Dogma: Snoochie Boochies (parte 4)
En 1999 se estrenó, “Dogma”, la 4ª película del director más cachondo del cine indie. En esta ocasión, nos invita a asistir a una misa estrafalaria de la iglesia de “View Askew”. La cosa va de ángeles, demonios, profetas, y hasta un apóstol del que no tenemos constancia en los evangelios. Por favor, que nadie se nos enfade.
Cuestión de fe
“Dogma” es, probablemente, mi película favorita de Kevin Smith.
Al igual que él, yo también me he criado en un ambiente religioso. Esto no es necesariamente malo. La fe te inculca valores y te da un sentido de propósito y esperanza para el futuro. Pero comprendo perfectamente lo que se siente cuando empiezas a replantearte cosas que te han estado dando de comer con cucharilla desde antes de que pudieras limpiarte tu propia baba. A veces, uno repara en los ingredientes de esa papilla doctrinaria y dice «no quiero más, gracias», o «prefiero mezclarla con un poco de esa otra». Y es de eso, en esencia, de lo que trata esta película.
De acuerdo, me habéis pillado. este artículo es una mera excusa para evangelizaros. Estoy llamando ahora mismo a vuestra puerta. Toc, toc. Buenos días, ¿tenéis un minuto para hablar sobre Kevin?
El Padre Kevin
El pequeño de los Smith se crio con sus padres y sus dos hermanos en el número 21 de la calle Jackson, en los Highlands, Nueva Jersey. Su familia era católica, apostólica y romana, rezaban el Rosario, no comían carne el primer viernes de Cuaresma, e iban a misa cada domingo.
Luego Kevin empezó a hacer películas (de “Clerks”, “Mallrats” y “Chasing Amy” ya hemos hablado en Las Furias) y, pese a que siempre conservó un conato de fe, dejó de considerarse católico practicante. “Dogma” fue concebida como un comentario cachondo, a la par que reverente, sobre sus inquietudes espirituales. A algunas personas, sin embargo, no les pareció tan inocente.
Los mismos grupos religiosos que ayudarían a “La Pasión de Cristo” a recaudar más de seiscientos millones de dólares en taquilla cinco años después, pusieron el grito en el Cielo (nunca mejor dicho) cuando Smith estrenó su fehaciente travesura. El director recibió incontables cartas de odio, tres de las cuales incluyeron amenazas de muerte. «No lo comprendo», debió de pensar Kevin, «¡Pero si soy de los vuestros!». Aparentemente, aquellos piadosos colectivos olvidaron, en su exacerbado fervor, que Dios también tiene sentido del humor. ¡Mirad al ornitorrinco, joder!
El Catecismo Wow
“Dogma” comienza en la iglesia de “San Miguel de Redbank”, Nueva Jersey (la abandonada “San Pedro y San Pablo de East Liberty”, Pittsburgh, en la realidad). Ahí, un exaltado sacerdote (interpretado por el genial cómico George Carlin) anuncia el volantazo del catolicismo para adaptarse a los nuevos tiempos y captar feligreses. El “Catecismo Wow” cambia el icono de la cruz por uno más amable y menos macabro: el del “Cristo Colega”. Del mismo modo, ofrece la oportunidad de perdonarle los pecados a cualquier persona que atraviese su gótico portón un día concreto.
Posteriormente, la película nos presenta a Bartleby y Loki. El primero, encarnado por Ben Affleck, es un grigori, un ángel con alma de artista. El segundo, Matt Damon, era el brazo ejecutor de Dios durante el Antiguo Testamento (ya sabéis, el que se cargó a todo aquel que no quiso meterse en el arca de Noé, a los primogénitos de Egipto durante las doce plagas, o a los lujuriosos habitantes de Sodoma y Gomorra). El caso es que, cuando se desató una guerra celestial entre Dios y el Diablo, Bartleby convenció a Loki de que debían mantenerse neutrales en la contienda. Esto provocó que el Altísimo los condenase a un lugar mucho peor que el infierno: Wisconsin.
Pues bien, cuando la noticia del “Catecismo Wow” llega a oídos de estos dos ángeles caídos, encuentran en él una forma de volver al Cielo, aun sin consentimiento divino. Su plan consiste en cortarse las alas paraconvertirse en humanos, atravesar las puertas de “San Miguel de Redbank”, recibir el perdón por sus pecados, morir, y regresar así a su hogar celestial.
Pero la palabra de Dios es infalible, y la ley de la Iglesia es dogma. Una posible contradicción entre ambas produciría resultados fatales. De modo que, si Bartleby y Loki logran salirse con la suya, el universo entero será reducido a la Nada.
¿Me vais siguiendo?
Una misión sagrada
Para impedir semejante catástrofe, Dios selecciona a una elegida que intercepte a Bartleby y Loki en su viaje a Nueva Jersey. Bethany (Linda Fiorentino) vive en McHenry, Illinois, y trabaja en una clínica abortiva. Ella se encuentra en plena crisis de fe, desencantada con lo divino por su incapacidad de tener hijos y su mala suerte en el amor.
En estas que se le aparece el Metatrón (ni más ni menos que Alan Rickman), un serafín encargado de transmitir los mensajes de Dios. Bethany recibe su misión divina con extrañeza y estupor, pero allá que va.
Para ponerle las cosas difíciles, aparece en escena el villano de la película: Azrael (Jason Lee), quien tiene sus propias deudas que saldar con Dios. Con la ayuda de unos trillizos estigios (tres demonios en forma de adolescentes jugadores de hockey) pretende detener a Bethany y dejar que Bartleby y Loki cometan, literalmente, el error más grande de la Historia de la Creación.
Pero Bethany no está sola a la hora de acometer su difícil tarea. El Metatrón le anunció que dos profetas acudirían en su ayuda: uno que hablaba por los codos y otro casi mudo.
Y aquí es donde entran Jay y Bob el Silencioso para robarse el film.
¡Di “hey”, es Jay, y el silencioso Bob!
¡No me extraña que haya visto a Jesús, el tío va a tope de yerba!.
Jay
Los traficantes más sui géneris de Nueva Jersey rondaban el vecindario de Bethany buscando a nuevos porretas a los cuales vender. Cuando la salvan de los trillizos, ella decide llevárselos consigo en su búsqueda de Bartleby y Loki.
Después de su presencia testimonial (¿lo pilláis?) en “Chasing Amy”, Jay y Bob el Silencioso adquieren un papel protagonista en “Dogma”. Suyo es el corazón de la película, y gran parte de su escatológico sentido del humor. Las risas más fuertes las provocan ellos con su grosera ingenuidad. Como en películas anteriores, siguen obsesionados por el sexo, y no tienen mucha idea de lo que está pasando a su alrededor.
Jason Mewes repite como Jay, claro, y brilla con luz propia entre un reparto espectacular. Pese a no contar con formación alguna como actor, su increíble capacidad para escupir complicadas líneas de diálogo y su don natural para la comedia le convierte en el favorito del espectador.
Bob (de nuevo, Kevin Smith) no tiene menos carisma, y se complementa con Jay a la perfección.
Además de ellos, el otro motor cómico que hace funcionar el film es el incombustible Chris Rock.
El apóstol negro, y otras figuras sagradas
Cristo me contó el secreto de la resurrección una vez. Fue en las bodas de Caná, pero me emborraché y lo olvidé.
Rufus
Mientras Bethany y los profetas conducen por la Indiana Toll Road, un hombre de raza negra cae del cielo (literalmente) frente a ellos.
Se trata del espíritu de Rufus, el apóstol número 13. Este quiere asistir a la heroína en su misión para así corregir una grave omisión en los evangelios: él mismo. Según cuenta, los cinco evangelistas eran racistas blancos que “olvidaron” mencionarlo en el Nuevo Testamento. Además, Jesucristo le debe doce pavos desde hace dos mil años.
Chris Rock está sublime en el papel, y hubiera sido el zénit humorístico de la película de no ser por el ya mencionado Jason Mewes. Su energía y particular marca de humor racial provoca grandes carcajadas. Además, el personaje sirve como exposición para ir explicando por el camino los pormenores de esta majadería de proporciones bíblicas.
Otra actriz que destaca en un papel secundario es Salma Hayek. Serendipia es una musa que sirvió de inspiración a incontables artistas a lo largo de la Historia. Cuando decidió tomar papel y boli y hacer algo por su cuenta, sin embargo, fracasó estrepitosamente, y terminó trabajando como bailarina en un bar de carretera.
Suya es la reflexión acerca del papel jugado por las mujeres en la Biblia. Fue una de ellas quien propició el pecado original, por ejemplo, o que le cortó el pelo a Sansón, o que pidió la cabeza de Juan el Bautista. «Las mujeres son representadas como mayores antagonistas que los egipcios y los romanos combinados». Y, si lo pensamos, lo cierto es que lleva algo de razón…
Serendipia explica, también, que los escritores bíblicos omitieron el pequeño detalle de que Dios es, también, una mujer. En la película es interpretado por ni más ni menos que Alanis Morissette. Suya es, de hecho, la canción de los créditos finales de la película: “Still”.
Habrá a quien todo esto le suene a herejía, pero “Dogma” tan solo cuestiona el sistema de creencias de millones de personas contando una historia de risa, sin hacer apología de nada o tomarse a sí misma en serio.
Pero si hasta aparece un monstruo todo hecho de mierda, por favor.
¿Quién puede enfadarse por eso?
El futuro
La notable actuación cómica de Jason Mewes no le pasó desapercibida al director. Incluso un actor de la talla de Matt Damon dijo que Jay se merecía una película solo para él.
Dicho y hecho. Cansado de todo el revuelo que se había montado por “Dogma”, Kevin Smith decidió que su próximo proyecto sería una comedia algo más inocua, pero no menos divertida. Así fue como empezó a trabajar en “Jay y Bob el Silencioso Contraatacan”.
Pero sobre esa peli ya os hablaremos más adelante.
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