‘En un lugar solitario’, de Dorothy B. Hughes: a solas con tu asesino
En un lugar solitario es una de las obras más psicológicamente complejas del género negro.
En ella, Dorothy B. Hughes nos pone tras la pista de un asesino que actúa de forma prácticamente aleatoria, pero que tiene un blanco preferido: mujeres jóvenes y solitarias que deambulan por los suburbios de Los Ángeles.
Desde su publicación en 1947, esta novela ha pasado a convertirse en un referente de su género.
Vamos a explicaros por qué.
En un lugar solitario: juntos en esto
Dix Steele es un tipo extremadamente desagradable. No hay otra forma de definirlo.
Desde que volvió de Europa de ejercer como piloto de guerra para las Fuerzas Aérea Norteamericanas, ha vivido en California, en el apartamento de un amigo adinerado que se marchó de viaje de negocios. Y es que Dix siempre ha encontrado la manera de salir adelante y costearse caprichos caros, a costa de otros.
No en vano, su método de subsistencia consiste en una pensión que le envía su tío desde la costa este. Como pretexto, afirma estar trabajando en una novela de misterio, un pastiche por el que espera sacar una considerable cantidad de dinero y pagar sus deudas.
Pero la realidad es que Dix se siente agraviado por el mundo, y cualquier centavo que pueda estrujarle es poco en comparación con lo que le debe. Esto se extiende, también, a las mujeres, que nunca han logrado comprenderlo, por algún motivo. A excepción de Brucie, claro, un antiguo amor al que se vio obligado a dejar en el Reino Unido.
La suerte de Dix, sin embargo, cambia en el momento en que conoce a Laurel Gray, una mujer de su vecindario. Inteligente y hermosa, parece hecha a su medida. Cierto que ella también parece ocultar sus propios secretos, y que utiliza sus propias triquiñuelas para ganarse la vida. Pero ¿quién mejor que otro zorro oportunista para comprender a Dix Steele?
Juntos, parecen formar un tándem de cine. Aun así, una sombra se cierne sobre ellos, y sobre toda la zona oeste de Los Ángeles.
Buscando a tientas
Dix descubrió el color de sus ojos. Un color de anochecer y niebla que salía del mar, condimentado con el ámbar de las estrellas.
En un lugar solitario
En los últimos meses se han producido una serie de asesinatos sin móvil aparente. Las víctimas, sin embargo, son todas femeninas, y han muerto estranguladas. El criminal realiza siempre un trabajo limpio, por lo que debe ser un experto, y no deja pistas. Ni testigos, ni huellas dactilares, ni nada.
Brub Nicolai es inspector de policía, y está plenamente inmerso en el caso. Las únicas pistas con las que cuenta son unas huellas de neumático que podría pertenecer a miles de coches que circulan por California.
También se da el caso de que Brub es lo más parecido a un amigo con lo que Dix cuenta en la ciudad. A fin de cuentas, sirvieron juntos en Inglaterra, donde ambos conocieron a Brucie. Aun así, Dix no es alguien propenso a mostrarse confiado o afectuoso con nadie (a excepción de Laurel, seguramente). Para él, Brub no es sino un medio para abrirse camino socialmente por sus nuevos dominios.
También para recibir información de primera mano acerca de los misteriosos asesinatos. Puede que Brub no sepa todavía la identidad del criminal, pero sí tiene algo muy claro: la gente de su calaña habita en un lugar solitario, y tarde o temprano ocurre algo que les hace salir a la luz.
Quien no está tan convencida es Sylvia Nicolai, la esposa de Brub. Esta, además, no acaba de fiarse del tal Steele. Una chica no puede mostrarse suficientemente precavida en los tiempos que corren, y menos con un asesino suelto. ¿Desde hace cuánto que Dix se mudó a California? Y, ¿cómo pasa sus noches cuando no está con ellos cenando y bebiendo cócteles?
Dix es un tipo extremadamente desagradable, sí. Pero ¿le convierte eso en un asesino?
En un lugar solitario: admirándonos de Dorothy B. Hughes
En un lugar solitario transcurre entre finales de un verano y el principio de un otoño a mediados de los años 40.
Sus páginas nos transportan a las brumosas noches en las playas de Malibú y Santa Mónica, escenarios de una serie de muertes cuyo misterio no termina de descifrarse hasta el mismo final del libro. Aun sin revelarnos su identidad hasta entonces, nos va metiendo en la mente de un asesino en serie, cuyo rostro palpamos durante toda la obra, pero que no llegamos a distinguir al encontrarnos a oscuras.
Es, por tanto, una lectura extremadamente intrigante y aguda, tan morbosa como seductora.
Su autora, Dorothy B. Hughes, nació en Kansas City en agosto de 1904. Posteriormente, estudió periodismo en la Universidad de Missouri, y ejerció como crítica literaria en The Albuquerque Tribune. Su nombre está escrito entre los más grandes del noir de los 40 y 50 del pasado siglo XX, granjeándole el reconocimiento de Grand Master por la asociación Mystery Writers of America en 1978.
En un lugar solitario, publicada originalmente por Duell, Sloan and Pearce, es su obra más reconocible, y con buen motivo.
En agosto de 1950 fue adaptada al cine por el director Nicholas Ray (que 5 años después ganaría fama mundial por Rebelde sin causa), y protagonizada por ni más ni menos que Humphrey Bogart. La película, sin embargo, difiere significativamente del libro, también en el desenlace, lo cual permite que puedan disfrutarse como productos separados.
En un lugar solitario fue traducida y editada en castellano en 2019 por Gatopardo Ediciones, y todavía puede encontrarse fácilmente en librerías.