‘Cruzando el bosque’: una experiencia de miedo por Emily Carroll
Cruzando el bosque se disfrutaría mejor sentado en una buena butaca frente al fuego crepitante de una chimenea. A falta de semejantes comodidades, nos apoltronamos donde se pueda para disfrutar de la primera obra publicada de Emily Carroll.
Esta nos transporta a una atmósfera reminiscente de la literatura gótica de finales del siglo XIX, un batiburrillo con trazas de Edgar Allan Poe, Sheridan Le Fanu, o Henry James.
Un consejo: dejad, al menos, una luz encendida cuando leáis este cómic. El que avisa no es traidor.
La cuentista
Con semejante nombre, supongo que Carroll estaba destinada a escribir y dibujar cuentos de fantasmas. Su gusto por el género se hace evidente en Cruzando el bosque, así como su fecunda imaginación (deleitosamente mórbida y retorcida).
En cuanto a la narrativa, demuestra un gran dominio del ritmo, generando interés en el lector y propinándole un buen susto a cada vuelta de página. La sencillez de sus dibujos acompaña perfectamente al tono luctuoso del cómic, con influencias claras del manga de terror japonés.
Cruzando el bosque está dividido en cinco historias autoconclusivas que encandilan por su regusto a antiguo a la vez que enfrían el espinazo.
Cruzando el bosque: La casa del vecino
Un padre viudo se ve obligado a salir a cazar en una región remota, toda cubierta de nieve. Antes de hacerlo, indica a sus hijas que, si no ha vuelto en tres días, vayan a refugiarse a la casa del vecino, a pocas millas de distancia. Estas, sin embargo, desoyen su consejo.
Cada noche posterior al tercer día, un hombre alto, tocado con un sombrero negro, pasa a llevarse a una de ellas, hasta que ya solo queda la narradora del cuento. ¿Quién es el hombre del sombrero? ¿Es un hombre en absoluto?
Cruzando el bosque: La dama de las manos frías
En lo que da la impresión de ser el siglo XVIII, una jovencita es dada en matrimonio a un noble. Dicho noble posee un lujoso palacio. Su nueva esposa disfruta de todas las comodidades posibles: una amplia habitación, las mejores ropas, servidumbre, y acceso a un hermoso jardín.
Por las noches, sin embargo, se escucha una voz en el palacio, un murmullo sollozante que habla acerca de una esposa anterior… y su macabro asesinato.
Cruzando el bosque: Y la cara toda roja
La siguiente historia es una de fratricidio. En una región rural, un hombre apocado vive a la sombra de su carismático hermano.
En estas que un animal salvaje comienza a devorar el ganado del pueblo. Los dos hermanos se internan en el bosque para darle caza. Cuando lo hacen, el apocado aprovecha para asesinar a su hermano y arrojar su cuerpo a un hoyo.
Libre, por fin, de la sombra del otro, retorna al pueblo para iniciar su nueva vida. Cuál es su sorpresa al comprobar que el muerto ha vuelto y no parece recordar nada de lo sucedido.
Cruzando el bosque: Mi amiga Janna
A finales del siglo XIX, dos chicas se creen muy listas. Lo que comenzó siendo una broma ha terminado por convertirse en un negocio redondo, aun a costa de sus conciudadanos.
Y es que Janna tiene madera de actriz, y simula comunicarse con el otro mundo para ganarse un buen dinero. Su amiga es su cómplice, añadiendo verosimilitud a sus actuaciones mediante ruidos y voces.
Pasa el tiempo, sin embargo, y dicha amiga se encuentra en un brete. A Janna le sigue un espíritu, uno real. ¿Cómo decírselo sin que parezca otro número más de su pantomima?
Cruzando el bosque: El nido
El quinto y último cuento es también el más escalofriante.
Mabel es una estudiante de principios del siglo XX que se ve obligada a mudarse a casa de su hermano. Este vive con su esposa en una bonita casa en la linde (cómo no), de un bosque.
Rebecca es una cuñada amable y con ganas de agradar. Parece perfecta, hasta que Mabel repara en un pequeño detalle: al comer, cada pieza de su dentadura se mueve de forma independiente, separada de las demás. Esto, unido a otros fenómenos extraños que observa en la casa, le hacen pensar que Rebecca no es precisamente humana.
La respuesta al misterio de su extraña naturaleza parece encontrarse en una cueva, bosque adentro, en la que anidan unas criaturas semejantes a lombrices, color rojo sangre.
Un cómic de muerte
Cruzando el bosque le granjeó a su autora dos premios Eisner.
Su primera edición se lanzó el 15 de julio de 2014, y corrió a cargo de Margaret K. McElderry Books.
Posteriormente, fue traducida al castellano por la editorial Sapristi, y puede conseguirse fácilmente tanto en librerías como por internet.