‘Persiguiendo a Amy’ (‘Chasing Amy’), de Kevin Smith: Snoochie Boochies (Parte 3)
Después de un par de (hilarantes) pataletas adolescentes, Kevin Smith comenzó a hacerse mayor rodando esta película. Llamarla una “comedia romántica” no le hace justicia. Persiguiendo a Amy (Chasing Amy (1997)), el tercer largometraje del director favorito de Nueva Jersey habla de la búsqueda de la madurez en las relaciones interpersonales, y lo hace con una gran desvergüenza y sentido del humor.
Persiguiendo a Amy: la historia tras el reparto
Antes de sentir los efectos de su primer patinazo en taquilla, Kevin Smith estaba ya trabajando en su tercera incursión cinematográfica. En esta ocasión, tuvo que luchar con la distribuidora para conseguir el reparto que deseaba. “Miramax Films” quería contar con tres actores jóvenes y pujantes de por aquel entonces: David Schiwimmer, Jon Stewart, y Drew Barrymore. El bueno de Kev, sin embargo, tenía otra idea en mente.
Logró salirse con la suya tras comprometerse a rodar la película con un presupuesto quince veces inferior al ofrecido (doscientos mil dólares en lugar de tres millones). La promesa de una película buena, bonita y (sobre todo) barata, hizo que el estudio diera su brazo a torcer, aunque fuese a regañadientes. Persiguiendo a Amy estaría protagonizada por un trío de actores todavía desconocidos para el gran público: Ben Affleck, Joey Lauren Adams, y Jason Lee, y, a la larga, se vería beneficiada enormemente por ello.
La premisa tras “Amy”
Tiempo después, Kevin Smith se refirió a esta película como un ejercicio de terapia personal. Los mismos críticos que se habían cagado en “Mallrats” dos años antes, alabaron Persiguiendo a Amy calificándola de madura. Sea o no justo tildar de esta forma cualquiera de las juveniles diatribas de Smith, lo cierto es que “Amy” fue una vuelta al estilo autorreflexivo de “Clerks”, pero ampliando un poco el prisma y sin perder un ápice de su particular sentido del humor.
Esta película suele ser una de las preferidas por los adeptos al director, y el que suscribe no es una excepción. Repleta de referencias veladas a sus otros trabajos, continúa hilvanando esa madeja que es el universo conectado de “View Askew” (la productora capitaneada por Scott Mosier y el propio Smith).
El calificativo de “comedia romántica” se le queda corto. Persiguiendo a Amy es un comentario honesto y malhablado acerca de esos pequeños complejos que arrastramos y que pueden sabotear hasta nuestras más valiosas relaciones (amorosas o de cualquier tipo). Igualmente, extiende un espejo al espectador en el que, para bien o para mal, muchos no podemos evitar vernos algo reflejados. El género cómico tiene esa virtud, relatar verdades incómodas sin tapujos, y procurando que nadie se ofusque demasiado. A fin de cuentas, estamos solo de risas…
Persiguiendo a Amy: más que colegas
Holden McNeil es un chaval de Nueva Jersey que alcanza una fama inesperada como guionista y dibujante de un cómic indie, Bluntman y Chronic. Ahí no terminan sus evidentes similitudes con el director del film. Interpretado por Ben Affleck en su primer papel protagonista, Holden ha sido criado en un entorno suburbano bastante conservador, con un buen montón de tabúes sexuales. Amable y simpático, vive con la ilusión de ser un tío abierto, cosmopolita, y no tiene ni idea de la que se le viene encima.
Banky Edwards es su mejor amigo, y el entintador del cómic. Jason Lee lo encarna de manera similar a su personaje en “Mallrats”. Cínico y reservado, Banky recela de cualquier ser humano excepto de Holden, al que ama de formas que ni él mismo acaba de explicarse. Lo sentimental no es su fuerte. Profundamente ignorante, desdeña todo aquello que no se explica, incluidas las tendencias sexuales y afectivas de otros. Aun así, hay algo de tierno en lo ofensivamente naíf que es, así como en su profundo sentido de la amistad.
La trama arranca cuando ambos acuden a una convención de aficionados al cómic en Nueva York. Ahí, un amigo de ambos les presenta a Alyssa Jones. Ella escribe y dibuja cómics también. Es alegre, divertida, y extremadamente atractiva.
Un romance torcido
Holden pierde el culo nada más conocerla. Alyssa le corresponde, y no tarda en pasar tiempo con él, compartiendo largos paseos, charlas, y momentos de asueto.
Parecen hechos el uno para el otro. El único problema es que ella tiene un pasado de lo más promiscuo. Sus últimas parejas han sido todas mujeres, y antes de ellas no fue menos experimental en el catre. En consecuencia, el chico bobo y simplón de suburbio de Nueva Jersey se siente profundamente acomplejado.
Banky no está nada contento con el rumbo que toma esa relación desde el principio. Él, al menos, es bastante sincero en su desconocimiento, y no finge ser alguien distinto de quien es: un pajero obsesionado con los cómics y las mujeres que conoce a través de revistas porno.
Holden, sin embargo, tendrá que decidir entre volver a su mundo (en el que la gente se comporta de forma previsible, respondiendo siempre a unos bien definidos cánones) o dejarse de mierdas, mostrar perspicacia, y aprender de otros seres humanos. Si no, corre el riesgo de herir a las dos personas a las que más aprecia en el mundo: su pareja y su mejor amigo.
Persiguiendo a Amy: entre risas amargas
En esta película, Kevin Smith vuelve a mostrar sus mayores virtudes como guionista, e incluso llega a superarse. Sus diálogos no pierden un ápice de actitud y ganan en potencia y belleza. Persiguiendo a Amy está repleta de momentos viscerales que golpean con la fuerza de los amores no correspondidos o, al menos, difícilmente sostenibles.
“No hay ninguna otra alma en este puto planeta que me haga ser la persona que soy contigo, y arriesgaría esta amistad por la oportunidad de elevarla al siguiente nivel. Porque hay algo entre nosotros. No lo puedes negar. Y aunque no volvamos a hablar después de esta noche, quiero que sepas, por favor, que he cambiado para siempre gracias a ti y lo que significas para mí, lo cual (y aunque la aprecie) no necesito que se me recuerde mediante la pintura de unos pájaros comprada en un bar”.
Holden McNeil
Pese a no provocar tantas carcajadas audibles como algún otro de sus trabajos, divierte y está provisto de algunos momentos de gran comedia. Dwight Ewell realiza el papel de Hooper X, el tío que presenta a los autores de “Bluntman y Chronic” a la alucinante Alyssa. Su interpretación es tan magnética como hilarante. Hooper X es un negro homosexual con inclinaciones teatrales que ejerce de pegamento entre los tres protagonistas. Si algo se echa de menos durante la película es más de él. No tenemos suficiente.
Jay y Bob el Silencioso (Jason Mewes y el propio Smith) aparecen tan solo en una escena, pero lo hacen con un petardazo. Holden se encuentra hecho polvo en una cafetería, cuando aparecen nuestros dealers preferidos. Al ver su cara larga, Jay y Bob se sientan con él. El primero comienza con su actitud lasciva y espídica de costumbre, soltando una lluvia de chistes verdes. El segundo, sin embargo, rompe a hablar por primera vez desde “Clerks” y suelta el relato que da título a la película.
Amy fue una novia de la que estuvo enamorado una vez, por lo visto. El caso es que era una chica estupenda, un encanto. Sin embargo, cuando Bob se enteró de que había tenido sexo con múltiples hombres a la vez en una pasada relación, se puso como un basilisco. No es que tuviese algún inconveniente moral con ello, simplemente se sintió avergonzado de su poca experiencia en esas lides. De modo que dejó a la chica, y de malas formas. Tiempo después se arrepintió muchísimo. Cuando quiso disculparse, ella ya había rehecho su vida, sin sitio para él. Desde entonces, cuenta Bob, se pasaba la vida, metafóricamente, yendo tras Amy (chasing Amy, en inglés).
Persiguiendo a Amy: cameos y guiños
Si uno es capaz de pasar por alto las bromas de pollas y demás incorrecciones de la película, descubrirá que está provista de un corazón inmenso y que es eso por lo que encandila.
Además, los fanáticos de los cómics encontrarán un buen número de sorpresas, como en casi todos los films de Kevin Smith. Stan Lee no hace un cameo, como en “Mallrats”, pero sí Mike Allred (dibujante de “Madman” y Bluntman and Chronic, entre otros títulos), Jimmy Palmiotti (guionista de “Harley Quinn” y entintador de Joe Quesada, por ejemplo) y Joe Quesada (artista legendario de una famosa editorial americana que no es “DC Comics”).
Smith se adentraba en su pico de forma como cineasta, hecho que confirmaría tan solo un par de años después con su cinta más polémica hasta la fecha: “Dogma (1999)”.
De esta película os hablaremos muy pronto.
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