‘Ciencia Fricción’ o cómo imaginar nuevas formas de vivir en la Tierra
Un virus paralizó el mundo hace más de un año y nos sacó de golpe del ensimismamiento en el que nos encontrábamos. La irrupción del coronavirus nos encaró con nuestra propia vulnerabilidad. Un golpe de realidad que confirmó la interdependencia entre los propios humanos, pero también entre los humanos y el resto de las especies que cohabitan la Tierra. En el contexto pandémico actual, el CCCB y su exposición Ciencia Fricción: Vida entre especies compañeras nos invita a reflexionar y a cuestionarnos la supremacía humana y a jugar e imaginar nuevas formas de vivir (y convivir) en este planeta herido. Abierta desde ya hasta el 28 de noviembre en Barcelona.
La simbiosis como motor de la evolución
Decía la bióloga estadounidense Lynn Margulis, referente en el campo de la evolución biológica, que “no existe ningún organismo plenamente independiente”. Y no solo lo aseguraba Margulis; existe amplia evidencia científica que confirma que toda vida en la Tierra es interdependiente. Que existen “otras historias terrestres” más allá del antropocentrismo que ha regido nuestra forma de vida.
El diálogo entre especies, la interdependencia entre el ser humano y las especies no humanas, la cooperación y la no competición y la simbiosis como motor de la evolución serán algunos de los conceptos que guiarán el apasionante viaje que nos proponen desde el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) con su última exposición: ‘Ciencia Fricción: Vida entre especies compañeras’.
Ciencia Fricción: imaginar nuevas formas de vida en una Tierra herida
En un final de curso trepidante para el CCCB con la celebración de Kosmopolis, la fiesta de la literatura amplificada y la inauguración de la exposición Marte. El espejo rojo, lejos de llegar exhaustos a junio (aún después de un año muy complejo) el CCCB arranca Ciencia Fricción: Vida entre especies compañeras, una de las exposiciones que tendrá mayor recorrido, tanto dentro como fuera de los muros del centro.
“Esta exposición se celebra en el contexto de una pandemia provocada por un virus de origen animal fruto de la alteración de los ecosistemas naturales, que ha paralizado el mundo y ha confirmado la interdependencia entre los humanos y entre los humanos y el resto de las especies que habitan el planeta”, afirma Judit Carrera, directora del CCCB. Y aunque la idea de dar forma a esta exposición fue anterior al estallido de la pandemia, es ahora cuando cobra un nuevo sentido y parece que estemos más predispuestos a reflexionar sobre la supremacía del ser humano frente a otras especies y también a imaginar nuevas formas de vida en el contexto de emergencia climática en el que nos encontramos.
Eso sí, esta exposición huye de dramatismos y teorías apocalípticas con el afán de invitarnos a reflexionar desde una perspectiva lúdica y vivencial. “Es una exposición que asume la mirada biocéntrica que, desde la ciencia, las artes y la literatura, ya acepta, no sin controversia, que toda forma de vida en la Tierra es interdependiente”, añade Judit Carrera.
Un cambio de paradigma que implica que la especie humana no es una especie excepcional y superior, sino una especie compañera más. Un cambio en el que la naturaleza ocupará su lugar y el resto de los seres vivos dejarán de estar al servicio de nuestro bienestar.
Inspirados por Lynn Margulis y Donna Haraway
Dos mujeres excepcionales, dos figuras claves en la cultura científica contemporánea, Lynn Margulis (1938-2011) y Donna Haraway, han sido las mentes inspiradoras de esta exposición. Ambas coinciden en la importancia de la simbiosis y la colaboración entre especies.
Esta exposición, comisariada por María Ptqk, se ha inspirado en la obra de la referente mundial en biología Lynn Margulis, coincidiendo además con el décimo aniversario de su muerte. Margulis, muy vinculada a Barcelona, fue una revolucionaria de las teorías de la evolución en base al concepto de ‘simbiosis’ (etimológicamente, ‘convivir’) cuestionando el principio de individualidad y excepcionalidad humanas.
Las investigaciones de Margulis entraban así en confrontación con la corriente imperante, la neodarwinista, que sostiene que los cambios evolutivos provienen de la competición y confrontación entre organismos independientes. Para Margulis, sin embargo, la cooperación es lo que define la evolución. Cualquier forma de vida, incluida la humana, está configurada por un denso entramado de bacterias, virus y otros tipos de organismos, y, por tanto, es interdependiente de otras especies.
En Ciencia Fricción, las teorías de Margulis se entrelazan con las de Donna Haraway. La pensadora coloca la propia ciencia y la ciencia ficción en un plano paralelo en el que las humanidades, las artes y las ciencias también coexisten y son interdependientes. De esta forma, Haraway nos invita a jugar con el lenguaje y a imaginar futuros posibles para establecer la hoja de ruta del aquí y el ahora. La ciencia y las humanidades se dan la mano en el aclamado discurso de Haraway que está también muy presente en esta exposición.
Ciencia Fricción: del antropocentrismo al biocentrismo
La exposición Ciencia Fricción: Vida entre especies compañeras tiene un hilo conductor claro, como decíamos, motivado por Haraway y Margulis: la necesaria transición del antropocentrismo al biocentrismo. Es decir, desde una visión del mundo centrada en lo humano, hacia otra en la que lo humano se entiende como parte de un ecosistema. Esta idea que recorre toda la exposición se muestra en cada una de las instalaciones inmersivas de realidad virtual, obras de arte, piezas cinematográficas de vanguardia, así como piezas de divulgación científica entre las que los y las visitantes podrán explorar otras realidades posibles.
En la exposición han colaborado más de 60 artistas, pensadores, científicos y científicas, activistas, filósofos y creadores de todo el mundo que se han reunido para explorar las relaciones entre especies. La exposición en el CCCB es la culminación del germen de un proyecto que nació en 2017 en el Centro de Artes Visuales Jeu de Paume de París. La muestra cuenta con la colaboración del Centre Georges Pompidou, y, tras su paso por Barcelona, tendrá una nueva vida en el Azkuna Zentroa Alhóndiga Bilbao.
Instalaciones inmersivas y vivenciales
Conectar sensorialmente con un cultivo de champiñones; conocer el sistema interno de una secuoya o descubrir cómo las plantas pueden sentir miedo o dolor, son algunas de las curiosidades fascinantes que podrás encontrar en Ciencia Fricción.
La exposición de divide en diferentes ámbitos (simbiosis; especies compañeras; redes de conciencia bioquímica; historias de los orígenes y el contrato natural) y contiene obras e instalaciones muy diversas que logran coexistir en armonía en un mismo espacio. Además, esta muestra desborda el espacio expositivo para recalar en otros puntos de la ciudad de Barcelona como Hangar, La Capella, la Escola Massana, el Konvent, La Escocesa y el CC L´Elèctric de Les Planes.
Ciencia Fricción concluye su recorrido con una reflexión sobre el movimiento por los derechos de la naturaleza. Reconocer a los ecosistemas y hábitats como entidades jurídicas ayudará a preservarlos. Este movimiento está cobrando mucha fuerza en América Latina con Ecuador como país pionero y tendrá también una importante presencia en el CCCB.
Una exposición que, como apunta Jordi Costa, jefe de exposiciones del CCCB, “no va sobre el fin del mundo sino sobre los muchos inicios”. Nos quedamos con eso.
Puedes ampliar toda la información sobre la exposición a través de este enlace. La expo estará estará disponible en el CCCB de Barcelona hasta el 28 de noviembre de 2021.