‘Euphoria’: el tono vivaz del optimismo frente a la frialdad de la soledad
La serie de HBO Euphoria, estrena su segunda temporada. Una esperada y prometedora nueva entrega. La protagonista Rue queda situada en el foco al terminar la primera temporada. En los nuevos episodios, su personaje se presenta de forma excelsa a través de una evolución convulsa y brillante. Tono trémulo que se aplica también a todas las subtramas desarrolladas. Una metamorfosis sorprendente. En la primera entrega, el protagonismo del brillo de la purpurina. Ahora, el brillo que destaca es el del salitre resultante del sudor y las lágrimas.
En 2019 HBO estrenó la extraordinaria y galardonada serie Euphoria. Posteriormente en 2020, a la espera de una segunda temporada, se estrenan dos episodios aislados. En ambos se abordan las vidas de Rue y Jules respectivamente. Euphoria: las rayadas no son eternas (Parte 1: Rue) y Euphoria: los perfectos a m*amarla (Parte 2: Jules). Actualmente, se vuelve a retomar la serie con una segunda temporada que no decepciona en absoluto. Anunciando, además, la renovación para una tercera temporada.
Euphoria: La distorsión de la realidad y su espectro cromático
La euforia es el estado de ánimo demasiado optimista. Manifestado a través de una alegría tan intensa que se disocia de la realidad. La realidad no es una. Sino que cada persona experimenta la suya. Del mismo modo, las personas adictas tienen una percepción particular de su propia realidad. El efecto de las drogas hace que su forma de observar el mundo esté distorsionada.
Una de las obras audiovisuales que mejor reflejó este efecto fue Enter the void (Gaspar Noé, 2009). Una película experimental muy en la línea del Nuevo Extremismo Francés. Movimiento al que pertenece el laureado cineasta. En ella, el despliegue cromático y fotográfico es inconmensurable. Una experimentación con los colores y el juego de luces que construyen un filme único. No obstante, en dicha película se construye la subjetividad desde el personaje protagonista, hombre.
En Euphoria, es Rue, una mujer adolescente de etnia negra, la que ostenta el rol principal. A través de sus experiencias vitales y su forma de vivirlas, se van cimentando los fundamentos para una serie impecable.
Así, uno de los rasgos más destacados de la obra en ambas temporadas, es la dirección de fotografía. Con Marcell Rév, Drew Daniels y Adam Newport-Berra a la dirección, se lleva a cabo un despliegue técnico cinematográfico excelso. El genuino y sobresaliente argumento junto a la narrativa visual y sonora componen un relato soberbio.
El espectro de emociones experimentadas por los personajes se manifiesta a través de los colores y las luces. Así como los movimientos de cámara frenéticos pero controlados, que transmiten la inestabilidad que padecen. La ansiedad de una generación adolescente rodeada de drogas, alcohol, sexo y nuevas tecnologías. La ansiedad de una generación sumida en la soledad. Que emite un grito desesperado por la falta de afectividad y educación emocional.
Rue y Zendaya, personaje y actriz inseparables gracias a una soberbia y frenética interpretación
El protagonismo de Rue Bennet se construye increscendo con el avance de los episodios de la 2ª temporada. Zendaya ya había demostrado ser una de las actrices más portentosas. En Malcolm & Marie (2021) despliega su mayor registro interpretativo. Un personaje complejo y redondo que atraviesa todo tipo de emociones. Una montaña rusa magníficamente orquestada por la actriz estadounidense. En Euphoria reveló también sus grandes habilidades como actriz. Encarnando a una joven adicta a las drogas, la cual experimenta todo tipo de situaciones. Una adolescente que tiene que sufrir los problemas de su generación, junto a aquellos vinculados a su personalidad y estado mental. Una combinación explosiva que es perfectamente integrada en el personaje de Rue. Y soberbiamente interpretada por Zendaya.
En la temporada en progreso, su personaje se sitúa en el foco central. Protagonizando uno de los episodios más frenéticos y sorprendentes de la temporada hasta el momento. La fluctuación de la conducta de Rue es sensacional. Unos altibajos emocionales titánicos que son perfectamente integrados por Zendaya. La interpretación de la actriz se lleva a niveles tan elevados que es imposible disociar su personaje de ella. Rue y Zendaya se funden en una sola, transmitiendo a la audiencia una inquietud inconmensurable. Consolidada a través de su mirada cómplice que incluso rompe la cuarta pared.
Cal Jacobs y su masculinidad en el foco de atención
En esta segunda temporada de la serie destaca Cal Jacobs. Un personaje que pasa más desapercibido en la primera entrega, pero que protagoniza los primeros episodios estrenados este año 2022. Cal, el padre de Nate Jacobs, es interpretado por un impecable Eric Dane.
El padre de un adolescente misógino y despreciable. El más puro reflejo de su progenitor. En la nueva temporada, la audiencia se sumerge en el pasado de Cal. Una inmersión esencial y acertada hacia la raíz de la masculinidad más tóxica y patriarcal. Envuelto en la atmósfera más fría, el personaje comienza a descubrirse en pantalla. Su rostro más desapacible empieza a transformarse con la incursión del rojo. Los tonos cálidos de la sangre más fresca van desvelando el rostro más vulnerable del personaje. Una evolución cromática magnífica, de la mano del propio personaje y su transformación narrativa.
Un reparto diverso y complejo, que componen una serie redonda
Otro de los personajes que ha ganado protagonismo en la segunda temporada ha sido el de Cassie. Interpretada por Sydney Sweeney de forma soberbia. Un personaje polémico incluso en la realidad, donde se ha cuestionado el desnudo de las mujeres en pantalla. En este sentido, Cassie encarna a la joven adolescente cuya sexualidad y corporalidad se sitúan en el punto de mira. La sexualización y cosificación del cuerpo de las mujeres es una realidad todavía imperante. Situación que se ve incrementada en la adolescencia. Así como las posibles consecuencias que dichas discriminaciones pueden suponer para ellas.
En Euphoria no se hace diferenciación entre el cuerpo de las mujeres y los hombres. Cis o trans. Es indiferente. La genitalidad de los personajes no es relevante en ningún momento. Y cuando aparece en pantalla, se representa de forma natural. Lo cual se presenta como un gran acierto.
En esta misma línea, el personaje de Jules es indispensable. Una joven adolescente cuyas opresiones interseccionan de forma inevitable. Adolescente, nueva en el instituto, con una identidad de género trans así como una orientación sexual diversa. Sin embargo, la representación del personaje es sobresaliente. Alejándose de los estereotipos y tropos comunes que rodean al colectivo en el universo audiovisual. Y construyendo un personaje redondo y cercano a la audiencia. Se genera así un vínculo afectivo con la persona espectadora repleto de empatía y cariño. Su evolución también es reseñable. Reluciente en la primera temporada, y progresivamente más distante. La atmósfera más cálida que solía rodearla se ve nublada por la frialdad más sobria. Incluso el vestuario se ve totalmente transformado con el desarrollo de los episodios.
En definitiva, cada aspecto y cada personaje se presenta como imprescindible para el éxito de la serie. No sobra ni falta nada. La cantidad exacta de purpurina y de lágrimas compensan la balanza. Tal y como se dice en la serie, hay veces en las que: “El mundo se vuelve oscuro y nada importa, salvo la persona que tienes delante”. Porque cada persona se compone de aquellas que la rodean. Personas que, en algunas ocasiones, aportan la luz necesaria que ilumina y da color a un mundo en tinieblas. Pero algunas veces, cuando un destello de luz aterriza en la mirada, la pupila necesita cierto tiempo para adaptarse. Quedando sumida durante unos segundos en una oscuridad devastadora, de la que parece que es muy difícil salir.