‘El corazón es un cazador solitario’: gótico sureño de altura
Lo malo de hablar acerca de un clásico literario como este, es que ya ha sido tratado en multitud de ocasiones, y por gente mucho más preparada que uno. Sin embargo, después de haberlo releído no puedo menos que recomendarlo.
El 4 de junio de 1940, Carson McCullers publicó la que sería su primera de cinco novelas. Originalmente iba a llevar el título quizá demasiado evidente de El Mudo. Un año antes de su publicación, sin embargo, fue rebautizada por la editorial Houghton Mifflin como El corazón es un cazador solitario.
El corazón es un cazador solitario: Por favor, no grite
El corazón es un cazador solitario abarca unos cuantos años de la vida de John Singer, un hombre sordomudo que vive en una pequeña ciudad del deep south americano a finales de los años 30.
Su mejor amigo es otro sordomudo, de origen griego: Spiros Antonapoulos. Los dos comparten piso desde hace diez años. Su relación, sin embargo, es un tanto desigual.
Singer es una persona extremadamente lúcida que sabe leer los labios y comunicarse sin problemas mediante lenguaje de signos o escribiendo en una pequeña libreta que lleva siempre consigo. Antonapoulos, por su parte, padece un trastorno mental que hace su conducta errática y un tanto infantil. Esto provoca que su hermano lo ingrese en un sanatorio mental. De esta forma, Singer se encuentra desprovisto de compañía, incrementando su sentimiento de soledad.
Huyendo de esto, se muda una casa de huéspedes en un barrio de clase trabajadora. En ella viven los siete miembros de la familia Kelly junto a otros siete inquilinos. El Señor Kelly tuvo que abandonar su oficio de carpintero debido a un problema de cadera. Mick es la mediana de sus cinco hijos, una niña de doce años de agudo intelecto (reflejo de la autora a su edad).
Cerca de la casa hay una cafetería regentada por el matrimonio Brannon: Alice y Biff. Cuando uno duerme, el otro se ocupa del negocio y viceversa, de modo que apenas coinciden. Con ellos trabaja Willie, un hombre de raza negra hermano, a su vez, de Portia, la asistenta del hogar de los Kelly.
Singer acostumbra a ir a comer ahí, donde coincide con varios personajes, entre ellos Jake Blount. Este es nuevo en la ciudad, y un borracho autodestructivo. Singer se apiada de él y le deja dormir en un colchón en el suelo de su habitación hasta que encuentre un trabajo y un lugar para vivir.
Cuando no está en el café o visitando a Antonapoulos en el sanatorio, Singer se dedica a pasear por ahí. En uno de sus paseos topa con el padre de Portia, el Dr. Copeland. Llueve, y al viejo se le apaga la llama de su cigarrillo. Singer se acerca a él y le da lumbre, sin importarle la diferencia racial entre ambos. Desde ese momento en adelante, se hacen amigos.
Perfectos desconocidos
El corazón es un cazador solitario presenta a cuatro personajes principales conectados entre sí tan solo a través de John Singer: Mick Kelly, Biff Brannon, Jake Blount, y el Dr. Copeland. Estos viven en un estado de aislamiento con respecto a los demás, salvo por el sordomudo, en el que depositan sus confidencias.
Pese a que Singer sea el protagonista de la novela, Mick es el personaje al que McCullers dedica más tiempo. Le apasiona la música, y le frustra no poder estudiarla, ni disponer de los medios para comprarse un instrumento. Su padre está enfermo y su madre muy atareada, de modo que queda casi todo el rato al cuidado de sus dos hermanos pequeños, sin apenas tiempo para sí misma. A lo largo de El corazón es un cazador solitario, la veremos dar de el paso de la niñez a la juventud.
Biff es un hombre curioso que observa con interés a sus clientes desde su puesto habitual, junto a la caja registradora. Su matrimonio con Alice, sin embargo, no es feliz. McCullers lo describe, además, con una cierta ambigüedad sexoafectiva que nunca queda explicada, pero que nos sugiere un profundo conflicto interno.
Blount es un hombre muy inteligente y leído. Su desesperación parte de su condición de forastero, así como de sus ideas filosóficas. Y es que Blount es profundamente marxista, condición no muy bien vista entre sus coetáneos.
Por último, el Dr. Copeland vive angustiado por la situación de los negros en EEUU. Además, siente que ha fracasado como padre. Sus hijos tienen poco que ver con él. Ninguno de ellos muestra inclinaciones académicas, ni tiene grandes ambiciones. También son profundamente religiosos, y adoptan una postura sumisa y conformista ante los padecimientos de su raza.
Estos cuatro personajes utilizan a Singer como una hoja en blanco sobre la que expresar sus inquietudes, sin detenerse un momento a pensar en las suyas. Su amabilidad y mutismo le convierten (irónicamente) en un perfecto escuchante. Pero Singer también tiene motivos para sentirse abatido, quizá más que ninguno.
Mudos de admiración
El corazón es un cazador solitario es un claro exponente del gótico sureño, una novela esencial, a la misma altura que Matar a un ruiseñor o Las uvas de la ira, por poner un par de ejemplos.
Dividida en tres partes de seis, quince y cuatro capítulos, respectivamente, trata temas tales como el inmovilismo social en la clase obrera, el uso de la religión como sedante, el problema del racismo, etc. También habla de asuntos tan humanos como la soledad, la incomprensión, y la dificultad para establecer vínculos con los demás.
McCullers tiene una voz clara y precisa, además de una facultad innata para hacerle llegar al lector o lectora su particular visión de las cosas.
El corazón es un cazador solitario ha sido publicada en castellano por Seix Barral, y puede conseguirse fácilmente, en varias ediciones.
Igualmente, la novela ha sido adaptada al cine por el director neoyorquino Robert Ellis Miller. La película homónima se estrenó en julio de 1968. Alan Arkin y Sondra Locke fueron nominados al Premio Oscar como mejor actor y mejor actriz de reparto, respectivamente.