‘El deshielo’, cuando la adolescencia se convierte en violencia, dolor y culpa
El deshielo es la ópera prima de Veerle Baetens, una película tan dura como bella que desde este viernes la podremos ver en los cines. La cinta adapta la novela homónima de Lize Spit. Una obra que desde un lugar más poético y distante que La chica de al lado, de Jack Ketchum, nos cuenta una historia tan injusta y terrorífica como la del maestro del horror.
El deshielo ha ganado el Premio a Mejor Película en los festivales de Sao Paulo y Braunschweig. Además, la joven actriz Rosa Martchant (Eva de joven) obtuvo el Premio Especial del Jurado a Mejor Actriz en el Festival de Sundance por su interpretación en la película, que supuso su debut cinematográfico.
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El deshielo: acertijos, secretos y “chicas bonitas”
El deshielo, nos presenta a Eva, una chica retraída y solitaria que trabaja en un estudio de fotografía como ayudante de iluminación. Vive con su hermana y una tortuga que la acompaña desde pequeña. Tess, su hermana, se muda a otro lugar y Eva se queda aún más sola.
A partir de ese momento la película comienza a viajar en el tiempo mostrándonos cómo fue la infancia de Eva cuando tenía 13 años y cuál es la importante decisión que ha tomado 12 años más tarde. Una decisión que pondrá en jaque a varias personas del pequeño pueblo en el que creció.
Eva pertenece a una familia disfuncional, su madre tenía problemas con la bebida y su padre era un hombre extraño e insensible que no sabía lidiar con sus funciones como padre de dos hijas y marido de una mujer incomprendida y maltratada. De joven, Eva se reunía con dos amigos, Tim y Laurens. Los llamaban “los tres mosqueteros”, siempre iban juntos a todos lados. Eva se sentía atraída por Tim, un joven que aún sufría el duelo de haber perdido hacía poco a su hermano mayor.
Eva tenía 13 años, pero su cuerpo todavía no se había desarrollado lo suficiente como para que Tim se fijara en ella. Tim y Laurens en pleno despertar sexual, querían ver y tocar los cuerpos de chicas desnudas. En el granero en el que “los tres mosqueteros” se reunían, jugaban y hablaban de sus cosas, los chicos se inventaron un juego para conseguir sus objetivos. Le pidieron ayuda a Eva, y ella, ya sea por el miedo de perder a sus únicos amigos, o dejar de ver a Tim, les ayudó a realizar ese perverso “juego”.
Tan solo serían necesarios tres elementos: un acertijo, guardar el secreto y “chicas bonitas“.
El deshielo: la impunidad de la juventud
Cuando era joven, estaba obsesionado con los acertijos. Tenía muchos libros de acertijos y no me saciaba nunca de aprender más. Preguntaba en las bibliotecas si tenían libros de acertijos, y esa fue una de las formas que utilizaba de niño para conseguir que me prestaran atención: contar acertijos. Sabía, y aún sé muchos de ellos. Siempre hay un buen momento para jugar a contar acertijos. Tenía algunos favoritos, el del ombligo, el de la herencia del rey a sus dos hijos, el del suicidio después de ver una noticia por la tele, y mi preferido, el del ahorcado con el charco de agua bajo sus pies.
Parte de la trama de la ópera prima de Veerle Baetens tiene que ver con ese acertijo. Y también tiene que ver con lo que uno es capaz de hacer para conocer la solución a un problema, para conocer la respuesta a una pregunta o para saciar la obsesiva curiosidad de un o una adolescente.
Algunas veces, la inocente búsqueda de conocimiento de un niño se convierte en ansia de experimentar cuando es adolescente. Algo que, unido a ciertos impulsos sexuales difíciles de controlar, problemas de empatía, egoísmo exacerbado y ciertas tipologías psicopáticas, puede dar como resultado acciones tan horribles e injustificables como una violación en grupo o un asesinato.
El asesino de la katana defendía que hizo lo que hizo con 16 años porque sentía que con su familia no era libre y necesitaba de esa libertad para visitar a una chica que le gustaba en otro pueblo. La historia real del asesinato de Sylvia Likens en 1965 también muestra de lo que son capaces algunos chicos y chicas si se les coloca en un lugar en el que se sientan protegidos. Ya sea por no poder ser vistos, o por tener el beneplácito de una figura de autoridad, Gertrude Baniszewski en el caso de Likens, Ruth Chandler en La chica de al lado de Ketchum, o Elisa en El deshielo.
Hoy ha sido noticia el asesinato de dos hijos a su madre. Sin duda, la impunidad de la que gozan los niños y jóvenes es un tema que nunca está de más poner sobre la mesa.
Veerle Baetens, actriz, cantante y una directora a la que no perder de vista
Hace algo más de una década pudimos ver Alabama Monroe, una maravillosa película sobre una pareja unida por la música y la pérdida de su hija a manos del cáncer. Veerle Baetens es la madre de esa hija y su interpretación fue tan desgarradora y brutal como lo ha sido El deshielo, su primera película.
La película consigue atraparnos desde su comienzo y es capaz de contarnos una historia sobre cómo una mujer puede sufrir desde la infancia a causa de su familia, de su despertar sexual, de mujeres abnegadas por el machismo imperante y de la brutalidad de los hombres. Hombres que, ya desde jóvenes, creen poseer el “poder” de utilizar y manipular a su antojo a las mujeres. Para ellos, simples instrumentos de placer.
No me quiero olvidar de resaltar la precisa mirada de Veerle Baetens y su capacidad para dirigir a dos actrices como Charlotte De Bruyne y Rosa Marchant. Sus interpretaciones como Eva adulta y de niña son arrebatadoras. Ambas consiguen, con muy pocas palabras, hacer que sepamos cómo se sienten en todo momento, emocionarnos y transmitirnos su dolor hasta los huesos.
El deshielo es una película con algunas de las escenas más perturbadoras de los últimos años. Una película que, como Alabama Monroe, llega sin hacer mucho ruido, pero promete quedarse durante mucho tiempo en nuestras retinas, en nuestras emociones y en el recuerdo como una de las mejores películas de este 2024.
Saludos furiosos.