‘Cubotes’ o cómo aprender música (casi) sin esfuerzo
Cubotes es el juego que ha revolucionado la enseñanza musical en Europa. Los Cubotes están formados por un vaso de plástico reciclado y varios dados de madera. Este sencillo sistema permite aprender de manera eficaz y divertida las notas, el orden de las alteraciones y los intervalos. Su creadora, la catalana Eva Simó, ya lo ha vendido a diferentes países europeos como Alemania, Austria, Bélgica y Suiza, y está teniendo muy buena aceptación en las escuelas de música y conservatorios.
La barcelonesa Eva Simó, profesora superior de piano y lenguaje musical, ha creado un producto que se sitúa a medio camino entre el juego y la herramienta de trabajo para los maestros de lenguaje e instrumento: se trata de los Cubotes. Compuestos por dados de madera y un vaso de plástico reciclado permiten enseñar y aprender música de manera eficaz y divertida de modo que resulte más fácil estudiar las notas, el orden de las alteraciones, los intervalos…
Cubotes: música, imaginación y creatividad
Los Cubotes están pensados para utilizarse en conservatorios y escuelas de música. El objetivo es que los alumnos y alumnas puedan trabajar una de las áreas más arduas de la música de manera atractiva y eficiente. Además, al mismo tiempo, desarrollan su imaginación y creatividad.
Gracias al boca a boca y a la promoción en redes sociales,se han ido conociendo en conservatorios de toda España e incluso se han vendido más allá de nuestras fronteras. Este éxito ha llevado a Eva Simó a crear una versión en inglés y otra en alemán.
Están disponibles en diferentes tamaños para que puedan utilizarlos personas de cualquier edad. Además, Eva ha diseñado productos adicionales que completan el kit como son las bolsas para llevar partituras, cuadernos de música, pentagramas, agendas, etc.
¿Cómo se creó Cubotes?
La idea de los Cubotes surgió mientras Eva impartía clase. Un alumno tenía problemas a la hora de imaginarse el movimiento de las notas de los acordes para colocarlos en sus diferentes inversiones. Eva dibujó en un papel tres dados, en cada uno de ellos escribió una sílaba del nombre del alumno, que por casualidad eran tres, como los acordes tríadas que estaban trabajando en ese momento. El estudiante pudo ver así las diferentes maneras en las que podía escribirse su nombre.
Algo similar ocurría con los acordes. Gracias a este pequeño juego, el alumno consiguió resolver sus dudas y aprender cómo se forman las distintas inversiones de los acordes.
Para que el aprendizaje fuera más eficaz, Eva pensó que la notas no debían estar únicamente escritas en un papel, sino que los estudiantes tenían que poder tocarlas, palparlas, dando así origen a los Cubotes. Además de trabajar los acordes, con los Cubotes se pueden realizar toda clase de ejercicios y juegos y aplicarlos a la enseñanza y el aprendizaje tanto del instrumento como del lenguaje musical.
El sueño de Eva Simó es que los Cubotes lleguen a todos los rincones del planeta. Según sus propias palabras: “se trata de una herramienta muy interesante para que los estudiantes puedan aprender música, independientemente de su nivel y del instrumento que toquen”.
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Fuente: Culturalia Comunicación