Entrevista a Teresa Valero: ‘Contrapaso’ y los oscuros años 50
Estaba de viaje cuando me encontré con una librería de cómics y cafetería que me llamó la atención. Entré y cuando le eché una ojeada a las novedades, me encontré con el precioso álbum de cómic Contrapaso. Vi que lo editaba Norma Editorial y que su autora era Teresa Valero, que me sonaba como guionista de Curiosity Shop. El propietario de la tienda debió ver mi cara de extrañeza y se acercó a mí.
Puso su mano en mi hombro y me dijo: “ese comic que tienes en tus manos es uno de los mejores cómics de los últimos cinco años. Contrapaso va a dar mucho que hablar”. El agradable propietario no se equivocaba.
Teresa Valero ha creado un cómic maravilloso, con un dibujo espectacular y cargado de todo tipo de detalles. Su guion no le va a la zaga. Nos cuenta una historia llena de verdad y misterio en los oscuros, pero esperanzadores, años 50 en España.
Sus personajes Emilio, León y Paloma nos agarran en una historia cargada de grandes secretos, asesinatos y periodismo del bueno, que nunca apetece soltar.
Aunque los cómics no le son nada ajenos, Teresa Valero llega del mundo de la animación. Ha trabajado en series como la nostálgica Los Trotamúsicos, Babar, Tintín y películas como Astérix en América.
Además, este año ha sido nominada a los Premios Eisner por otro cómic del que ya os hablamos: Gentlemind.
Hablamos con Teresa Valero
– ¿Qué estudiaste?
No estudié nada que tuviera que ver con el dibujo. Primero estudié Administrativo y después estudié Turismo. Nunca estudié nada de dibujo, fui autodidacta y llegué al dibujo de una carambola muy grande.
Empecé a trabajar de jovencilla, con 16 años, en una empresa de transportes y alguien me sopló (yo siempre quise hacer dibujos animados) que en los estudios Cruz Delgado estaban buscando una secretaria. Fui para allí, hice la prueba y me quedé.
Una vez dentro de los estudios, me acerqué mucho a los dibujantes y les pedía pruebas. De ahí pasé a otro estudio que también hicieron una especie de cursillo porque estaban formando un equipo de preproducción. Allí conocí a Juan Díaz Canales, que es mi pareja, y a Juanjo Guarnido. Allí sí me formaron bien, porque entré en un equipo artístico. Teníamos un supervisor muy jovencito que nos dio una formación muy sólida.
Después, en Milímetros, con Antonio Zurera, recibí una formación muy buena en storyboard, que es la narración de la película. Creo que esa es una de las razones por las que narro muy bien.
– ¿De dónde surgió la idea de Contrapaso?
Quería hacer la historia del periódico El Caso, el semanario de sucesos. Había escuchado hablar a Juan Rada, que fue su director, porque sacó un libro en el 60 aniversario en el que iba contando todas las anécdotas.
Me pareció tan fascinante que pensé en lo que molaría hacer álbumes con los diferentes casos y además, contando cómo era la historia de España en los 50, que tampoco ha sido una época super explotada, como la Guerra Civil o la posguerra, que fueron terribles.
A mediados o finales de los 50, como el régimen estaba ya aceptado por los de dentro y los de fuera, (y se sabía que no era fácil echar a Franco) la gente que quería construir una sociedad y hacer una cierta oposición desde dentro del régimen, lo hizo de forma más tranquila, intentando que el país avanzara.
Pero al salir la serie de TVE, El Caso, crónica de sucesos, hacer el cómic habría sido algo muy parecido y me pareció que no tenía sentido. Decidí darle un giro y centrarme más en lo que era la prensa clandestina. En cómo puedes escaparte de las normas en un régimen que no deja la libertad de prensa y expresión.
– Contrapaso es tu primer cómic ¿Por qué nos has dejado sin poder disfrutar de tu talento hasta ahora?
Pues porque estaba en otras historias (risas). Durante 30 años mi trabajo principal ha sido la animación. He tenido tres niños, que la mayor ya va a cumplir 20 años, y me han necesitado, el pequeño tiene 13.
Los cuatro años en los que he trabajado con Contrapaso ha sido porque he estado lo suficientemente libre como para plantearme dejar la animación, en un momento de la vida en el que económicamente te puedes permitir una inversión.
El cómic, comparado con la animación, no te da ni un tercio de lo que te puede dar el trabajo continuo en la animación. Así que el cómic, es una inversión prácticamente a fondo perdido, sobre todo en cómics tan largos.
Además, quería hacer un dibujo que tuviera trabajo, no que fuera algo más fresquito, si no algo bien trabajado, bien documentado… Lleva un trabajazo que no está pagado, te lo tienes que tomar, casi, como por amor al arte.
– ¿Hoy en día es rentable hacer un cómic como Contrapaso?
El cómic lo he hecho para Francia y he ganado un dinero razonable, mi contrato estaba muy bien. Pero como era la primera vez que hacía un cómic, tenía muchas ganas de hacerlo bien.
Pensé en cómo contarlo de la mejor de las maneras y no quería renunciar a eso por hacer algo más rápido. Así que, en este caso, estaba mal pagado para lo que yo estaba invirtiendo.
Además, todo son anticipos de derechos de autor, todo va a depender de las ventas. Es cierto que si no vendes no tienes que devolver lo que te pagan, pero hasta que ellos no recuperan la inversión, tú no ves más dinero. Es muy difícil, tienes que vender alrededor de 30.000 copias para ver derechos de autor.
Lo compaginaba con clases, con algún trabajillo de animación… al final, si lo haces así, puedes vivir bien. Es una cosa que debes plantearte y tener una determinada situación, si no, mucha gente no se lo podría ni plantear.
– El cómic ha resultado todo un éxito en España y Francia, ¿no es así?
Sí, en Francia, últimamente va muy bien, las críticas han sido muy buenas y lo están nominando a premios. Aunque, al ser una obra nueva, va lento, y tanto aquí como allí apenas se me conocía, solo un poco como guionista.
Es muy difícil abrirse paso, pero parece que el cómic se está defendiendo bien, todo el mundo está de acuerdo en que es una obra de calidad.
Me da mucha alegría porque era mi primera obra sola y tenía muchas inseguridades. Que haya una voz más o menos unánime que diga que es un producto de calidad, aparte de alegrarme, me da mucha seguridad para continuar sabiendo que lo que cuentas es de calidad y conecta con la gente.
Dudo que las personas que pensamos que somos cuerpo glorioso y que jamás tendremos un lado miserable no podamos cambiar.
Teresa Valero
– El guion y el dibujo son excelentes, se nota que hay mucho cariño y trabajo, pero el color también me ha sorprendido mucho ¿Es acuarela?
Sí, pero es acuarela digital, quería hacerla sobre papel, pero me desesperaba mucho al principio. No tenía mucha formación sobre color y quería hace un color muy narrativo, con luces dramáticas, con paletas que tuvieran mucho que ver con lo que estaba pasando, y claro, eso en tradicional, si te equivocas, tienes que repetir la página.
Me agobié mucho y me dije que me lo iba a tomar como un trainning eso de hacerlo en Clip studio. Que iba a intentar hacerlo como si fuera en papel, con la técnica, de base, veladura, etc. La verdad es que he aprendido un montón y el segundo sí que me lo quiero plantear hacer en papel, a ver si me sale y estoy más tranquila (risas).
– ¿Seguiremos teniendo aventuras de los periodistas de Contrapaso?
Sí, estoy trabajando en el segundo tomo. Me gustaría hacer unos tres o cuatro para cerrar la trama principal, contar algo más de los ellos y resolverles las cosas que tienen a medias y les hacen pasarlo mal. Pero tampoco querría ir mucho más allá, no me gustaría hacer una serie súper larga.
Para el nuevo tomo ya firmé el contrato con Francia y estoy trabajando en el guion.
Me gustaría que estuviera ambientado en el cine. Ver cómo está en retroceso el cine más patriótico que se hacía en los 40. Cómo los neorrealistas y la gente que quiere hacer un cine de calidad lucha para que el régimen los acompañe y la censura les dé una tregua. Y luego, el desembarco de los norteamericanos que vienen a hacer superproducciones en el 56 por primera vez.
– ¿Veremos la adaptación en serie de animación o película de Contrapaso?
Lo veo más en imagen real, pero soy muy consciente, después de trabajar tantos años en el audiovisual, que lo que sale suele ser otra cosa.
Hay otro equipo, productores que necesitan que su opinión se escuche, hay un director, suele haber otro guionista que también va a dar su visión…
Nunca se hace una adaptación literal, y bueno, si está bien, será un gusto para mí, pero normalmente me hago pocas ilusiones de ver mis diálogos o mi trama tal y como yo la he hecho.
En imagen real ha habido ya algunos acercamientos. Lo lleva todo Médiation (Media Participations), que tiene los derechos audiovisuales de la obra y sé que ya ha habido algunos contactos.
– ¿Tienes algún actor favorito para los protagonistas de Contrapaso?
Pues he visto la serie Fariña, y viendo a Tristán Ulloa, pensé: “es Emilio Sanz”. Fue una revelación para mí. Si alguien lo está leyendo, por favor, Ulloa lo haría genial.
Del resto de personajes lo tendría que pensar, porque para León Lenoir me basé en Alain Delon de jovencito y para Paloma en Shirley McLaine por lo pizpireta.
Me gustaría que fueran actores con registros, que en algunos casos no es fácil de encontrar.
– ¿Qué opinas de la idea de que solo se puede o debe escribir de lo que eres, has vivido o conoces?
Es una idea que se está afianzando en los últimos tiempos y me parece que va contra el arte en general.
Anula el sentido que tiene escribir o crear, que es comprender. En mi caso, leer y escribir siempre ha sido para comprender las cosas. ¿Qué sentido tendría que yo hablara una y otra vez de mi misma, fuera de que lo pudiera utilizar como terapia o para que otra persona con una vivencia parecida pudiera sentir cierta conexión?
A mí me interesa comprender mucho más a los demás. Por ejemplo: el personaje de Emilio Sanz, que es un fascista, para mí fue un reto escribirlo al estar en las antípodas de todo lo que yo creo que deberían ser las cosas.
Investigar a personajes como él que habían existido o personas que a día de hoy tienen ideas completamente contrarias a las que tengo yo y ver su faceta humana, buscar por qué defienden cosas que a mí me parecen terroríficas. Ver por qué alguien llega a ese tipo de ideas me interesa mucho como creadora.
Muchas veces dudo que las personas que pensamos que somos cuerpo glorioso y que jamás tendremos un lado miserable no podamos cambiar.
Cuando veo cómo el nazismo lo abrazó prácticamente toda Alemania, pienso en lo fácil que tuvo que ser convertirse en uno de ellos. En cuantos comunistas acabaron siendo fascistas. Es como de muy engreído decir que nunca te va a pasar.
– ¿Cómo sienta estar nominada a un Premio Eisner (los Oscar del cómic) por Gentlemind?
Nos lo comentó Dargaud, nos dijeron que nos habían nominado: a Antonio Lapone por el mejor artista y a los tres por el mejor cómic digital. Cuando salió Gentlemind en EEUU, recibió muy buenas críticas.
A mí es una historia que me gusta muchísimo, espero que cuando salga aquí en España lo haga en un integral.
Juan y yo la escribimos a cuatro manos y nos lo pasamos genial haciéndola.
Antonio Lapone es un tipo con un talento increíble para el grafismo. Ha creado todo el material de la revista. Gentlemind es una revista masculina que acaba de una forma casual en las manos de una mujer que la va a dirigir durante 40 años.
Toda la evolución de la revista, de la publicidad y del diseño, Antonio Lapone lo hace como nadie, parece que la revista exista. Hay reportajes enteros, una cantidad de portadas… me parece genial.
– ¿Te ves en los Eisner del año que viene con Contrapaso?
Pues no lo sé. Sé que va a salir en América y lo están traduciendo ya. El otro día me llegaron las primeras planchas traducidas. Es una experiencia gustosísima, te parece que no has escrito tú los diálogos y además, los traducen con mucho tino, les dan un tono muy negro.
Pero sobre los Eisner… eso nadie lo puede saber, hay tanto y se hace tan buen cómic ahora mismo, tan variado…
A mí cuando alguien me dice, “no me gusta el cómic”, pienso que es como decir que no te gusta el cine, la música o la televisión. No tiene sentido. Siempre vas a encontrar algo que va a conectar contigo porque hay tantísimo y tan bueno…
– ¿Cuáles son tus referentes en el dibujo?
Cuando eres dibujante de animación cambias mucho de estilo. He pasado 30 años cambiando de estilo de dibujo cada tres meses. Cuando me puse a hacer Contrapaso, me costaba mucho ver qué dibujo tenía, incluso ahora creo que estoy en evolución.
Pero sí que tuve unos referentes muy claros sobre la mesa: Miguelanxo Prado, Juanjo Guarnido, Ana Miralles, Ricard Efa, Enrico Marini, Alex Alice… esa gente que hace un color matérico y que son un poco referente del franco-belga.
Cuando estaba atascada siempre iba a mirar sus cómics para ver qué soluciones encontraba y siempre me ayudaban.
– ¿Cómo ves la figura de la mujer en el mundo del cómic?
Creo que se ha hecho mucho camino. Es cierto que antes había un sentimiento de que el cómic no era para nosotras. Siempre fui súper fan de Purita Campos, la autora de Esther y su mundo, pero es verdad que cuando pasábamos de eso, todo lo demás parecía que tenía un tinte muy masculino.
Siempre he compartido trabajo con muchos hombres, siempre he sido la única mujer en el departamento, entonces, mis referentes eran los de ellos. No tenía complejos ni me he sentido fuera por ser una chica. Cuando me decían que leyera a Hugo Pratt, a Carlos Giménez o Watchmen y lo leía, me gustaba, no sentía que fuera algo para chicos.
Pero entiendo que, para otras chicas, faltaba mucho de otro tipo de cómic para que dijeran, “esto es para mí”.
Para mí nunca fue un freno porque yo siempre decía que cualquier cosa que pudiera hacer un hombre era para mí también. Ni me planteaba que porque no hubiera mujeres no iba a poder hacerlo. Sería, la primera, la segunda o la quinta, pero yo quería eso.
Ahora me congratula mucho que exista una presencia femenina tan grande. Que las reivindicaciones de muchas compañeras pidiendo paridad, consiguieran que, a veces, en los premios se sea más cuidadoso a la hora de poner presencia femenina.
Creo que ese tipo de cosas han merecido la pena y ahora hay una situación mejor.
Como en otros sectores, queda mucho por hacer en este mundillo, aunque yo, desde luego, veo una cantidad de obra y talento femenino tremendo.
Hay ciertas cosas que no sé si pensar si son buenas, malas o regulares. Quería firmar Contrapaso como Valero, no quería que nadie supiera si yo era hombre o mujer. Quería que la gente me leyera sin tener eso en la cabeza. Firmar Valero como firman muchos hombres, pero la editorial me dijo que no, que les parecía que era mucho mejor que firmara con un nombre femenino porque hacían falta referentes. Les parecía muy bueno que una obra tan ambiciosa y que no era de temática femenina la gente leyera que lo había hecho una mujer.
Tengo sentimientos encontrados porque por un lado sí que puede haber muchas mujeres a las que eso las anime y que piensen que pueden hacer lo que quieran, que no hay reglas para nosotras, pero por otro lado digo, jo, no sé, y ¿por qué? (risas). No tengo una opinión clara en ese sentido, me hace reflexionar.
Entiendo que depende mucho de dónde te has formado, de cuales han sido tus lecturas y de qué mujeres has tenido alrededor. Mi madre y mis tías cuando oían hablar sobre que a alguien le pegaba el marido se subían a la lámpara. Todas las mujeres de mi casa me decían que un hombre jamás me pusiera la mano encima, que una vez me pusiera la mano encima, ahí se acabara todo, eso nunca se perdona. Me decían que estudiara y que que no dependiera de nadie, ni hombre, ni mujer.
Mi madre ni nos dejaba jugar diciendo: “¿y cuándo te vas a casar?”. Me crie de esa manera y aunque hubieran algunas cosas machistas en casa, como que mi hermano no fregaba y las chicas sí, había mucho de “que a ti nadie te pise”.
– ¿Qué sueños te quedan por cumplir?
Cada vez menos (risas). Tengo una familia muy guay y cuando miro la vida para atrás digo, “qué vida más guay he tenido”. Soy muy agradecida y creo que he sido una privilegiada, he tenido una vida fabulosa.
Ahora lo que me gustaría es quedarme haciendo cómic. En los años que me queden profesionales no me gustaría volver a la animación y me gustaría contar mis historias, que son lo que siempre he querido dibujar. Ese sería el siguiente sueño por cumplir.
Cuestionario Furioso de Teresa Valero
Película favorita: Cantando bajo la lluvia de Gene Kelly y Stanley Donen.
Serie favorita: The Wire, de HBO.
Libro favorito: Cualquiera de Miguel Delibes o Desayuno con diamantes de Truman Capote.
Cómic favorito: Cualquiera de Carlos Giménez, Barrio, por ejemplo.
*Al ser la primera autora de cómic que entrevistamos, le preguntamos si nos podía decir uno por zona geográfica y muy amablemente nos dio su elección:
Norteamericano te diría, Saga, de Brian K. Vaughan. Nacional, Us, de Sara Soler y Bartlevy de Munuera , de Latinoamérica, Dos hermanos de los hermanos Moon y Bá, y un manga, Yotsuba.
Cantante, grupo o músico favorito: Rufus Wainwright.
Artista plástico favorito: Jorge González.
Miedo tecnológico: el que sepan todo de nosotros a través de las redes y que en un momento dado eso pueda volverse en nuestra contra.