‘Japón Especulativo’: neón y tradición en la nueva ciencia ficción japonesa
En los últimos años han empezado a llegar con mucha más fuerza los relatos de ciencia ficción y fantasía desde países orientales, Japón Especulativo reúne muchos de los surgidos en el país del sol naciente.
Con nombres como Ken Liu, que hace unos años se hacía con premios como el Hugo o el Nébula por su relato el Zoo de papel, y que se ha encargado él mismo de reunir en distintas colecciones de relatos trabajos de autores chinos, también traducidos al español; hasta el más recientemente comentado por aquí, Ted Chiang, con historias potentísimas de una ciencia ficción casi con marca de agua, muy particular y que han dado lugar a películas como La llegada. No es pequeña cosa lo que está llegando desde China, pero Japón tampoco se queda atrás.
Satori Ediciones fue la encargada de traer una muestra de la ciencia ficción japonesa con Japón Especulativo. Como si de una cata literaria se tratara con relatos que van desde las primeras manifestaciones de ciencia ficción en Japón hasta alguna incursión en el siglo XXI, aunque la mayoría de los relatos fueron publicados en torno a los 70. Un recorrido que nos acerca un poco más a la literatura japonesa más desconocida.
Japón Especulativo: Hacia la ciencia ficción japonesa
Lo cierto es que Japón siempre ha sido uno de los elementos que se asocian automáticamente con la ciencia ficción gracias a todo el imaginario construido en torno a él. Con el desarrollo de las grandes ciudades oscuras y luminosas que vistas desde Occidente bien podrían parecer futuristas, junto a la permanencia de las tradiciones dando lugar a esa convivencia de las leyendas más antiguas con la tecnología más puntera.
Lo que si ha llegado a Occidente es la ciencia ficción que puede verse en el manga y el anime. Durante muchos años han sido muchas las series de animación japonesa que han llegado para hacerse un hueco, al menos en la parrilla televisiva española, así como películas estrenadas en cines, y que poco a poco han ido conformando la idea que tenemos. Historias como Akira o Ghost in the Shell, por mencionar únicamente las obras más conocidas, son relatos clave dentro del género y que han contribuido para construir la imagen que tenemos de la ciencia ficción japonesa e incluso influenciado las creaciones occidentales.
Sin embargo, la literatura si se ha mantenido lejos, y en parte puede que haya sido por el arduo trabajo de traducción que conlleva trasladar las obras. El traslado del lenguaje vertical al horizontal no es lo más sencillo del mundo, ya que no solo se trata de traducir únicamente el texto.
Precisamente la colección de Japón especulativo también se adentra en estos terrenos mediante una serie de artículos y ensayos que encuadran los textos recogidos. No solo habla de la dificultad para trasladar estos relatos hasta Occidente, sino también de las particularidades de lo que se conoce como ciencia ficción japonesa y los grandes nombres que se pueden identificar en ella.
Tras mucho trabajo e interés por parte de Judith Merril, quien formó el equipo que se embarcó en la tarea de conseguir está colección, finalmente se publicó en inglés en 2007 el primero de los tres volúmenes y gracias al cual también podemos disfrutar hoy en español la literatura japones más escondida.
Neón y tradición
Bueno, después de esta introducción para contextualizar un poco por donde nos estamos moviendo, vamos al corazón del asunto: Neón y tradición. Ya hemos dicho que al final lo que nos ha llegado aquí de todo esto está totalmente influenciado por el anime y el manga. Es decir, neón, distopia, oscuridad, fantasmas, espiritualidad, ciudades hipertecnológicas que ni llegamos a imaginar, androides, apocalipsis; un poco de todo y todo a la vez.
Todo combinado de la mejor manera posible. Recordemos que Tokio, corazón de Japón, es también ese lugar casi fantástico donde la tecnológica avanza a una velocidad vertiginosa y donde cohabitan templos y seres mitológicos que gozan de una enorme vitalidad a día de hoy. Si pensamos en robots, ahí estarán; si pensamos en fantasmas, ahí estarán. Es imposible que de esta mezcla, una mezcla más que consolidada porque no es artificiosa, no salgan historias con unas características muy particulares.
Además, como ya se ha dicho, casi todos los relatos son de los 70 aunque también encontramos cuentos más recientes. Sin embargo, a pesar de estar encuadrados más o menos en una etapa concreta, son relatos totalmente atemporales y que han sobrevivido de la mejor manera al paso de los años, no parecen anclados a ningún momento concreto e incluso tampoco se podría decir por su lectura en que momentos han sido elaborados.
A esto se une esa idea y visión de la belleza, determinados comportamientos sociales, el intimismo de cada situación, lo sutil, lo sugerido y, así mismo, lo ambiguo, con una carga simbólica continua. Todo esto conforma la identidad japonesa que de una forma u otra aparece en cada uno de los relatos.
Menciones especiales
Prueba de todo son relatos como Fauces Salvajes, donde, sin entrar mucho en la historia, se produce una transformación salvaje del protagonista que poco a poco va deshaciéndose (¡literalmente!) de sí mismo pero no del todo; o Mujer de pie, más bien tirando a lo fantástico, que recuerda un poco a una de las historias del maestro del terror japonés en el manga, Junji Ito, donde las personas empezaban a quedarse plantadas (¡casi literalmente otra vez!) en cualquier sitio, fijas, por determinados motivo. Aquí la cosa va más allá porque los pobres desgraciados no se plantan por voluntad propia, sino que funciona como un castigo contra aquellos que se atreven a levantar la voz contra el sistema establecido.
O el tan maravillosísimo cuentecillo, que no por breve es menos poderoso, de El sendero hacia el mar, que te deja toda la angustia de la post-lectura de algo que fascina pero a la vez horroriza porque drama: un niño que no ha visto nunca el mar se embarca en la tremenda empresa de buscarlo por sí mismo sin que nada lo detenga, pero surprise surprise, hay deseos que nacen únicamente para acabar muriendo. Cuatro páginas son suficientes, leedlo.
Y además de esto, mucho más. Hay historias que muestran el ambiente más cyberpunk, como Chica, aunque luego el relato va por otros derroteros; encontramos la guerra convertida en una especie de deporte televisado; una invasión de seres de luz; universos diminutos; trabajos curiosos, como el recolector de aquellos que han perdido el interés por vivir, o la experimentación literaria en cuentos como ¿Adónde vuelan ahora los pájaros?
Relatos que se meten en asuntos turbios con mucha sutileza o historias dramáticas pero que se presentan desde una comedia que es imposible que no te saque una sonrisa. Y esto así un poco en general, cosas bastante poderosas, como decíamos al principio, una cata literaria y que según el gusto de cada quien se fascinará más con unas u otras.
Japón Especulativo: De la reflexión a la fascinación
En fin, nos encontramos de todo. Más o menos gore, terror, comedia o fantasía, pero siempre con el foco puesto en lo humano, lo existencial, el intimismo, la angustia y la belleza y, en definitiva, la identidad. Así como la carga simbólica, incluso en una historia tan cómica como la de una caja que quiere que la llenen de muchas muchas cosas.
No dejan de ser cuestionamientos en torno a lo humano en un aquí y ahora atemporal. Planteamientos filosóficos y existenciales que, independientemente del escenario el que se sitúan, llevan a la reflexión y, sobre todo, a la fascinación.