‘Diáspora de la mujer pájaro’, la poesía gótica de Marta Castaño
Qué maravilla perderse en el bosque húmedo, oscuro e intrincado al que nos transportan los versos de Marta Castaño. Su ‘mujer pájaro’ renace en el bosque y reivindica su naturaleza salvaje. Su fuego interno se aviva con versos afilados y oscuros, a ratos ásperos y, en otras ocasiones, se sienten sin embargo como una caricia, como un arrullo de nana. Diáspora de la mujer pájaro (Versátiles Editorial) es una lectura necesaria para comenzar a escuchar con mayor atención esa ansia de libertad que reclama su presencia.
Confieso que la poesía no me atrae especialmente. Entiendo que leerla y disfrutarla requiere de un entrenamiento que no he hecho, así que me suele dejar de interesar a las pocas páginas, seguramente, como os digo, por pura ineptitud propia. De ahí que los poemarios me dejen, normalmente, bastante fría. Sin embargo, la poesía de Marta Castaño me ha cautivado y me ha reconciliado con los versos.
Un paseo por un bosque en otoño
Diáspora de la mujer pájaro (Versátiles Editorial) es un poemario breve y directo que te encantará, aunque no seas un lector o lectora habitual de poesía. Se lee de un tirón. En Diáspora de la mujer pájaro, la escritora y poeta Marta Castaño te coge de la mano y te invita a un agradable paseo por su bosque otoñal, lleno de hojarasca que cruje bajo los pies y sonidos de los misteriosos habitantes que nos acompañan en el trayecto.
Pero, en este bosque, nunca sentirás miedo, te encontrarás extraña y fascinantemente acompañada por la benevolencia de la naturaleza. Comprenderás a cada página que el bosque te acepta, poco a poco, que te respeta, que te permite habitar su inmensidad para convertirte en un elemento más del paisaje, en una sombra más, en un sonido que viaja a través del eco. No sentimos miedo, no tenemos frío. El bosque, fuerte y omnipresente, nos arropa y nos ayuda a (re)encontrarnos entre sus árboles.
Diáspora de la mujer pájaro, una poesía sincera y sin artificios
Cierto es que la poesía se está haciendo más popular. Ahora es más sencillo toparte con un recital de poesía con los proliferantes poetry slams, los micros abiertos que acogen también a poetas, e incluso los versos también encuentran un lugar de difusión en los muros de las redes sociales. Pero, cierto es también que gran parte de estas propuestas de poesía están envueltas en cierto artificio, en una poesía de ‘aquí te pillo, aquí te mato’ con la que difícilmente se consigue dejar un poso…
Nada de este artificio está en la poesía de Marta Castaño. Diáspora de la mujer pájaro parece ser su propia dispersión en el espacio, su propio viaje hacía un lugar desconocido a lomos de una poesía que crece en cada página. Un viaje hacia un espacio indeterminado en el que nos abandonamos para disfrutar del paisaje; nos dejamos guiar por ella, por las palabras que sanan. La poesía de Marta Castaño es nueva, vibrante, pero tiene el empaque de las páginas escritas por siglos. Se desprende de los disfraces del siglo XXI para mostrarse desnuda, sincera y sin artificios.
El hechizo de Marta Castaño: versos afilados y oscuros
La poesía de Marta es oscura, pero al mismo tiempo está llena de una luz cálida y amable, como un faro que alumbra y guía en la inmensidad del océano en noche cerrada. Se asoman los que pensamos que pueden ser sus referentes entre los renglones; escuchamos el eco de Edgar Allan Poe y también, tal y como escribe Alicia Louzao en el prólogo del poemario: “Marta es gótica (de las románticas) y es luminosa, en su voz hay pinceladas de Waterhouse y Millais y una delicadeza en el empleo de las palabras que es difícil de encontrar”.
La poesía de Marta Castaño nos recuerda también a las maestras anglosajonas de lo oscuro de la época victoriana (Catherine Crowe, Elizabeth Gaskell o Amelia Edwards); quizá podría ser una de ellas… La escritura de Marta Castaño se siente cómoda entre las sombras, entre los hechizos y el misterio que reina en el bosque, su bosque, que ahora también es un poquito nuestro.
También la ilustración está muy presente en este poemario, otra de las pasiones de Marta. Para ilustrar este poemario ha contado con los trazos gruesos y decididos del ilustrador y creativo Axel Jiménez.
Marta Castaño ha sido antologada en el libro Liberoamericanas: 140 poetas contemporáneas (Liberoamérica, 2018) y sus textos en prosa fueron seleccionados para la antología Diarios de encierro (Índigo editoras, 2020).
Nos despedimos con uno de sus poemas.
Invoca a la serpiente
vístete de bosque
corónate con flores de serbal
me arrastraré por la tierra
y comeré sus frutos
seré de nuevo de barro y sangre
Ilustración de portada: Amy Judd