‘El Hueco’, sororidad y el autodescubrimiento en los Teatros Luchana
Desde el pasado viernes día 21 de enero, en la Sala 1 de los Teatros Luchana, El Hueco ha convertido su escenario en un espacio angosto en el que apenas cabe un cuerpo, pero en el que el público ve aparecer no a una sino a dos mujeres que huyen y se esconden en ese pequeño y estrecho refugio que encuentran en común.
El Hueco es la propuesta que Guillermo Amaya ha reestrenado durante los últimos días de enero y que permanecerá en cartel durante todo el mes de febrero hasta mediados de marzo. Con esta autoría y dirección presenta la historia de dos mujeres, Gema y Asun. Dos mujeres que buscan su identidad mientras sus cuerpos se hallan enclaustrados entre cuatro paredes. Aislados del exterior. Sumergidos en una oscuridad y en un silencio que les aprisionan aún más.
El encierro escénico lo protagonizan Raquel Salamanca y Raquel Pardos. Estas dos actrices se encuentran como desconocidas y su propia situación personal se convierte en reflejo colectivo de otras vivencias a través del autoconocimiento y de la voluntad de cambio. Su lucha por reafirmar su propia identidad las convierte en dos mujeres que se hablan, que se silencian, que se juzgan, que se odian y que se ríen, en definitiva, que aman.
El Hueco tuvo su estreno absoluto en Nueve Norte Teatro en el mes de noviembre de 2020. Ahora se instala en los Teatros Luchana todos los viernes a las 20 h hasta el próximo 11 de marzo.
El equipo se completa con la técnica oficial Paula Gutiérrez, la iluminación de Ion Aníbal, el vestuario de Raquel Porter, el espacio sonoro de Guillermo Amaya, el diseño de escenografía de Pablo Menor, la técnica de Claudia y la imagen y comunicación de Marta Soriano.
El Hueco: Dos mujeres, una identidad
Todo sucede en un Hueco. Pequeño. Estrecho. Donde apenas cabe una persona, se encuentran dos mujeres que huyen, que se esconden. Dos mujeres que se contorsionan en movimientos imposibles. Dos mujeres que se hablan, que se silencian, que se juzgan, que se odian y que se ríen; que aman.
Dos mujeres que intentan descubrirse a través de la otra persona.
El camino del autoconocimiento se transforma en una lucha por reafirmar la propia identidad a costa de la otra.
Quién no siente opresión de vivir en un hueco. Quién es capar de poder salir de ese hueco, de darle una forma definida, de encontrar sus aristas e identificar su número de lados. Por que tiene lados, ¿no?
Claro que tiene lados, los tiene para cortarte cuando te pierdes por él o cuando intentas salir de él. Los tiene para que te definas dentro y no quieras salir fuera. Todos tenemos nuestro hueco. Todos son diferentes. El Hueco, una sola palabra para definir a tantos. Según Tolkien y su Señor de los Anillos, El anillo único unía a todas las razas de la Tierra Media, El hueco consigue lo contrario. Aislarnos del resto. consigue hacernos sentir solos.
Qué más da que vivas en un pequeño pueblo o una gran ciudad si no puedes salir de tu hueco. Si cada vez te oprime el pecho con más fuerza. En algunas ocasiones el hueco puede ser compartido. El mismo espacio para dos individuos, o incluso más. Un amor sin respiradero. Una existencia en compañía pero oprimidas por el hueco. Por que, sí, muchas mujeres vivimos juntas en un mismo hueco. Ese que a veces veo en tu mirada y tus palabras.
El Hueco, de Guillermo Amaya, y lo que desconoces de tu propia identidad te espera sobre las tablas del teatro. No les des plantón.