Horacio Quiroga: la fatalidad de su vida reflejada en sus obras
Horacio Quiroga (Horacio Silvestre Quiroga Forteza) es, para muchos, el Edgar Allan Poe de habla hispana. Está considerado como uno de los grandes maestros del cuento latinoamericano de prosa vivida, con una marcada tendencia a los espacios naturales.
Marcado por la fatalidad desde muy temprana edad, a los dos meses queda huérfano de padre en un accidente con una escopeta que se dispara mientras tenia a Horacio en brazos. Se caracterizó por su estilo oscuro, reflejando en su obra una naturaleza temible, cruel verdugo del hombre.
Horacio Quiroga: la fatalidad reflejada en sus obras
A lo largo de toda su vida y obra nos encontramos con un hombre asediado por la fatalidad.
El suicidio de su padrastro, que él presencio a sus dieciocho años, la muerte de sus hermanos, la muerte de su amigo Fernando por su culpa, el suicidio de su esposa Ana María Cires y una cierta cantidad de situaciones adversas.
En el año 1901 publica su primer libro Los Arrecifes de Coral. Una antología con cuatro de sus cuentos menos conocidos: Venida del primogénito, Jesucristo, Cuento y El guardabosque comediante, que hasta entonces solo habían aparecido en revistas y periódicos.
Además, contiene alrededor de treinta piezas de prosa lirica y dieciocho poemas. Este libro lo dedica a Leopoldo Lugones, poeta cordobés que se gana su admiración con su obra Oda a la Desnudez.
La influencia de Poe
Para el año 1904, radicado en Buenos Aires, publica su libro de relatos El Crimen de Otro. En esta obra se puede apreciar una fuerte influencia del estilo literario de Edgar Allan Poe.
Horacio Quiroga, considerado el cuentista de todos los tiempos, refleja en sus obras su atracción por la naturaleza, a la que consideraba enemiga del hombre. Sus historias siempre se caracterizaron por reflejar vidas trágicas, con grandes pérdidas de seres queridos e historias de amor sin finales felices.
Entre sus obras más significativas encontramos: Historia de un amor turbio, Cuentos de amor, de locura y de muerte y Cuentos de la selva. Que son considerados clásicos de la literatura latinoamericana.
No pudiendo escapar de la fatalidad que lo persiguió durante su vida, decide su propio suicidio tras ser diagnosticado con un cáncer incurable. Muere la madrugada del 19 de febrero de 1937, tras ingerir una cierta cantidad de arsénico que él mismo compró para tal fin. De esta forma pone fin a su dolor y sus tribulaciones.