‘El techo amarillo’ (‘El sostre groc’), Isabel Coixet estrena su documental sobre abusos sexuales nominado a Mejor Documental en los Goya 2023
La aclamada cineasta Isabel Coixet estrena El techo amarillo (El sostre groc), su nuevo documental. Aborda la denuncia de 2018 de 9 mujeres contra dos de sus profesores del Aula de Teatro de Lleida, por abusos sexuales. Cediendo el protagonismo a las declaraciones de ellas. Desde una mirada esperanzadora, que pone el foco en la oportunidad de que otras mujeres puedan alzar la voz. Gracias a la visibilidad de casos como este.
El nuevo documental de Isabel Coixet El techo amarillo, tiene como temática angular la denuncia de los abusos sexuales. Ganadora del Premio TVE ‘Otra mirada’ en el Festival de San Sebastián 2022. Y nominada a Mejor Documental en los Premios Goya 2023.
El caso concreto que vertebra la película es una denuncia sobre dos profesores del Aula de Teatro de Lleida. Antonio Gómez era el director y profesor que había perpetrado dichos abusos. Varias de sus alumnas, en 2018, denunciaron los abusos sexuales sufridos durante 2001 y 2008, cuando eran menores de edad.
El caso había prescrito, sin embargo, gracias a su denuncia, otras alumnas pudieron verse reflejadas. Brindándoles la oportunidad de poder alzar la voz contra estos mismos hechos. Convirtiendo el techo de cristal tan nombrado en los casos de machismo en la sociedad y el trabajo. En ese techo amarillo que muchas se vieron obligadas a mirar sin inmutarse. Ese techo amarillo que les sirvió de vía de escape. Y que ahora es una plataforma para que otras hablen.
Los abusos sexuales como el esbozado en el documental de Coixet son un tipo de violencia de género. Dado que, en este tipo de casos, es una violencia ejercida hacia las mujeres, por el simple hecho de serlo. En el caso concreto de El sostre groc esta violencia, además, se ejerce desde una posición de poder. Como es el caso de un profesor hacia sus alumnas adolescentes.Sumando al delito de abusos sexuales, el de pederastia.
El caso del Aula de Teatro de Lleida es paradigmático por el contexto. Ese ámbito de las artes escénicas donde el contacto físico es inevitable. Pero la línea entre el contacto físico, y el abuso sexual, está perfectamente trazada. Aquellas personas que ven dicha línea difuminada, es porque su vista se nubla por la cultura machista y heteropatriarcal. La cual normaliza ciertas prácticas, que no lo son. Y culpabiliza a las mujeres. Las cuales no deberían ser juzgadas por alzar la voz y denunciar.
El techo amarillo: los abusos sexuales en las artes escénicas, y quién traza la línea que los esboza
El documental de Isabel Coixet es una pieza feminista imprescindible. La cineasta ya es conocida por su perspectiva de género. Así como sus documentales de denuncia social como son Viaje al corazón de la tortura (2003) o Invisibles (2007). Sin embargo, con este nuevo estreno la directora se embarca en un viaje con destino más próximo. Natural de Barcelona, se adentra en un caso de abusos sexuales en Lleida. En un grupo de teatro. Disciplina artística muy cercana al mundo cinematográfico. Como ya quedó patente con casos como el de Harvey Weinstein. El cual detonó el movimiento #MeToo.
En este caso, uno de los aspectos que se menciona y aborda de forma exquisita es la línea entre los abusos y las prácticas teatrales de contacto físico. Aunque ciertas personas declaren que hay una fina línea, esta ha sido trazada por el sistema heteropatriarcal. Porque los abusos sexuales, y el contacto físico en las artes escénicas, no tienen nada que ver.
A través del sensacional montaje y edición, Isabel Coixet junto a la guionista Laura Ferrero, dan forma a una narrativa excelente. La cual deja fluir con sencillez las experiencias de cada mujer. Dividiendo el documental en distintos capítulos perfectamente diferenciados y organizados. Gracias a esta estructura, así como la sencillez, pero originalidad en los planos seleccionados, se consigue una obra audiovisual de valor incuestionable.
El techo amarillo: la importancia de las palabras, desde todos los ángulos del prisma
La inclusión de distintas declaraciones es esencial. Brindando siempre la oportunidad de que todas las voces sean escuchadas. En el caso de El techo amarillo, Isabel Coixet también ofrece al denunciado Antonio Gómez la opción de dar su versión de los hechos. Sin embargo, este se niega a declarar. Esto es un aspecto reseñable. Porque uno de los valores esenciales del periodismo, y en extensión de las piezas documentales, es el contraste de las informaciones. Así como la diversidad de perspectivas. Algo que la directora ya demostró con el documental ganador del Goya a Mejor Película Documental en 2011, Escuchando al juez Garzón.
Ella misma declara que la profundidad del trabajo periodístico de Albert Llimós y Núria Juanico Llumà, fue la que despertó en ella la necesidad de hacer este documental. A través de su artículo publicado en el Ara. La propia cineasta nos cuenta que “El artículo revelaba que había un trabajo muy serio detrás. Conocí posteriormente a las chicas. No tenía muy claro todavía si quería hacer una ficción o un documental. Pero al conocerlas a ellas, pensé que una ficción habría traicionado la verdad que tienen”.
El techo amarillo: abrir la puerta hacia la erradicación de la violencia de género
El sostre groc es una obra esencial dentro del movimiento #MeToo. Donde el “yo también” podría ser el leitmotiv central. Cristina, Goretti, Violeta, Aida, Laura, Míriam, Sònia, Patrícia y Marta, son las mujeres que presentaron la denuncia en 2018. Sobre los abusos sexuales sufridos entre 2001 y 2008. Sin embargo, debido a los años transcurridos desde entonces, la causa quedaba prescrita. Pero ¿dónde reside la importancia de dicha denuncia? Aunque el caso quedó archivado, este sirvió para sacar a la luz casos más recientes.
Además, se considera un tipo de violencia de género. Porque en el caso del Aula de Teatro de Lleida, el profesor se aprovecha de los mitos románticos y la cultura heteropatriarcal para idealizar su figura ante las alumnas. Ellas, se sienten privilegiadas al ser elegidas por el profesor, mayor que ellas. Ellas sienten que es su culpa. Que ellas son las responsables. Una culpabilización clásica del heteropatriarcado. Así como idealización de aquellos hombres en roles de superioridad.
El caso demás del teatro es particularmente llamativo. Porque el contacto físico es inevitable, y los abusos sexuales, pueden ser enmascarados entre prácticas teatrales. Las cuales, dejan de ser artes escénicas, para convertirse en violencia de género y abusos sexuales intolerables.
En una actualidad donde la violencia de género sigue existiendo y permeando cada sector de la sociedad, el documental de Isabel Coixet es más pertinente que nunca. Articulando voces que deben ser escuchados. Construyendo un relato feminista que llega a los cines el 16 de diciembre, rompiendo moldes y golpeando, techos amarillos.