Entrevista a Manuela Vellés, co-creadora y protagonista de ‘Culpa’
Manuela Vellés es una actriz que desde que la descubrimos en la incomprendida y reivindicable, Caótica Ana, de Julio Medem, no ha dejado de trabajar en el cine, televisión o teatro. Hace años que nos regala excelentes interpretaciones y este viernes, una semana después de su estreno en cines, llega a Filmin, Culpa, su última película. Una obra que ha coescrito junto al productor y director, Ibon Cormenzana.
En Culpa interpreta a Anna, una mujer que sufre una agresión sexual en su propia casa. Desde ese momento, Manuela y Anna se unen como pocas veces se ha podido ver en el cine. Se unen en un solo cuerpo. En una sola vida.
En Culpa, Manuela Vellés consigue su mejor interpretación. Un ejercicio de generosidad y entrega extremo. Donde los silencios comunicaban mejor que cualquier palabra. Donde la naturaleza se convierte en la mejor maestra. En la mejor madre o en tu mejor amiga. En ese espejo mágico que muestra la verdad de tu vida. Esa verdad externa e interna que puede sanar. Que alumbra hacia el camino más importante por el que puedes decidir seguir viviendo.
Hablamos con Manuela Vellés
– ¿Dónde estudiaste?
Estudié en Madrid en el centro Jorge Eines. Él es un profesor argentino que fue catedrático de la RESAD. Según estaba empezando las clases me cogieron para mi primer trabajo. Para Caótica Ana, de Julio Medem.
Había hecho cursos de teatro de pequeña, pero podríamos decir que empecé a trabajar e iba aprendiendo de los trabajos que iba haciendo. Las clases de interpretación las fui compaginando con el trabajo como podía.
– ¿De dónde surge la historia de Culpa?
El germen de la historia surge de algo bonito, de mi primer embarazo con mi pareja, que también es el director de la película. Desde Alegría, tristeza teníamos ganas de volver a trabajar juntos. De volver a crear. Así que inventamos una historia de una mujer que le hablaba a su bebé en la barriga. Le explicaba lo que se iba a encontrar en el mundo.
Después, en el desarrollo del guion se fue tornado en un bebé no deseado, algo que en absoluto tenía que ver conmigo ni con nosotros. Entonces, en ese momento aparcamos la idea. No me apeteció embarcarme en ese proyecto de esa forma.
Fue con el segundo embarazo, en la época del post confinamiento, que me sentí preparada y me apeteció muchísimo el reto. Me sentía fuerte y con ganas de trabajar. Me sentía muy bien. Además, nos apeteció abordar el proyecto de una manera muy familiar. Nos juntamos con mi hermana Juana, que también creó todo el proyecto junto a nosotros, y otros dos compañeros de viaje, Alejo Levis y Hermida Carro, que hicieron la foto y el sonido. Éramos cinco en un coche.
Empezamos a documentarnos y a escuchar historias reales de mujeres que habían vivido cosas parecidas a lo que ocurre al inicio de la película. Imaginamos esa soledad tan grande, y nos la llevamos a esa cabaña, que imaginábamos que era un poco ella misma. El encierro en sí misma lo representaba la cabaña en esa naturaleza tan grande que para mí era la Madre Naturaleza, que la abrazaba en ese duelo tan difícil.
Estar haciendo una peli y no tirar la toalla en ningún momento, fue un reto y una responsabilidad.
Manuela Vellés.
– ¿Durante cuánto tiempo estuvisteis rodando la película?
Estuvimos rodando durante ocho meses. El tiempo del embarazo (risas). Rodábamos cuando podíamos, en fines de semana sueltos.
– ¿A Luis Hostalot y Andrés Gertrúdix, ya los conocíais? ¿Cómo se incorporan al rodaje?
Sí, realmente, como era un rodaje tan casero, tuvimos que tirar mucho de nuestros amigos, compañeros y gente que quisiera aportar y ayudar. Los dos son amigos, sí.
Andrés ha trabajado con Ibon en varios proyectos; yo lo conocí en Alegría, tristeza. Es un buen amigo y compañero. Fue un proyecto que, justamente, también le apeteció hacer por la confianza que nos teníamos. Para prestarnos a hacer esta peli, con este tema tan delicado, y yo ya estando embarazada, él fue una elección perfecta.
A Luis Hostalot lo había conocido en teatro, haciendo El burlador de Sevilla, hace ya unos siete años. Me pareció perfecto por la simpatía que tiene y esa belleza. Su personaje me parecía muy amable, muy afable y que al rodearlo de montaña también lo iba a hacer un personaje solitario. Alguien que con pocas palabras iba a transmitir mucho. Él era justo lo que necesitábamos.
– ¿Cómo se enfrenta uno a una producción de este tipo? ¿Lo hicisteis de la forma convencional, buscando financiación? ¿O lo hicisteis con vuestros propios medios?
(Risas) Lo hicimos con nuestros medios. Fue una apuesta. Fueron las ganas que teníamos de trabajar y experimentar. Queríamos lanzarnos a la piscina sin pensar mucho. Fuimos a hacer y luego ya veríamos.
Fue tomando forma a lo largo de los meses. Íbamos sintiendo que tenía mucho sentido por la historia que queríamos contar y por esas historias que nos contaban a nuestro alrededor. Fuimos viendo que podíamos conseguirlo. Al principio era un experimento y después nos lo fuimos tomando más en serio. Estar haciendo una peli y no tirar la toalla en ningún momento, fue un reto y una responsabilidad. No saber si se iba a estrenar o no, requiere de mucha entrega y de mantenerlo en el tiempo.
– ¿Rodasteis Culpa de forma cronológica o a saltos?
Fue cronológico. Hay escenas que eran un poco de acción y tal, que se prestó mi hermana a hacerlas como doble de cuerpo y de acción (risas). Gracias a eso pudimos rodarla en orden cronológico.
Rodarla así nos permitió momentos mágicos que otras películas no consiguen. Películas que tienen un presupuesto enorme y que no pueden dar esa verdad en cuerpo, o incluso en el paisaje.
En Culpa podemos ver como a lo largo de los meses se transformaba mi cuerpo por el embarazo y el paisaje. Empezamos en verano y acabamos en invierno, con esa nevada que nos regaló el tiempo. Fue impresionante que nevara ese fin de semana. Que lo hiciera así y que lo pudiéramos filmar.
Si quieres rodar una nevada así en una película, tienes que traer un camión gigante. Imagínate el coste que tendría, no nos los podríamos permitir.
El hecho de rodar de esta manera tan libre nos regala ese tipo de momentos.
Lo especial y distinto de esta peli, a parte de lo que se cuenta, es cómo está hecha. El hecho de tener pocos recursos y pocos medios aporta algunas cosas que no aporta otra peli.
La entrega que hice de mí misma, de mi cuerpo y de mi embarazo, cobraba sentido dentro la importancia que tenía para mi la historia que queríamos contar.
Si transitas por dentro lo que le pasa al personaje, se muestra por fuera.
Manuela Vellés.
– ¿Qué tal tu experiencia como guionista?
Pues mira, realmente nunca ha estado en mis planes. Ni la necesidad de contar mis historias. Surgió un poco del tándem creativo que he hecho con Ibon. He aprendido mucho en el proceso. A nivel global sí que me atrae mucho contar historias, sobre todo, de la problemática de las mujeres. Temas que toquen las emociones y lugares que han estado en sombra y en silencio. Eso ha sido algo muy motivador para mí a la hora de coescribir Culpa.
Con Ibon, teníamos que discutir ideas y buscar un consenso. Quizá ese momento ha sido para mí el más crítico y tenso, porque, además, escribíamos a contra reloj por el embarazo que ya iba a asomar.
– ¿Hay algo que se quedara fuera de guion que tú hubieras incluido?
Para mí, al revés, era más de vaciar que de meter cosas. Como que menos, es más. De pronto, si dudábamos de crear otras tramas alrededor, siempre volvíamos a pensar que había que centrarse en ella y en su conflicto.
La historia se podía ir por otros lugares: desarrollando más a otros personajes o pensando si la tenía que buscar la policía (risas). Pero volvíamos a la raíz de lo que queríamos contar y sentíamos que eso no era lo importante para nuestra historia. Por ahí se iría a otros derroteros que no eran los que queríamos explorar.
– ¿Cómo afrontaste las dificultades de un personaje como el de Anna?
Como creadora del guion, creo que empecé a trabajar el personaje desde lo más pronto que se puede, desde un lugar en el que nunca lo había probado. Escribirlo ya es conocerlo.
Después, desde la empatía, claro. Imaginarme en su realidad, y empatizar con las historias parecidas que nos llegaron.
A lo largo del rodaje, mi mayor reto fue tener tan pocos diálogos. Que hubiera tantos silencios. Al final, si transitas por dentro lo que le pasa al personaje, se muestra por fuera.
– Estando embarazada, ¿cómo fue trabajar la contradicción de que tu personaje no quisiera estarlo?
De alguna manera, yo siempre abordo los trabajos con mucha protección de mí misma. Igual que si tengo que interpretar a alguien que ha asesinado, no asesino a nadie (risas). Esa barrera de no entrar en lo mío personal, siempre la practico en mi trabajo.
Sí que, en el primer embarazo, cuando se planteó rodar esta historia no me apeteció. No tanto por ese miedo, como porque la primera vez una se contempla más y le apetece disfrutarlo de una forma más intensa.
La segunda, como ya lo había vivido bien, pues al revés. Me apetecía trabajar, crear y la aventura. Además, estaba acompañada de mi pareja y de mi hermana. Siempre estuve arropada.
Siempre tuve claro que iba a mantener mi coraza con mi experiencia propia y que no tenía nada parecido a lo que sentía el personaje.
– ¿Qué fue lo más difícil de tu personaje?
La dificultad de no tener los diálogos. Tenerme que apoyar tanto en los silencios y en la naturaleza. Una forma nueva de exploración, ¿no? Para mí, la naturaleza y la cabaña eran como otro personaje en las escenas en las que estaba sola. Eso fue todo un reto.
– Una vez vista la película, ¿cuál es tu opinión como creadora? ¿Estás contenta? ¿Es lo que te esperabas?
Como creadora estoy súper contenta con el resultado. Es más de lo que podía haber imaginado.
Cuando la compartimos obtuvimos reacciones muy potentes, de gente que se queda totalmente tocada por la película. Recibimos comentarios muy abrumadores que para mí cobran todo el sentido. La película es para ese público. Para la gente que siente que ha llevado este viaje con el personaje y algo les ha cambiado. Que después de ver la peli les apetece hablar sobre ella. Pensar sobre ella.
Siento que hemos hecho algo que tiene mucho sentido. Para Ibon, para mi hermana y para mí, es el cine que nos gusta ver, el que nos transforma. Un cine de debate y de cierta denuncia que te obliga a la reflexión. Un cine en el que no eres un espectador pasivo. Creo que eso lo hemos conseguido.
Es una peli que, aun siendo tan dura, acaba con un desahogo y es liberadora.
– En Culpa también podemos escuchar tu canción, Mujer Rota. Tu aportación en la película abarca prácticamente todos los departamentos, ¿eso te anima a decir, la próxima peli la dirijo yo?
Lo de la música, que sepas que intenté que fueran otros artistas y no salió. No fue la primera idea, de hecho, fue bastante al final (risas).
La dirección, pues bueno, en esta peli, al ser cinco, todos hemos tenido que hacer de todo, pero dirigir así, tal cual, es un mundo que no conozco. No saber de cámara o de realización… a mí lo que me divierte es dirigir a actores, hablar de las historias, entender personajes… en ese aspecto, puedo dirigir la línea de interpretación, pero ser directora de una película abarca muchísimas otras cosas que por ahora desconozco.
– ¿Qué nos puedes adelantar de tus próximos proyectos?
Tengo un par de rodajes en verano. Uno sería una serie para Amazon Prime y el otro todavía no lo he cerrado. Pero sí, ya tengo algunas cosas que seguramente serán series.
– ¿Qué sueños te quedan por cumplir?
Me gustaría seguir escribiendo música, publicar otro disco, explorar toda esa parte…y seguir disfrutando de lo que hago, sin miedo. Mantener siempre la ilusión y que no aparezcan miedos que te paralicen. Que todo siga avanzando.
Cuestionario Furioso de Manuela Vellés
Película favorita: Closer, de Mike Nichols.
Serie favorita: Vida Perfecta, de Leticia Dolera.
Libro favorito: Panza de burro, de Andrea Abreu.
Cómic favorito: Tintín.
Cantante, grupo o músico favorito: Xoel López.
Artista plástico favorito: Artemisia Gentileschi.
Miedo tecnológico: El futuro de mis hijos dentro de 15 años. Que la IA nos llegue a quitar todos los trabajos.