleó, en gran parte, en costosos cameos que más tarde enumeraremos.
El resultado final fue una historia rocambolesca que giraba en torno a Jay y Bob el Silencioso, los dealers favoritos de América (o, de Red Bank, Nueva Jersey, al menos).
La “mewsa” de Smith
Si algo quedó claro después de “Dogma” es que Jason Mewes es, si no un genio, un talento raro, difícil de encontrar. Mewes tiene una facilidad pasmosa para la comedia gestual, así como enunciar las frases más inapropiadas posibles sin que nadie sienta ganas de descolgar el teléfono y llamar a la policía federal. Su humor procede de un sitio tan descarnado como inocente, y le convierte en un bocazas adorable, con un don natural para entretener.
Al igual que sus personajes en la ficción, Mewes y Smith son amigos inseparables en la vida real. Pese a haberse visto antes, en el instituto, su amistad comenzó a fraguarse alrededor de 1989. Smith se encontraba en una sala de juegos recreativos con otro amigo suyo, Walter Flanagan, cuando entró un Jason Mewes de unos quince años, chupando todos y cada uno de los objetos fálicos a su paso. El flechazo, cómo no, fue inevitable.
Desde ese momento en adelante, el trato entre ambos se fue haciendo más y más estrecho, desembocando en una fructífera relación profesional cuando Smith metió cabeza en el mundo del cine. Ya desde “Clerks”, su primera película, el director elaboró un papel para que Mewes se interpretase, en esencia, a sí mismo, aprovechándose de la comedia honesta y grosera de sus múltiples manierismos y frases hechas (la más repetida, “snoochie boochies”).
Pero no todo fue un camino de rosas. Criado por una madre politoxicómana, Mewes tenía una propensión genética al vicio. Empezó bebiendo cerveza y fumándose algún que otro porro, nada grave, en principio, y terminó esnifando oxicodona y chutándose heroína. Sus malos hábitos se hicieron patentes a sus amigos y compañeros de reparto en “Chasing Amy”. Para el rodaje de “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan”, eran casi insostenibles.
Pese a ello, la producción terminó el 19 de abril, y la cinta se estrenó (para bien o para mal) en agosto de ese mismo año.
El argumento
La historia comienza cuando la policía echa a Jay y Bob el Silencioso del “Quickstop” (la tienda de ultramarinos en la cual transcurre la mayor parte de “Clerks”). Entonces, ponen rumbo al centro comercial de “Mallrats”, donde se encuentran con uno de los dos personajes principales de dicha película. Brodie (interpretado por Jason Lee) les habla del nuevo blockbuster que está cocinándose en Hollywood: “Bluntman y Chronic”, una adaptación a la gran pantalla del cómic de superhéroes creado por Holden McNeil y Banky Edwards, basado en los propios Jay y Bob.
Creyendo que puede corresponderles parte de los beneficios de la película, los dos traficantes van a casa de Holden a cantarle las cuarenta. Una vez ahí, el enamoradizo historietista de “Chasing Amy” (Ben Affleck) les explica que los derechos de los personajes ya no le pertenecen. Del mismo modo, les enseña una página de internet donde la gente se dedica a poner a parir a sus álter egos superheroicos.
Cabreados, Jay y Bob el Silencioso deciden poner rumbo a Hollywood para detener el rodaje de “Bluntman y Chronic”. Desde este punto, el film se convierte en una road movie, siguiendo a sus dos protagonistas desde Nueva Jersey hasta California. En el camino se encontrarán con toda una serie de situaciones cómicas que van desde un viaje psicodélico en la furgoneta de Scooby Doo en Illinois, hasta un altercado con la policía en Utah, pasando por un incidente con un grupo (aparentemente) eco-terrorista en Colorado.
Un contraataque fallido
No hay que engañarse, el argumento de “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan” es una mera excusa para el lucimiento de Mewes, y para ir rescatando personajes de películas anteriores de Smith, al tiempo que se van presentando otros nuevos. ¿Qué puedo decir? En la vida hay que ser crítico, también, con las cosas que a uno le gustan. Y a mí esta película me encanta, pero…
“Jay y Bob el Silencioso Contraatacan” carece del encanto intimista de “Clerks” o “Chasing Amy”, y no reflexiona sobre ningún tema de trascendencia alguna, como hizo “Dogma”. Diría que tiene incluso menos trasfondo que “Mallrats”, que no destacó precisamente por su profundidad. Sus gracias constituyen el mínimo común denominador del humor y, sin ningún ejercicio intelectual con el que hacer contraste, pierden efectividad. Por poner un símil musical, es como si la “Bloodhound Gang” hubiese sacado su disco “Hooray for Boobies” cantando obscenidades a capela, sin el acompañamiento de los sampleados, las guitarras, el bajo, o la batería. ¿Me explico?
La cinta es un chiste privado que Kevin Smith cuenta a sus incondicionales. En el momento de grabarla, era ya un director de éxito que había tenido oportunidad de expresar sus inquietudes. Libre de quebraderos de cabeza y anécdotas suburbanas que contar, en “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan” se dedica a hablar de aquello que conoce: el mundo del cine, el de los cómics, y el de su propia invención.
Años después encontraría una forma mucho mejor de hacerlo, a través de su vasto imperio de podcasts. En ellos, Smith da rienda suelta a su locuacidad, verborrea, y sentido del humor para desgranar de forma inteligente y divertida todo aquello que le gusta. Pero esa es otra historia.
Resaltando lo positivo
¿Es “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan” una buena película? No, para nada. ¿Es imposible de disfrutar? Tampoco.
Cuesta verla y no admirarse de que el director fuese capaz de engañar a un estudio multimillonario para distribuir semejante disparate. Uno, como espectador, se siente cómplice de tamaña engañifa y no puede reprimir una risilla maliciosa. Ji, ji, ji…
Smith es como un niño que nos invita a jugar con su mejor amigo y los juguetes que han construido juntos. Y es ahí donde reside la mayor virtud de esta película: en su celebración de la amistad, y su espíritu puramente lúdico.
La película, además, no se da ínfulas. Esta falta de pretensión no la hace mejor, en absoluto, pero sí la otorga un cierto candor (no importa cuán rudimentario). “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan” nos presenta su particular marca de humor explícito pero sin malicia.
También está provista de algunos momentos de comedia genuina que provocan risas audibles (aunque sean de bochorno): la intervención de George Carlin como autoestopista, el intento de Jay de practicarle sexo oral a una monja (Carrie Fisher), su enamoramiento posterior con Justice (Shannon Elizabeth), su pantomima con Bob fingiendo ser una pareja homosexual con un mono por hijo… etc.
Igualmente, el film está repleto de frases que se te quedan clavadas en la corteza motora del cerebro para seguir recordándolas y repetirlas hasta la saciedad con tus colegas (que son igual de imbéciles que tú). Entre ellas, la cantada “coño, qué mamón, coño, qué mamón”, u otras citas del calibre literario de “¡Este hijo de puta dice que se follaría a una oveja!”, “Yo soy el comandante del clit”, o “¡Muere, super hijo mono!”. Lo dicho, poesía.
Por último, la guinda de este pastel hecho exclusivamente de grasas poliinsaturadas la ponen las caras de numerosos actores de renombre en Hollywood. Además de los ya mencionados aparecen otros de la fama de Will Ferrell, Mark Hamill, Chris Rock, Matt Damon, Gus Van Sant, Wes Craven, James Van Der Beek, o Jason Biggs.
Mirando hacia delante
Una vez finalizado el rodaje de su quinta película, Smith se vio obligado a llevar a su amigo a la primera de varias clínicas de desintoxicación en las que estaría ingresado.
Felizmente, Jason Mewes terminaría por superar sus múltiples adicciones. A excepción de una pequeña recaída en el año 2009, continúa limpio hasta el día de hoy. Su amistad con Kevin Smith también prevalece, para alegría de su multitud de fanáticos.
“Jay y Bob el Silencioso Contraatacan” recaudó casi 34 millones de dólares en todo el mundo, lo que la sitúa como, también, su quinta película más lucrativa.
Después de haberse dado un buen homenaje, Smith se alejaría del universo de “View Askew” en su siguiente incursión cinematográfica: “Jersey Girl”.
Y sobre esta película os hablaremos próximamente.
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