‘Annette’: ¿Es tan buena película como dicen?
Este fin de semana se estrenó en salas españolas, Annette, la nueva película del genio cinematográfico, Leos Carax. Nueve años más tarde del estreno de su obra maestra, Holy Motors, Carax nos sorprende con una de sus películas más narrativas y accesibles para el público que no esté acostumbrado a su obra.
Esta afirmación puede asustar a los seguidores de Carax, porque piensen que se ha vendido al mainstream y ha dejado de ser el magnífico autor que esperan. Nada más lejos de la realidad. Annette es otra de su grandes obras. Una de sus mejores películas. No llega a la altura de su Holy Motors (ahí puso el techo demasiado alto, incluso para él) pero es una película que, como Motors, demuestra lo que es el CINE, así, en mayúsculas.
¿Es Annette tan buena cómo dicen? Sí. Puede que más. Annette es una de las tres mejores películas que se podrán ver este año.
Aviso de que el artículo puede estar cargado de más de un SPOILER.
Carax, Sparks y la música
Que a Leos Carax le gusta el musical es algo que no debería sorprender a nadie. Inolvidable es el segmento musical protagonizado por Kylie Minogue en Holy Motors.
Annette es una ópera rock de Sparks. Quien espere encontrarse con musicales a lo West Side Story o Los Miserables quizá se lleve una decepción, o quizá no, a lo mejor le descubre un tipo de musical que le guste tanto o más que estos otros.
Annette se acerca más a películas como El fantasma del paraíso, Rocky Horror Picture Show, Repo! The Genetic Opera, Lisztomania o Bailar en la oscuridad.
Su música, letras y guion corren a cargo del dúo, Sparks. Su particular forma de entender la música encuentra en Carax la pareja de baile perfecta. La música de Sparks, desde sus orígenes en los 70, nunca ha dejado indiferente a nadie. Los hermanos Ron y Russell Mael con su sonido electrónico y operístico influenciaron a grupos como Queen, Björk o Devo. Tampoco debemos de olvidar su performántica puesta en escena, entre divertida y perturbadora.
Annette tiene mucho de eso. Puede que si pusiéramos esos adjetivos en una balanza, pese más el de perturbadora, pero la película comienza con la divertida So May We Start. Una canción en la que aparece todo el reparto de la película, los hermanos Mael, Leos Carax y su hija Nastya.
Esa canción en la que todos aparecen con su imagen pública y sin caracterizar será la que de paso a la ficción.
Marion Cotillard, Adam Driver y la familia
Annette tiene un componente familiar muy interesante. Carax le dedica la película a su hija Nastya y de alguna manera, es la forma que tiene Leos de decirle a su hija algo que sería muy duro y difícil decir con palabras. De eso hablaremos más adelante.
Annette está protagonizada por Marion Cotillard y Adam Driver. La primera interpreta a una exitosa soprano y Driver interpreta a un incisivo e irreverente comediante de stand up.
La película nos cuenta la historia de amor entre Ann (Cotillard) y Henry (Driver). Ann es una chica tranquila y sensible, que cultiva su mundo interior en vez de externalizar sus emociones, miedos e inquietudes. Henry, en cambio, es más bien todo lo contrario.
Su espectáculo teatral se titula “El mono de dios”. Esa es la forma que tiene Carax de mostrarnos al personaje de Adam Driver. El hombre. El mono que creó dios.
No nos olvidemos del final de Holy Motors, en el que su protagonista, interpretado por el tremendo Denis Lavant, vuelve a su casa en la que le espera su familia de primates. No es la primera vez en que Carax nos ve aún como simios.
Henry es un personaje corpulento. Violento, que come plátanos antes de salir a actuar.
A Ann sin embargo la vemos comer manzanas. ¿Casualidad? Ella es un personaje que se acabará convirtiendo en una Furia mitológica decidida a vengarse de las malas acciones del hombre. De Henry.
La historia de amor de estos dos artistas se convertirá en una tragedia que inevitablemente afectará a la vida de su hija Annette.
Annette, poesía visual
La historia es así de sencilla, o complicada, según se mire. ¿Desde cuando el amor ha sido algo sencillo? ¿O fácil?
La película nos hace ser testigos de como la envidia y el ego en manos de un sociópata pueden ser un arma muy peligroso. Convierten a Henry en un hombre inseguro con el único aliciente de conseguir el éxito, la fama y dinero. Un hombre que para conseguirlo hace lo que haga falta.
Todo ocurre cuando él deja de triunfar y en cambio su pareja Ann, no deja de sumar éxitos. A partir de ahí, Henry deja salir al monstruo que ya nos hizo intuir antes Carax con su cámara.
Cuando empezamos a ver los primeros días de noviazgo entre Ann y Henry, en algunas escenas, aparecen las manos de Henry en primer término de forma amenazante. Son el preámbulo de una abrazo o unas cosquillas. Pero el aparecer antes las manos encorvadas como antesala a la acción a realizar, es bastante perturbador y nos da pistas del monstruo que veremos más adelante.
Annette es un prodigio audiovisual, Leos Carax es de esos pocos directores, que utiliza el cine para unir de forma maestra el resto de las artes. Juega con la imagen como si aún fuera un niño descubriendo trucos y opciones creativas de su juguete favorito. Da gusto ver una película que se toma en serio. Que disfruta de su variedad de lenguajes, géneros y formas. Carax muestra una vez más que no todo está hecho ni escrito en el cine.
Escenas sexuales nunca vistas de esta forma, el nacimiento de Annette o el surrealismo y onirismo de sus imágenes son un buen motivo para acercarse al cine a disfrutar de esta película.
Queridos y maravillosos actores
Marion Cotillard y Adam Driver están soberbios. Además de cantar en vivo y aprobar con nota, interpretan a sus personajes de una forma espectacular.
Ella consigue transmitir con su cuerpo y su maravillosa voz todo lo que siente su personaje. Sus dudas, emociones y sentimientos se pueden ver en la mirada de Cotillard. Convierte a su personaje poco a poco en una presencia celestial más que un personaje humano. Su personaje en la ópera parece poseer a la Ann de la calle, resultando una diva hipnótica.
El Henry McHenry de Adam Driver es quizá uno de sus mejores personajes. De las capacidades interpretativas y vocales de Cotillard no teníamos dudas, pero con su particular voz, Driver demuestra no estar lejos de su compañera en talento vocal.
Su interpretación es brutal. Cuando actúa en el teatro tiene una presencia escénica enorme. A nivel corporal es una interpretación muy complicada y él está maravilloso. A nivel emocional no es menos difícil, pero sí es cierto, que, por suerte, hemos podido ver a Adam Driver interpretando graves conflictos emocionales en otras películas.
Simon Helberg aparece poco, pero su escena como director de orquesta no me la puedo quitar de la cabeza.
Annette, una oda a la libertad
En conclusión, podríamos decir sin equivocarnos que Annette es una cinta tan maravillosa como su capacidad para polarizar la opinión sobre ella.
Me gustó el detalle de que Leos Carax volviera a incluir en esta película la escena final del film The Crowd de King Vidor, así como lo hizo, allí con más fortuna que esta vez, en el comienzo de Holy Motors.
Annette es una película libre. Tan libre como lo acaba siendo Annette, una niña que siempre fue la marioneta de sus padres. Quizá esa sea la disculpa que Carax le quiera hacer a su hija. Puede que los egos del propio Carax y la actriz Yekaterina, difunta madre de Nastya, la hicieran sentir así en algún momento de su vida. Quién sabe.
Sea como sea, hay que celebrar que un director como Carax nos haya regalado una nueva película. Los estrenos de directores como él, Lynch, Noé o Guy Maddin deberían ser todo un acontecimiento.
Saludos furiosos.