El rock no está muerto (pero se esconde en lugares extraños)
Lista de los nuevos rockeros del siglo XXI
El pasado día 23 de mayo se celebró en Los Ángeles la vigésimo octava entrega de los premios otorgados por la revista musical Billboard.
El premio al mejor artista de rock se le otorgó a Machine Gun Kelly, así como al de mejor álbum de rock por su divisivo Tickets to my downfall. El otrora rapero optó, también, al premio a la mejor canción de rock por My ex’s best friend, cantada a dúo con Blackbear (otro nombre asociado normalmente al hip hop).
Entre los sospechosos habituales a este tipo de galardones se colaron, además, nombres como el de Miley Cyrus, AJR, o Twenty One Pilots: una cantante de pop, y dos grupos con marcadas tendencias electrónicas.
¿Es esto un sacrilegio, o una mera señal de los tiempos? ¿Le vamos sacando la mortaja al rock, o todavía hay esperanza para la música de guitarras?
En pedazos
Según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, el álbum más vendido de 2020 fue MAP OF THE SOUL: 7, de la banda de pop coreano BTS. Acompañándolo en el top-10 se encuentran, entre otros, un disco de The Weeknd (R&B con exceso de Botox), uno de Harry Styles (soft rock para madres salido de un programa de talentos británico), uno de Justin Bieber (pop para castores pentecostales), y uno de Taylor Swift (bubblegum pop con ínfulas).
Por detrás de ellos (salvo alguna notable excepción) diversos artistas del rap más comercial, ritmos latinochés, y algo de trap que asoma su cara tatuada por ahí.
Es lo que hay.
Y, eh, que quede claro que nada de esto nos parece criticable per se. En lasfuriasmagazine estamos en contra del concepto “guilty pleasures”. Cada cual es libre de elegir lo que se mete por las orejas o no, para gustos los colores, y bla, bla, bla.
Pero este artículo va sobre música rock (o lo que queda de ella, desperdigado por ahí).
Viejos rockeros
Honestamente, ¿tenemos motivos para estar preocupados? El rock, en toda su variedad, sigue siendo uno de los géneros más escuchados en el mundo. Pese a su espíritu outsider, lo cierto es que no lo es.
El problema es que, nos guste o no, está envejeciendo regular. Repasando algunos de los festivales más importantes de 2019 (el último año que cuenta para la especie humana), observamos que los cabezas de cartel no son precisamente jovencitos. Los nombres importantes (los que llenan salas) siguen siendo más o menos los mismos desde hace veinte, treinta, o (¡puf!) cuarenta años.
En el Rock am Ring, por ejemplo, nos encontramos a Tool (que datan de 1990), Die Ärzte (1982), Slayer (1981), y Slipknot (1995).
Si nos vamos a Rock in Rio, vemos que el cabeza de cartel más jovencito es Drake (que no hace rock en absoluto), seguido de Foo Fighters (1994), Bon Jovi (1983), Red Hot Chilly Peppers (1983), Iron Maiden (1975), Pink (aceptamos pulpo como animal de compañía, 1995), y Muse (1994), also featuring Slayer (otra vez), Whitesnake, King Crimson, Seal, y Anthrax (que fresquitos no están).
En el Download vuelven a repetirse algunos nombres tales como Tool y Slipknot. Junto a ellos están Scorpions (1976), Sabaton (1999), Chevelle (1995), Me First and the Gimme Gimmes (ídem), Stone Temple Pilots (1989), Enter Shikari (1999), Sum 41 (1996), y Soulfly (1997).
La excepción a esta regla entre los grupos más conocidos la ponen The Baboon Show y The Interrupters, que comenzaron su andadura musical en 2003 y 2011, respectivamente.
Por último, entre las bandas principales del Mad Cool, de ese mismo verano, se encontraban The Chemical Brothers (1989), Iggy Pop (1960), Noel Gallagher (1991), The National (1999), Smashing Pumpkins (1988), The Cure (1978), y Prophets of Rage (el supergrupo formado por miembros de los nada bisoños Rage Against the Machine, Audioslave, Public Enemy, y Cypress Hill).
A decir verdad, en este festival sí que hubo algo más de sangre fresca, con The Baboon Show, y Vampire Weekend, los cuales, pese a datar de 2006, tampoco es que sean unos muchachitos.
Estaremos de acuerdo, entonces, en que los colegios e institutos no están llenos de jovencitas con grupos de rock en sus carpetas. Este no es buen augurio para el futuro del género a medio o largo plazo.
Pero al igual que ocurría en Jurassic Park, y parafraseando al ilustre Doctor Malcolm, el rock, como la vida, “se abre camino”.
Rock siglo XXI: Lista de 10 peludos insospechados
Los aficionados a este estilo musical (entre los que, obviamente, me encuentro) pecamos un tanto de puretas. ¿Qué podemos decir? Nos gustan las cosas como estaban: las bandas de guitarra, bajo y batería, los pogos, los conciertos, subir las manos arriba y poner los cuernecitos… ese tipo de cosas.
Pero si queremos que nuestra música sobreviva, tenemos que adaptarnos a ciertos cambios. Pegando la oreja a las vías del tren de la música actual, y quitándose de prejuicios, a uno le llegan ecos de guitarras, distorsión, y esa energía destilada que tanto nos gusta. Lo que pasa es que ya no los emiten los pieles rojas, como antes, sino que proceden de una tribu un poco distinta.
Más que bandas, ahora se estilan los solistas, gente que se mueve a gusto por las redes sociales. Algunos de ellos son tan conocidos, de hecho, por el contenido que generan en la exhibición de sus propias vidas como por su música, y otros vienen del mainstream más recalcitrante. Una vez consiguen un cierto seguimiento, se sueltan con melodías inequívocamente rockeras.
A continuación os ofrecemos una lista de diez de estas figuras, que podrán gustarnos más o menos, pero que contribuyen a rejuvenecer una escena dominada por las patas de gallo y las canas.
Machine Gun Kelly
Nacido en 1990, lanzó su primer disco en 2012. Tan alto que podría ser un jugador de baloncesto, destaca por su voz grave y su cara bonita. Sobre su faceta como rapero no voy a hablar, porque entiendo muy poco.
Siete años después de su debut musical, sin embargo, debió de picarle el gusanillo del rock. Se notan, sobre todo, sus influencias punk pop y nü metaleras de principios de los 2000. Hollywood whore no puede recordar más a Linkin Park y, en particular, a su canción Numb.
Por otro lado, I think I’m ok fue su primera de muchas colaboraciones con Travis Barker, el conocido productor y batería de Blink-182. En esta canción también figura YUNGBLUB, del que hablaremos en un momento.
La explosión rockera de Machine Gun Kelly llegó en 2020 con el ya mencionado Tickets to my dowfall. Su combinación de letras lastimeras (muy al estilo emo) con melodías veloces y entretenidas parecen un homenaje a Take off your pants and jacket o el disco homónimo de los propios Blink.
Su tema estrella es el nada desdeñable bloody valentine, sexy, rápido, pegadizo, y perfectamente apto para menear la cabeza arriba y abajo presa de una euforia tan vital como estúpida, marca exclusiva del rock ‘n’ roll.
En Tickets to my downfall cuenta con colaboraciones de Hasley y Blackbeard, de los que también hablaremos más adelante.
YUNGBLUD
Este joven inglés, nacido en 1997, lo peta por Instagram con sus looks andróginos y su aire de tío raro e incomprendido que roba suspiros entre jovencitas y jovencitos.
En lo musical, coge un poco de rap, otro poco de electropop, y una generosa cantidad del punk sucio y estridente que se estilaba por las islas británicas en los años 70 y 80. Luego lo mete todo en una túrmix y le sale un batido anfetamínico ideal para un fin de semana movido.
¿Qué puedo decir? Para todos los demás ¿artistas? de esta lista siento que tengo que elaborar algún tipo de disculpa. Pero el segundo disco de YUNGBLUB, Weird!, es inequívocamente bueno. Da lo que promete, y lo hace perfectamente bien. Cuando uno lo escucha del tirón, de principio a fin, tiene la sensación de estar disfrutando de una obra completa, bien pensada, y con ciertos toques verdaderamente originales.
Su canción más cañera es Acting like that, en la cual aparece Machine Gun Kelly (Dios los cría…). Pero la mejor es, para mi gusto, Strawberry lipstick: extraña, arriesgada y desprovista de sentido del ridículo (que es de lo que se trata toda esta mierda).
Y no puedo pasar al siguiente cantante sin mencionar la preciosa versión que realizó YUNGBLUD de Life on Mars el 9 de enero de este mismo año, en el concierto tributo A Bowie Celebration.
Si la escuchas y no derramas ni una lagrimilla es que estás hecho del hielo del iceberg que hundió el Titanic. No hay más.
POORSTACY
Vivimos en un mundo cada vez más consciente de su diversidad, y el rock ya no es solo una cosa prácticamente exclusiva para blanquitos.
POORSTACY es natural de Palm Beach, Florida, y tiene apenas 22 añitos en el momento de redactar este artículo.
Sin haber dado siquiera un concierto, comenzó a subir canciones a la plataforma SoundCloud y ya tiene un disco de estudio, además de varios singles. Su estilo tiene algo del rap actual y de esa forma como apagada de cantar del trap. A esto le mezcla la sonoridad infatigable de la música electrónica y la contundencia del rock y el metal gótico para crear algo muy suyo y que no está pero que nada mal.
Solo esperamos que este muchacho se esté cuidando la salud y no haga mucho de eso que sale en su video de I Can’t sleep, porque la música se le da francamente bien.
Al igual que Machine Gun Kelly, tiene unas cuantas colaboraciones con Travis Barker, con el cual aparece en dos videoclips que tienen varias decenas de miles de vistas en YouTube. En uno de ellos, el bueno de Travis luce, apropiadamente, una camiseta de los Bauhaus, lo cual dice mucho del estilo y las influencias de POORSTACY.
Entre sus otros trabajos destaca Choose life, en el que muestra su afinidad por la novela Trainspotting, y Don’t look at me, un alegato nihilista que se te clava en los rincones más ensombrecidos del cerebro.
KennyHoopla
Y después de tanta oscuridad, volvemos al sol de la mano (tatuada) de un chico nacido en Cleveland, Ohio, en agosto de 1997.
Este también viene de SoundCloud, y comparte influencias con Machine Gun Kelly. Procedente del rap, se prodiga últimamente con canciones que no pueden sonar más a Sum 41 y Blink-182. Musicalmente es idéntico, y solo se distingue por ese timbre de voz más actual.
El pasado mes de junio lanzó su primer disco, producido por (sorpresa) Travis Barker, que parece empeñado en aportar sus buenos dólares a la causa del rock en la tercera década del siglo XXI. Survivors Guilt: The Mixtape hubiese sonado en cualquier skatepark de San Diego en 2003, sin duda.
Salvo cuando intenta soltar grititos a lo Taking Back Sunday, le queda un álbum completamente adolescente pero pintón. Su mejor tema salió en mayo y se llama hollywood sucks (lo cual no estamos seguros de que sea del todo cierto).
Miley Cyrus
Decir que te gusta Miley Cyrus en según qué contextos puede granjearte miradas recelosas. Lo sé por experiencia desde hace varios años. Pero, ¿qué le voy a hacer? Me chifla, y más cuando se pone rockerilla, como veremos.
Ay, Miley, qué cosas tienes…
Antes de nada, debo decir que no es la primera estrella pop que se pone una chupa de cuero y hace de las suyas con una guitarra eléctrica. Ni falta hace hablar de Madonna, claro. Lady Gaga también ha hecho sus pinitos, y no ha terminado en esta lista, de hecho, por un pelo. Baste recomendar un par de canciones de su segundo disco. Marry the night y Electric chapel, en particular, desprenden un tufo inconfundible a whisky y cigarrillos que hubiese firmado más de un grupo de hard rock de los 80.
Y de ese pie cojea la pequeña Miley, nacida en 1992 y ex chica Disney que lleva haciéndose notar unos cuantos añitos en la industria musical. Hace ya tiempo que se le nota un deje guitarrero, en contra de lo que más de uno pueda pensar. Ya en 2008 sacó Fly on the wall, avisando de lo que venía. También grabó una versión de Every rose has its thorne, de los Poison (grupo que no me va mucho, que digamos, pero que no deja de ser rock).
Su conversión de Damasco llegó definitivamente en noviembre del año pasado, con el disco Plastic hearts. Miley tiene un vozarrón (si no me creéis, escuchadla versionar el Nothing else matters de Metallica) que, además, va ganando con el tiempo.
Musicalmente, el disco tiene mucho de pop rock ochentero, y de new romantic. Y es ahí donde reside su virtud y su defecto: recuerda demasiado a una época musical concreta. El single Prisoner (el que canta con Dua Lipa, otra que tal baila) es un calco de Physical, de Olivia Newton-John.
Haremos la vista gorda en favor de un álbum que funciona perfectamente, y que acerca a las nuevas generaciones sonidos que llevaban un tiempo encerrados en el baúl de los recuerdos.
Para muchos, la mejor canción de Plastic hearts será la séptima, Midnight sky. Sin embargo, mi preferida es la primera, WTF do I know, un puñetazo sobre la mesa con el gesto torcido y la dentadura mellada, con solo de guitarra incluido hacia el final.
Además de estas canciones, el disco incluye unas covers de Heart of Glass y Zombie (de Blondie y The Cranberries), grabadas en directo, y con las que Miley Cyrus termina de ganarse mi corazoncito para siempre jamás.
Maggie Lindemann
A esta pequeña mujercita parece que podría llevársela el viento de un soplido. Pero que no os engañe, tiene fuerza a raudales.
La más pop de esta lista nació en julio de 1998, y llamó la atención en la plataforma social Keek. En septiembre de 2016 pegó el petardazo con Pretty Girl, una canción de querencia electrónica bastante lenta, pero no desprovista de actitud.
Desde entonces se ha puesto las pilas, añadiendo a su sonido una cierta contundencia que quiere recordar a Avril Lavigne en sus buenos tiempos, o incluso a la banda tennesiana Paramore.
No llegando todavía a ese nivel, Maggie Lindermann promete con canciones tan pegadizas como Crash and burn, extraída de su último EP, PARANOIA.
Halsey
La que ya ha demostrado de sobra su contundencia es Halsey. Esta cantante de Nueva Jersey, nacida en 1994, se ha consagrado con tres discos grabados en apenas 5 años: Badlands, Hopeless Fountain Kingdom, y Manic.
Con su particular estilo de synthpop agresivo y oscurete, tiene más mala leche que muchas rockeras de “pura cepa”. Aparte de ser una bestia con el micrófono. Si sigue en esta línea le predigo un buen futuro (aunque no necesite para nada de mis predicciones).
De los solistas antes mencionados ha colaborado con YUNGBLUD primero y con Machine Gun Kelly después, dejando temas como 11 Minutes o forget me too (siendo el segundo un pepinazo).
Me debato entre dos de sus canciones para poner por aquí. Nightmare es un escupitajo en la cara del patrón, una declaración de intenciones que no escatima en dientes. Pero Experiment on me se lleva la palma, para mí, y los que hayáis sido tan majos como para leer alguno de mis artículos de cómic sabréis por qué.
Blackbear
Podría decirse que este rapero nacido en 1990 ha recorrido el camino inverso a Machine Gun Kelly, por ejemplo.
Comenzó su carrera musical siendo muy jovencito, cantando en la banda de hardcore melódico Polaroid, con la que grabó el disco Paint the town en 2008. Del mismo destacamos la canción A breakneck speed.
En solitario, sin embargo, se le conoce casi exclusivamente como solista de rap. El picorcito del rock y sus derivados, sin embargo, no parece habérsele ido, pues ha colaborado con varios grupos y artistas que se mueven por el mundo del guitarreo.
En los premios Billborad que mencionamos al principio del artículo estuvo nominado a la mejor canción rock por su colaboración con el ya veterano grupo All Time Low. El tema se llama Monsters, y no suena pero que nada mal.
Igualmente, ha colaborado con Mike Shinoda, de Linkin Park, así como con el propio Machine Gun Kelly, aportando su voz a My ex’s best friend.
Post Malone
Para los más profanos, Post Malone es el nombre más conocido del trap, esa música que tanto se estila ahora y que suena algo así como a rap desganao.
Admito que este chico nacido en Syracuse, en 1995, y con cara de pizarra mágica marca Bizak no siempre me ha caído bien. Con el tiempo, sin embargo, me ha ido ganando. Para empezar, me recuerda en algo a Jonathan Davis, el cantante de Korn. Además, grabó Sunflower, uno de los temas centrales de la banda sonora de Spider-Man: Un nuevo universo, una de mis películas favoritas de 2018.
Pero lo que terminó de convencerme de que debía amar a este muchachito confuso fue un concierto tributo a Nirvana que hizo desde su casa en pleno confinamiento, con la colaboración a distancia de (¿quién si no?) Travis Barker.
Dicho concierto se encuentra íntegro en YouTube, y es canela en rama. A modo de muestra, os dejamos por aquí su versión de Heart-shaped box.
La verdad es que se veía venir. Post Malone ya ha expresado en el pasado su gusto por el rock. En su disco Hollywood’s Bleeding tiene tres canciones, sobre todo, con mucha presencia de guitarras. Me refiero a Allergic, Circles y Take what you want.
Si este chaval quiere, puede hacer un discazo de rock. Y eso, precisamente, se rumorea que planea hacer…
MOD SUN
Terminamos este repaso de modernidad con un tío de mi quinta, porque todavía soy joven (ejem). Derek Ryan Smith nació en marzo de 1987, y se ha estado dedicando al rap, hasta ahora, bajo el pseudónimo de MOD SUN (así, en mayúsculas).
Su último disco se llama Internet Killed the Rockstar, y su título no requiere demasiada explicación. A este puede reprochársele lo mismo que al disco de KennyHoopla: recuerda demasiado a ejercicios musicales anteriores. Aun así, es divertido de cojones.
Su tema central es Flames, realizado a dúo con Avril Lavigne, la princesita del punk pop en persona.
Mi preferida, sin embargo, es Betterman, soleada y triunfante, como el propio MOD SUN.
Así cerramos este artículo que pretende demostrar que el rock, aunque ya no es lo que era, sigue dando guerra por ahí, y la seguirá dando. Porque tiene mucho de especial, del que el resto géneros musicales, simplemente, carece.
A lo mejor ninguno de estos artistas pasará a la Historia de la música (no sabemos), pero si consiguen que un adolescente se enganche a la electricidad de esas guitarras, o a la contundencia de esos bajos y baterías, algo habremos ganado. Y quizá se ponga a rebuscar, y encuentre grupos de igual o mayor calidad, como hemos hecho otros.
Os dejamos abajo una playslist con las 37 canciones que hemos mencionado por aquí, a ver qué os parecen.
Abrazos furiosos.