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‘Fundación’ de Apple TV: Cómo dar a ‘Dune’ lecciones de auténtica Sci-Fi audiovisual

Ya no hay nada imposible

Espectacular. No hay otra palabra para  definir Fundación, la serie de televisión de Apple TV en la que se acaban de lanzar los primeros capítulos y aparecerán los restantes diez de la primera temporada a razón de uno cada viernes.

Fundación de Isaac Asimov es, sin duda, la mejor saga de sci-fi de todos los tiempos, como corroboran sus ventas universales.

Sin embargo, siempre se la consideró imposible de versionar: su extensión, su profundidad, el inmenso período temporal que abarca -miles de años para el transcurso de las historias narradas-, la cantidad de personajes. Imposible.

Pero David S. Goyer, responsable entre otros guiones de la trilogía más reciente de Batman Dark Knight o la interesante serie Da Vinci’s Demons, no solo lo ha conseguido, sino que lo hace parecer engañosamente sencillo. Una hazaña por la que le doy mis más sentidos aplausos.

Su Fundación es un espectáculo que aprovecha todos los recursos de la pequeña pantalla para ofrecernos un viaje por un universo en el que la Humanidad se ha expandido por las estrellas con un derroche visual pocas veces exhibido tan a lo grande en televisión. No nos engañemos: se han gastado un buen fajo de billetes en esto y se agradece.

No solo destaca la calidad del guion, que facilita tratar temas humanísticos y pseudocientíficos de forma que incluso un espectador completamente ajeno a los temas planteados puede absorberlos con facilidad, sin perder su esencia, sino también una producción que cuida de forma asombrosa todas y cada una de las escenas del metraje de los dos capítulos iniciales. Cada asombroso detalle visual nos sumerge en la ambientación espacial de forma completamente inmersiva y natural, pese a lo impresionante.

Fundación: Puro espectáculo visual

El golpe sobre la mesa de Apple para intentar poner su plataforma digital en el candelero es perfecto para el espectador de series. Además a nivel visual y de fx puede batirse con cualquier producción incluso en las grandes pantallas del cine, donde sería un espectáculo delicioso y totalmente inmersivo del mas bello Espacio profundo.

Eso no garantiza, claro, que la cosa no pueda torcerse más adelante, (véase Juego de Tronos), pero no da la impresión de que sea probable. Es más, el cuidado y la perfección con el que fluye todo ante nuestros ojos sin perder la esencia del libro original, aun con los usuales cambios televisivos necesarios para que el ritmo sea un disfrute y no un lastre (aprende, Villeneuve) promete mejores cosas a medida que vayamos introduciéndonos más en el show.

Lee Pace en Fundación.
Lee Pace en Fundación.

Siguiendo la línea del relato de Asimov, las tecnologías representadas han sido fantaseadas por las ramas de la Ciencia que han soñado con hacer posible el salto a las estrellas.

Naves, motores, viaje espacial, ascensores extraplanetarios, son representados con un realismo probable digno de la mejor hard sci-fi. Nos permiten casi palpar con verosimilitud el sueño de las colonias espaciales. De verdad, merece la pena a niveles yo diría que nunca vistos en una serie.

Personalmente, voy a pasar mucho tiempo empleando fotogramas de aquí para decorar en mi mente el imaginario personal de muchos relatos y juegos sci-fi. Es difícil por ejemplo contemplar el mundo de Trántor y su culto imperial sin acordarse del mejor Warhammer 40.000. Donde la “paz” es llevada a la Galaxia a través de la colonización por la fuerza de las armas y el culto a la figura del Emperador.

Ave Imperator. Warhammer 40000
Ave Imperator.

Los personajes de Fundación

El casting es otro de los puntos fuertes. Escogido con cuidado. Aunque veamos modificaciones ya habituales para dar un reparto más integrado, cambiando el sexo o la raza de algunos de los protagonistas para ofrecer mayor integración y modernidad a una obra nacida en los 60, los actores encartan y llenan su rol de forma impecable.

Hari Seldon, el matemático que desencadena la trama con sus predicciones estadísticas sobre la futura Caída del Imperio, es un Jared Harris (Chernobyl) acertadísimo, cercano pero indiscutible.

Lee Pace (El Hobbit), es un Emperador de manual. Magnífico en su tiranía imperiosa como Hermano Día. Voz de los Cleons, gobernantes imperiales clonados todos del Emperador original a distintas edades. Con el infante Hermano Amanecer (Cassian Bilton), y el anciano Hermano Atardecer (Terrence Mann).

Uno de los grandes cambios es el del principal discípulo de Seldon. Proveniente de un planeta que rechaza el conocimiento, gana un concurso resolviendo el Abraxas, una compleja ecuación, lo que llama la atención de Seldon: Gaal Dornick. En la serie es una joven de color interpretada por la joven Lou Llobell, de ascendencia española y africana, que hace el papel de joven talentosa en viaje iniciático de descubrimiento con convincente inocencia.

Lou Llobell en Fundación.
Lou Llobell en Fundación.

Como se decía, la serie no ha escatimado en gastos para buscar localizaciones a lo largo del planeta que ofrecieran una idea alienígena para sus mundos. Synnax, el planeta natal de Gaal, fue en parte rodado en nuestras Islas Canarias, en tanques de agua artificial dispuestos al efecto.

Y sí, las localizaciones reales son otra gozada que aportan identidad visual a cada planeta dándoles identidad propia.

El sempiterno debate sobre las adaptaciones

Todo esto está genial en un espectáculo enfocado a atraer la mirada del gran público. Cuanto más a favor mejor, pero no es eso lo que convierte a la serie en obra destacada de riguroso sci-fi. Aunque francamente, la gozareis si el televisor en casa es una pantallaza. Lo merece.

No. Lo que la hace realmente digna es el gran trabajo de adaptación que Goyer ha conseguido al extraer el texto original a un guion.

Y es que ya tenemos demasiados ejemplos de trabajos que lo intentan, pero se quedan a medio camino. Acaban como productos tediosos que no encuentran la forma de atraer al espectador en su falsa literalidad. O bien quedándose solo en la espectacularidad épica, en los fuegos de artificio, dejando un coloso de Memnón cinematográfico. De apariencia impresionante y que comienza por hacer mucho ruido, pero hueco por dentro y con pies de barro. Una obra que no llena lo que debiera porque se siente demasiado vana.

Eso sí, si lo que se espera es la literalidad completa o tener el equivalente a una lectura del libro de forma visual, alguien saldrá muy decepcionado. Se alzarán muchas voces que se queden embarradas en los cambios superficiales de pequeños puntos de la trama o historia de los personajes para agilizar o dar dramatismo.

O lo que a veces despierta la indignación hater más absoluta, hasta no apreciar nada más en la serie, porque esta ha realizado los típicos cambios de sexo y raza a los que ya nos estamos acostumbrando en el medio, y que son exigencias del mundo moderno.

Jared Harris.
Jared Harris en Fundación.

Fundación: ¿Vale la pena?

No lo digo por justificarlas, y es un debate muy digno el de si tiene sentido cambiar algo de una obra que al fin y al cabo es lógicamente hija de su tiempo, o si de verdad es necesario rebajar el constante predominio de todo lo W.A.S.P. en los derivados de estas obras, para trabajar también visualmente una mirada en las nuevas generaciones. Para que conozcan la integración a nivel inconsciente entrenada desde la misma cultura pop que consumen.

Yo misma estoy a veces tan a favor de un argumento como de otro, y aún debo de darle unas cuantas vueltas al tema. El debate social siempre es sano.

Pero es que SON exigencias, a menudo delimitadas por un contrato que estipula porcentajes cuando se hace la filmación, y por tanto, son inevitables.

Es bastante absurdo enfadarse y no respirar hasta que alguien haga que desaparezcan -no va a ocurrir-, o mejor dicho, no asumirlas. Entrar sin más a lo que importa, análisis o disfrute del contenido, y no del continente. El contenido de la saga de libros de la Fundación tal vez no sea literal. Pero, ¿conserva lo suficiente como para tener lo esencial para considerarla sin vergüenza alguna el mismo producto, en su esencia?

Sí. Sin duda. Es el Universo, los personajes, el exotismo de otros mundos, los robots, el espectáculo visual de la tecnología estelar. Pero también es auténtica ciencia-ficción. Todo esto es solo el envoltorio para hablarnos de temas profundamente humanos. Para analizar lo esencial de nuestro comportamiento como especie ante las crisis. Para hacernos soñar en nuestra capacidad de avance en aras no solo de la Ciencia, sino también de la capacidad de ser humanos y avanzar con empatía. Juntos, hacia el futuro. O de contemplar el desastre que se podría producir caso de no lograrlo.

Fundación. Apple TV+
Fundación. Apple TV+

El espacio no es la última frontera

La esencia de la sci-fi no son las naves espaciales o los planos de dobles soles. Es la intención de darte una obra que mira hacia el futuro para hacerte contemplar al ser humano. Para hablarte de evolución, para despertar la imaginación y la autoconsciencia. Abrirte los ojos a las posibilidades, tanto las del desastre como las de la solución.

Algo que te hace interrogarte a ti misma y soñar con las posibilidades.

Y a diferencia de otros espectáculos visuales que han aparecido este año intentando arrogarse ese título, la Fundación de Goyer, sí lo logra, y pasa con nota muy alta.

Se siente el cariño y el cuidado al tratar un material tan amplio y difícil de interpretar en la conversión a una serie de ritmo palomitero y con ganchos lo bastante entretenidos como para impresionar al público. En identificar los puntos esenciales de lo que Asimov quiere transmitir a la hora de trasladarlos e incluso, milagrosamente, hacerlos muy entretenidos en un medio visual con apenas tandas de capítulos de una hora.

Esas claves están ahí como  mensajes sobre los que meditar como lo haría un lector de la saga al encontrarlas. Eso es más de lo que otra gente ha conseguido en sus conversiones. Incluso tras intentar plasmar los acontecimientos de forma casi literal, punto por punto. Y además, conserva el trasfondo, la espectacularidad, el exotismo visual.

Y en esencia, la historia de interés humano. Una épica historia de supervivientes que se apoyan los unos en los otros para seguir adelante, evolucionar, usando su mejor herramienta, la inteligencia, la ciencia, y el potencial de la unión social humana. No hace falta ser un gran lector para disfrutarla, y si el rumbo no varía, será una magnífica serie, autosuficiente en sí misma.

Pero es también si se desea, una gran aproximación al libro también para antiguas y nuevas generaciones. Además, visualmente preciosista y lo que parecía difícil, muy épica sin alterar demasiado o casi nada la esencia, aunque si algunos detalles.

En definitiva, un trabajo sobresaliente a todos los niveles que disfrutará el fan de la saga.

O de las grandes historias.

Lo dijo el propio creador

Siento que el mensaje que quiero transmitir con Fundación es el mismo que buscaba comunicar Asimov con los libros, el cual es que la humanidad y la historia es cíclica. Y sobre todo esta no la podemos abandonar porque podemos aprender de ella al mirar al pasado y ver qué podemos usar la historia para resolver los problemas del presente. Asimov era un escritor fundamentalmente esperanzador, él creía en la ciencia, en el racionalismo, en la ingenuidad de la humanidad.

El gran desafío era ilustrar el aquí y el ahora de la historia. Porque no es una serie sobre el futuro, es una serie sobre nuestras inquietudes y preocupaciones. Es una serie sobre Mee Too, Cambio Climático, ni siquiera podía imaginar que era un show sobre la pandemia, pero resulta que lo es, es una serie sobre el conflicto entre ciencia y política, ciencia y fe… Y es también sobre qué estaríamos dispuestos a sacrificar como individuos y como sociedad para que nuestros niños puedan tener un mundo mañana. Son todas cuestiones muy fundamentales que nos hacemos cada día, a las que tenemos que enfrentarnos.

(…) Creo que Foundation es más importante ahora que cuando Asimov escribió el primer libro.

David S. Goyer