Antidisturbios. Retrato de nuestras vergüenzas
Admito que soy un gran admirador del cine de Sorogoyen. Espero sus nuevos proyectos como agua de mayo. No fue diferente con Antidisturbios. En verano, cuando vi el teaser de la serie, supe que lo había vuelto a hacer. Que volvería a remover nuestras conciencias. A retratar nuestras vergüenzas. Después de ver la serie puedo confirmar que así fue.
Las últimas obras de Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen radiografían algunos de los momentos más tristes y vergonzosos de nuestra historia moderna.
Lo hacen directamente, como ocurre en Antidisturbios y El Reino (2018) con las corruptelas y los numerosos errores de nuestra policía y poder judicial en una y la corrupción política en otra, o indirectamente, utilizando como escenario donde mover la acción de Que Dios no perdone (2016) la desastrosa gestión de la visita del papa a Madrid en 2011.
En Antidisturbios viviremos la impotencia, contradicciones y luchas internas de una buena agente de asuntos internos y el miedo, las frustraciones, enfermedades físicas y mentales del cuerpo de antidisturbios. La serie tiene la capacidad de hacernos sentir el estado de sus personajes, obligándonos a analizar sus acciones haciendo un ejercicio de empatía que algunas veces puede resultar muy duro. La serie, en cambio, no juzga. Solo muestra. Pero de qué forma.
Antidisturbios, más real que la vida.
Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen no han escrito personajes, escribieron ‘personas’.
Los personajes hablan como deberían hablar, sienten lo que deberían sentir, son más únicos y llenos de particularidades que yo mismo comparándome con un vecino. Lo que han escrito es realmente increíble. Tiene tanta verdad, es tan real lo que cuentan y como lo cuentan que apabulla.
Me recuerda al cine de los hermanos Dardenne, y especialmente a películas como La vida de Adèle (2013), Sauvage (2018) o la miniserie The Virtues.
En esas tres obras encontramos mucha cámara en mano, mucha verdad y unas interpretaciones difíciles de superar y olvidar. Los ingredientes con los que se cocinó Antidisturbios.
En el reparto de la serie repiten Alfonso Bassave y Mónica López en papeles secundarios, como ocurrió en Que Dios nos perdone. Como protagonistas, tenemos, en el grupo de los antidisturbios, a monstruos como Hovik Keuchkerian y Roberto del Álamo, ofreciéndonos dos de las mejores interpretaciones de sus carreras. A Raúl Arévalo, con un personaje conflictuado al que borda y a Álex García, Patrick Criado y Raúl Prieto. Los dos primeros en su mejor interpretación hasta la fecha, y Prieto, al buen nivel al que nos tiene acostumbrados.
Pero quien se lleva la palma es la balear, Vicky Luengo. Ella es la protagonista absoluta de la serie, la obcecada agente de asuntos internos a la que acompañaremos durante los 6 episodios.
El trabajo de Vicky Luengo es para analizar aparte, su nivel de relajación, su trabajo corporal, lo enfocada que está en todas las escenas, su nivel de escucha… No es normal. Hablamos de una interpretación hiper realista, como compone a su personaje es como ver un cuadro de Antonio López. Es pura vida. No puede haber más verdad. Como decía antes, a la altura de Adèle Exarchopoulus, Félix Maritaud o Stephen Graham.
La cámara de Sorogoyen se mueve con una libertad brutal. Los ángulos de sus planos muchas veces se alejan de lo convencional mostrándonos la acción desde lugares muy cercanos a los personajes, lo que consigue hacernos aún más partícipes de la historia. Sin duda su forma de rodar es lo suficientemente característica como para darnos cuenta cuando algún episodio de la serie no está dirigido por él.
El montaje tiene un ritmo frenético, te deja pegado al lugar en el que estás sentado. La banda sonora la compone Olivier Arson. El músico trabaja con Sorogoyen desde sus inicios, siempre creando composiciones arriesgadas y perfectas para la historia que acompañan. Aquí lo vuelve a hacer, para mí más acertado que nunca, si eso era posible. La música desgarra tanto como lo que sentimos al ver la serie.
En definitiva, se habla mucho de si Antidisturbios es la serie del año, de rankings, de posiciones… Nosotros preferimos decir que la serie ha marcado un punto de inflexión en la ficción española. Un lugar que tomar de referencia para las nuevas ficciones serializadas que se harán. Al menos eso nos gustaría en Las Furias Cultural Magazine.
Saludos Furiosos.