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‘Dos pobres rumanos que hablan polaco’ o el violento absurdo de una tal Dorota Masłowska

Dos pobres rumanos que hablan polaco es una obra de teatro que descoloca tanto como su título. Le acompaña Entre nosotros todo va bien, un texto más corto, pero no por ello menos interesante.

Nos disponemos a entrar en el desgarradoramente absurdo mundo de la autora polaca de moda.

Cultura urbana

Solo hay que ver a Dorota Masłowska para saber que es una de los nuestros. Joven, descarada, y con un brillo de locura (sana) en los ojos, tiene que ser una pasada irse con ella de cañas.

La caída del telón de acero trajo consigo una nueva hornada de artistas polacos con ganas de comerse el mundo con extra de queso y patatas deluxe, por favor. Ah, y sin pepinillos.

Masłowska sorprendió a propios y extraños cuando publicó su primera novela en 2002, Blanco nieve, rojo Rusia, siendo todavía una adolescente. La nueva enfant terrible de las letras polacas habla el lenguaje de la calle, lo cual la hace prácticamente intraducible. Su voz es chillona y elocuente a partes iguales, y se muestra tan irrespetuosa con el pasado soviético de su país como crítica con el consumismo grosero y la desigualdad social derivada de Papá Capitalismo.

Dos pobres rumanos que hablan polaco: Un mal viaje

Dos pobres rumanos que hablan polaco fue su primera incursión en el teatro. Debutó en 2006, en el Teatro Rozmaitości de Varsovia. Posteriormente, ha sido representada en Londres y Nueva York. También en Madrid, como lectura dramatizada, en la décima edición de La Noche de los Teatros, en 2017.

Sus protagonistas son Gina y Roñas, una mujer embarazada y un actor de televisión que se conocen en una fiesta y terminan absolutamente pasados de vueltas. Con el cerebro hecho relleno para pierogi, terminan en una gasolina de Tczew, a más de 300 kilómetros de Varsovia.

En su intento por volver a la ciudad, interpretan el papel de una pareja rumana (respondiendo a no sé qué lógica). De esta guisa incluyen a una variedad de personajes en su mal viaje, propiciando todo tipo de situaciones sórdidas, salpimentadas por un perverso humor negro.

Dos pobres rumanos que hablan polaco, dividida en tres actos,divierte y repugna al mismo tiempo. Además, va ganando en dramatismo a medida que se acerca el final (el cual, ya os advierto, no es bonito).

Tres generaciones polacas y una uña rota

Entre nosotros toda va bien también ha gozado de un amplio recorrido a través de las tablas. En Madrid, de nuevo, se estrenó el 4 de noviembre de 2011, en el Teatro Valle-Inclán de Lavapiés.

Esta obra no es tan violentamente absurda como la anterior. Sin embargo, no carece de fuerza. En ella se representan las interacciones de tres varsovianas emparentadas entre sí: abuela, madre e hija.

El texto realiza un repaso somero a la Historia polaca de los últimos cincuenta o setenta años mediante el desencanto de la anciana, el conformismo de la mujer de mediana edad, y el mordaz nihilismo de la más joven. Y lo hace de forma tan atinada, que se comprende perfectamente, incluso siendo de un país y una cultura diferente.

Ambas obras se encuentran recogidas en un mismo libro editado en enero de 2020 por La Uña Rota (de la que ya hablamos en nuestro artículo de Cuando Kafka hacía furor).

Desde aquí recomendamos su lectura, al mismo tiempo que alabamos la labor de Pau Freixa, doctor en Filología Eslava y traductor de este libro, a priori, intraducible.